lunes, 14 de febrero de 2011

Leda and the swan




domingo, 13 de febrero de 2011

reducción de deuda sin defecto

Reducción de la deuda sin defecto?
Daniel Gros Thomas Mayer
11 de febrero 2011

Es casi un año desde que los comentaristas comenzaron a sugerir la idea de un Fondo Monetario Europeo. Esta columna, por dos de los principales defensores, argumenta que desde entonces la zona euro ha creado un mecanismo de financiación de emergencia, pero no un Fondo. Los líderes europeos deben adoptar urgentemente medidas para la creación de un mecanismo creíble que pueda hacer frente a los países excesivamente endeudados.

En esta columna se propone un enfoque de dos pasos de mercado para la reducción de la deuda. El paso a paso se presenta a los lectores a toda prisa, la justificación y la discusión sigue.
Paso 1) El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF) se ofrecen los titulares de la deuda de un cambio en el papel EFSF al precio de mercado antes de la entrada del país que en el programa financiado por EFSF. La oferta será válida durante 90 días. Los bancos se verían obligados en el contexto de las pruebas de estrés continuo a escribir incluso su cartera de inversión y por lo tanto tienen un incentivo para aceptar la oferta. El BCE se espera que participen en el intercambio y cierre su programa de compras de bonos del gobierno en dificultades (para más información sobre este tema véase también Manasse 2011 ).
Paso 2) Una vez que el EFSF ha adquirido la mayoría griega, irlandesa, portuguesa y de la deuda, sería evaluar la sostenibilidad de la deuda país por país.
Si el descuento del precio de mercado en el que adquirió los bonos es suficiente para garantizar la sostenibilidad, la EFSF anotará el valor nominal de sus créditos a esta cantidad siempre que el país está de acuerdo con las medidas de ajuste adicionales (y en algunos casos la venta de activos).
Si en un escenario central de este descuento no es suficiente para garantizar la sostenibilidad a continuación, la EFSF podría aceptar una tasa de interés más baja, pero con órdenes de PIB para participar en la boca.
Una condición clave para este enfoque para restaurar el acceso a los mercados de capital privado es que las reivindicaciones EFSF no son superiores al resto de los tenedores de bonos privados y cualquier nueva. apoyo EFSF debe ser similar a una inyección de capital en el país.
Mientras que el EFSF se concentra en el intercambio de la población de los bonos del FMI podría financiar el déficit restante de la forma habitual con la financiación puente para el déficit restante hasta que el ajuste fiscal se ha completado. El BCE, por supuesto, detener de inmediato su "Programa de Mercado de Valores", ya que perdería su principal justificación.
Un puente hacia el futuro

Hace un año que argumentó que la zona euro necesita un "Fondo Monetario Europeo" ( Gros y Mayer, 2010 ). Mientras tanto, la zona euro ha creado un mecanismo de financiación de emergencia, pero todavía no es un "Fondo". políticos europeos parecen ser reacios a comprometerse a una innovación institucional importante. Sin embargo, creemos que el compromiso de poner en marcha un mecanismo creíble para hacer frente a los países más endeudados es ahora una necesidad urgente. Por supuesto, las principales innovaciones institucionales llevará tiempo. Por lo tanto, para abordar las cuestiones urgentes de inmediato, se propone un esquema basado en el mercado para lograr una reducción sustancial de la deuda de los prestatarios soberanos más dificultades. Este sistema podría servir como un puente hacia la nueva arquitectura de la UEM a partir de las condiciones actuales, donde la combinación de un sistema bancario débil y agudos problemas de solvencia soberana crea tensiones que requieren más fondos públicos de la historia.
Dentro de la configuración actual, un conjunto integrado de medidas es posible y se debe tomar de inmediato para reducir la incertidumbre y restaurar condiciones ordenadas en el mercado:
Todos los países bajo la presión financiera severa, por lo que los mercados el precio de una alta probabilidad de incumplimiento, debe ir bajo el paraguas de la seguridad de la zona euro. Es muy probable que este grupo estaría integrado por Grecia e Irlanda, que ya están recibiendo ayuda, así como de Portugal, que está cerca de ser separado de la financiación de mercado.
Todos los demás países tendría que adoptar políticas creíbles para el éxito del ajuste de modo que conserven el acceso a la financiación de mercado. En la actualidad, el siguiente país en sufrir la línea de una falta de confianza en el mercado es España. La mayoría de los economistas, entre ellos los autores presentes, que los temores del mercado respecto de la insolvencia en España, como muy exagerada. España tiene una relación de deuda pública relativamente baja, manejables los problemas del sector bancario (limitado únicamente a los ahorros y el segmento de préstamos) y una economía de base amplia con un potencial de crecimiento sólido. Reformas para aumentar la flexibilidad en el mercado laboral, la reestructuración del sector bancario y la consolidación de las finanzas de los gobiernos regionales y el sistema de pensiones sería recorrer un largo camino para tranquilizar a los inversionistas de la solvencia del sector público. pasos importantes en la dirección correcta ya se han tomado en los tres frentes, pero más se podía hacer. Y, más importante, queda mucho por hacer para restaurar la confianza en el mercado para que España no se enfrenta el mismo problema que Irlanda (pérdidas siempre crecientes en el sistema bancario).
El EFSF debe ofrecer a cambio de la deuda de los países bajo el paraguas de seguridad en contra de sus propias obligaciones en el precio de mercado antes de que los países están bajo el paraguas. El intercambio lo que sería diferente de una compra en el mercado, que en un mercado estrecho podría impulsar los precios rápidamente y por lo tanto permiten un ahorro poco.
Cuando el canje de deuda se ha completado, el EFSF sería negociar con el país deudor una reducción en el valor nominal de la deuda en contra de un esfuerzo de ajuste adicional. La reducción de la deuda podría ser igual al descuento pagado por el EFSF, lo que implica ningún costo directo para los países miembros de la zona euro (pero por supuesto que estaría tomando un riesgo).
Problemas con la aplicación
Descuento: Si se asume un plazo promedio de vencimiento de los bonos de Grecia, Irlanda y Portugal de unos cinco a siete años, un cupón promedio de 4,5% y un rendimiento al vencimiento de 8%, el promedio implícita corte de pelo a precios por el mercado parece estar entre 20% -25% (algo más alta de Grecia, pero menor de Portugal). Dado que el total de la deuda pública pendiente de estos países en las cantidades nominales de alrededor de € 650 mil millones, los inversores tendrían que cancelar alrededor de € 130 000 000 000 a € 160 millones, lo que representaría alrededor del 10% de la base de capital total de la banca europea sistema si se supone que las tres cuartas partes de la deuda de estos países está en manos de los bancos.
Riesgo para EFSF: El EFSF (o más bien los estados miembro de la zona euro) pueden resultar con una exposición de unos € 490 000 000 000 a € 520 000 000 000. Este es un grande, pero no la carga de riesgo intolerable para los países en la zona del euro. Si se asume como un caso más desfavorable que el valor fundamental de la deuda griega, irlandesa, portuguesa y es sólo el 60% de su PIB (o alrededor de € 340 000 000 000), los países de pérdida máxima zona euro podría sufrir sería de alrededor de € 180 mil millones. Tomando este riesgo, sin duda, sería doloroso, pero, en una exposición de poco más de 1,5% del PIB de la zona euro, se debe considerar un precio aceptable a pagar por la estabilización de la zona del euro (o más bien sus mercados financieros).
de deuda del Banco: Cuando la deuda bancaria se convierte en deuda pública, los activos de los bancos también se convierten en activos públicos. Sea o no rescates bancarios de la deuda pública aumento es fundamentalmente una cuestión de la calidad de los activos en los libros del sistema bancario. Este es un punto clave para España e Irlanda, cuya experiencia ha demostrado que la calidad de los activos se deteriora rápidamente (o, simplemente, se calculó mal desde el principio). Por esta razón se recomienda un amplio programa de venta de activos para Irlanda y España para tranquilizar a los inversores en este punto. Los gobiernos y los bancos en dificultades por lo general se aferran a la ilusión de que el verdadero valor de sus activos es mucho más alta y se resisten a la venta de activos con el argumento de que una "venta de fuego" no les permite darse cuenta de esta "verdad", el valor a largo plazo . Sin embargo, será muy importante para permitir que mayor número posible de inversionistas extranjeros para llevar a cabo una diligencia debida de estos activos para que puedan formarse su propia opinión. El mercado va a confiar en los resultados de dicho proceso mucho más que los números en constante cambio que los reguladores y auditores ponen en los balances de los bancos con problemas en Irlanda y España.
La deuda externa: La deuda pública que se debe a residentes en el país puede, en principio, siempre sirve, ya que representa sólo una transferencia dentro de la sociedad, y podría ser financiado, por ejemplo, a través de un impuesto sobre el capital de los depósitos u otros activos tangibles (de residentes). El punto clave aquí es que para algunos países la sostenibilidad externa no debe ser un problema, aun cuando su deuda pública es muy grande. En realidad, sólo para Grecia y Portugal hace nuestra medida preferida de la deuda externa (la cuenta corriente acumulada) superior al 60% del PIB. Para Grecia la deuda externa neta es aproximadamente igual a cuatro quintas partes de la deuda pública neta del país. Para la deuda exterior de Portugal es de aproximadamente 30% mayor que la deuda pública. Pero el caso de Irlanda la mayor parte de la deuda interna ya que la deuda externa del país es sólo una quinta parte de la deuda pública. Esto implica que el cálculo aproximado hecho por encima del riesgo asumido por los países de la eurozona como acreedores de la post-canje de deuda pública de los tres países representa, en todo caso, un límite superior del riesgo asumido por el EFSF.
Las necesidades de financiación: Financiación de este canje de deuda que requeriría un aumento en el tamaño de la EFSF, aunque en principio los recursos ya comprometidos ascienden a € 560 000 000 000 título de financiación (de la EFSF € 440 mil millones, más el EFSM de € 60 millones más € la 60 mil millones ya asignados para los créditos bilaterales a Grecia), lo cual sería suficiente para cubrir los tres países (es decir, suficiente para adquirir el 100% de la deuda pública pendiente en el descuento medio mencionado anteriormente).
Antigüedad: El objetivo último de cualquier sistema de reducción de la deuda es permitir al deudor a recuperar el acceso a los mercados de capitales. Teniendo en cuenta que Portugal, Irlanda y Grecia todavía tienen una elevada deuda pública después de cualquier reducción basada en el mercado, esto será posible sólo si los países socios de la zona euro están dispuestos a asumir el mismo riesgo que los acreedores privados. Si los créditos oficiales se hicieron mayores, el costo promedio de la deuda para el país deudor en cuestión no se cayera cuando recibe financiamiento oficial, ya que habrá un correspondiente aumento en el costo de la financiación privada.
¿Sería suficiente?

Nuestros cálculos muestran que un país como Grecia podría vivir con una deuda-PIB de alrededor del 120% del PIB, y un índice de tendencia de crecimiento bastante bajo del PIB nominal (por ejemplo 3%), siempre que la tasa de interés no está muy por encima de 4 %. En este caso, el incluso un superávit primario de "sólo" un 4% del PIB (conseguidos por Grecia en el pasado y por debajo de lo que se ha mantenido por los países de la UE con fuertes ajustes fiscales, vea Alcidi y Gros 2010) enviaría deuda / PIB en una tendencia decreciente.
Retención de responsabilidad limitada

Después de haber tratado la situación de emergencia, una arquitectura de la zona euro nuevo se puede construir, que consagra las lecciones aprendidas de la crisis actual. Lo que se necesita en nuestra opinión es un paso más hacia la integración económica y algunas de distribución de riesgos de los países de la zona euro, mientras que aún conserva el carácter de la zona euro como una "sociedad de responsabilidad limitada". Nuestra propuesta de un Fondo Monetario Europeo hizo hace un año se ajustan a este proyecto de ley.
recompra de deuda se han analizado, y desestimar el recurso en la literatura se le solicite por el prolongado a cabo los países menos adelantados (como se les llamaba entonces) crisis de la deuda de la década de 1980 (véase Bulow y Rogoff 1988 y Krugman, 1988). Somos conscientes de los argumentos básicos de esta literatura, que supone tanto que los mercados de evaluar las probabilidades de impago correctamente y que el financiamiento oficial es de alto nivel. En nuestra propuesta la segunda no sería el caso. Si el mercado es derecho de la UE (o más bien la EFSF), lo que habría tomado un riesgo (aunque limitada según lo calculado anteriormente). Hay también una cuestión de coherencia - todas las instituciones europeas implicadas (Comisión, Consejo, EFSF y el BCE) insisten en que la probabilidad de que el programa de ajuste en Grecia no es cero. Si esto es así no hay razón para cobrar una prima de riesgo adicional.
Sólo el futuro dirá si las expectativas del mercado están equivocados. En el período previo a la unión monetaria a los escépticos en el mercado se demuestre lo contrario. Pero también hay que admitir que en el caso de Grecia sería la tercera vez, después de su adhesión a la UE contra la opinión de la Comisión y su entrada en la zona del euro con cuestionables las finanzas públicas, que el país se ha dado el beneficio de la duda.
Referencias y lecturas recomendadas

Alcidi, C y D, Gros (2010), "La experiencia europea con grandes ajustes fiscales ", CEPS Comentario.
Borensztein, Eduardo y Paolo Mauro (2002), "Reviviendo el caso de bonos indexados al PIB", la política del FMI documento de debate, PDP/02/10, el FMI, de septiembre.
Buchheit, Lee y Mitú Guti (2010), "la manera de reestructurar la deuda griega", mimeo.
Bulow, J y K Rogoff (1988), "El despilfarro de recompra", Brookings Papers de la Actividad Económica, Instituto Brookings.
De Grauwe, Pablo (2011), " A menos sancionar, un enfoque más indulgente a la crisis de la deuda en la zona del euro ", CEPS Política Informes 230.
Eichengreen, Barry (2010), " paquete de rescate de Irlanda: los Desastres de Irlanda, mal presagio para la zona euro ", VoxEU.org, 3 de diciembre.
Gros, Daniel (2010a), " Todos juntos ahora? Argumentos para una-bang gran solución para los problemas de la zona euro ", VoxEU.org, 5 de diciembre.
Gros, Daniel (2010b), " El enigma de antigüedad: a los países en libertad bajo fianza, pero en libertad bajo fianza, a corto plazo, los acreedores privados? ", VoxEU.org, 5 de diciembre.
Gros, Daniel (2010C), "Las dificultades de ajuste en el Club de GIPSY", CEPS documento de trabajo N º 326.
Gros, Daniel y Thomas Mayer (2010), " Cómo tratar con cesación de pagos en Europa: hacia una Euro (Europea) del Fondo Monetario ", VoxEU.org, 15 de marzo y Política Breve CEPS, 11 de mayo.
Gros, Daniel y Thomas Mayer (2011), "reducción de la deuda sin defecto?", N ° 233 Resumen de Política, CEPS, Bruselas 11 de mayo.
Krugman, Paul (1988), basada en la reducción de la deuda, planes de mercado , NBER Working Paper 2587.
Manasse, Paolo (2011), " unilateral de reestructuración, recompra y swaps en euros: un ejemplo ", VoxEU.org, 5 de febrero.
Miyamajima, Ken (2006), en caliente para evaluar Vinculado Warrants-PIB: Capacidad de Pago y Precio , Libro de Trabajo 06/85, del FMI.

Este artículo puede ser reproducido citando la fuente apropiada. Ver Derecho de Autor (a continuación).

la guerra del euro

La guerra del euro no tendrá lugar (ARI)
Juan Ignacio Crespo
ARI 29/2011 - 09/02/2011
Tema: La presión que los mercados están ejerciendo sobre la zona euro está impulsando el proceso de integración europea.
Resumen: La agitada vida que los mercados dieron a la zona euro durante el año 2010 podría reavivarse en algún momento de 2011, aunque es poco probable que eso ponga en peligro la existencia de la moneda única. No debe confundirse debilidad del euro o amenazas a su integridad con peligro de extinción. Tampoco hay que concluir que un año agitado haya impedido el avance en la construcción europea. Todo lo contrario: por ahora no ha hecho más que impulsarla.

Análisis: Hace justo un año que la estructura de la zona euro comenzó a temblar: se habría de pasar temblando casi todo 2010. Finalizando ya el año, e impresionados por un terremoto de semejante magnitud, hay quienes concluyeron que la construcción europea llevaba 10 años sin avanzar nada. ¡Lástima! Bajo su radar se había colado una gran transformación: en menos de 12 meses había nacido un embrión de agencia de deuda europea que, bajo el nombre de Fondo Europeo de Estabilidad Financiera o European Financial Stabilty Facility (EFSF), podía endeudarse por una cantidad de hasta 440.000 millones de euros. Por no hablar del primer gran ejercicio de ayuda intra-europea frente a la adversidad que fue el rescate de Grecia primero y de Irlanda más tarde. O el que el Banco Central Europeo se decidiera a comprar en el mercado secundario (donde cotizan las emisiones de deuda ya en circulación) bonos emitidos por el sector público de los países más débiles de la eurozona.

Si a todo eso le añadimos que en mitad de la tormenta se mantuvieron abiertas las líneas de comunicación entre los gobiernos más directamente afectados y la Comisión Europea, se superaron los malentendidos y las declaraciones desafortunadas, se efectuaron reformas que –para bien o para mal– avanzaban en la coordinación de las políticas o se estableció claramente el principio de que hablar del Euro es hablar del proyecto europeo (y todo ello entre marzo y diciembre de 2010), la conclusión es bastante evidente: el saldo de la crisis, por lo que a las instituciones se refiere, resulta, por ahora, extremadamente positivo. Y más si se recuerda que durante buena parte del año 2010 la opinión que parecía prevalecer era la de que se acercaba otra recesión, lo que haría double dip en EEUU, que existía un peligro agudo de deflación y que Alemania ya no estaba interesada en el proyecto europeo, lo que alentaba la sensación de sálvese quien pueda.

La guerra del euro “n’ aura pas lieu”
Una de las confusiones más comunes a lo largo del año 2010 fue la que identificaba la “debilidad del euro” con la “crisis del euro” (y la que, a su vez, confundía ésta con la amenaza a la “integridad del euro”).

Sin embargo, sin más que mirar la evolución de la moneda común desde su creación en enero de 1999, podía identificarse un período que va desde ese momento hasta comienzos de 2004 (es decir, un período de cinco años completos, que representan el 41% de su existencia) en el que el euro había estado mucho más débil frente al dólar de lo que lo estuvo en ningún momento de 2010.

Lo que se consideraban “ataques contra el euro” no eran más que oleadas de ventas de los bonos y obligaciones denominados en euros emitidos por los Estados de la euro zona que en ese momento estaban con un mayor nivel de deuda expresado como porcentaje de su PIB; o con déficits públicos imposibles de mantener por más tiempo; o con problemas de crecimiento económico que hacían surgir la duda sobre la generación de recursos para pagar la deuda. En una segunda fase, las dudas se centrarían en la solvencia de los sistemas bancarios de alguno de esos países. Entretanto, la cotización del euro frente al dólar se movió en el mismo intervalo en el que había cotizado de 2004 a 2009.

La comunicación en dos velocidades
Durante el año 2010 se volvió a utilizar una expresión propia de la mitad de la década de los 90: la de la euro zona de dos velocidades con la que tradicionalmente se suele oponer el núcleo y la periferia. Coincidiendo con ello, lo que se estaba desplegando era un proceso de doble velocidad que oponía a políticos y medios de comunicación: los primeros con su ritmo consustancialmente lento en la toma de decisiones y los segundos con la velocidad vertiginosa a que les fuerza el intento de tener cosas interesantes que comunicar a sus lectores (algo que, si en el pasado y para los periódicos era una tensión diaria, y para las televisiones intra-diaria, en la actualidad se ha transformado para todos en tensión on-line o permanente). Esto hace que ese ritmo pausado y lento que exigen la deliberación y la toma de decisiones parezca una falta de proyecto, cuando no incompetencia o desidia.

Y es que ese ritmo acelerado que los medios de comunicación tan bien reflejan, no es solo emanación de su propia necesidad de mantener la atención de lectores, espectadores o internautas, sino que es reflejo de la velocidad con que los acontecimientos se suceden en los mercados de capitales, donde los últimos desarrollos tecnológicos han permitido reducir fuertemente la latencia de los sistemas y conseguir el trading o compraventa instantánea.

El abismo puede esperar
Sin negar que en ocasiones pueda haber una dosis de cada uno de los defectos que imaginarse pueda, lo cierto es que las decisiones por parte de los gobiernos europeos se han ido tomando en los momentos adecuados; casi siempre, al borde del abismo, aunque con la conciencia de que si los acuerdos no se hubieran alcanzado en cada una de esas ocasiones, habría habido una cumbre posterior (también al borde del abismo) en la que sí se hubiera conseguido el objetivo.

Es verdad que con cada nuevo aplazamiento de las decisiones adecuadas se complicaba más la solución del problema y se encarecía le deuda que habría de emitir cada uno de los países afectados, pero también es cierto que los cambios no suelen producirse hasta que las cosas están maduras y que las viejas estructuras no suelen desaparecer hasta que se hace evidente cuáles serán las nuevas. Sin olvidar que el retraso en la toma de alguna de las decisiones fue también una manera, buscada o no, de hacer ver a los gobiernos de los países con problemas cuáles eran las medidas que tenían que adoptar, por lo que ese retraso terminaba por convertirse en uno de los parámetros de la ecuación que había que resolver.

Aunque la crisis comenzó en los primeros días de febrero de 2010 (cuando se produce la primera caída significativa de las Bolsas europeas), los momentos más agudos se dieron a finales de abril y principios de mayo (con el cuádruple efecto de que se rescatara a Grecia, se creara el EFSF, el BCE iniciara la compra de deuda pública y se forzara al gobierno español a realizar ajustes en el gasto público) y a finales de noviembre (rescate de Irlanda). Pasaron, pues, tres meses entre el planteamiento claro de los problemas y su primer desenlace y casi siete meses más hasta que Irlanda fue rescatada.

Es curioso constatar que ese ritmo con el que la crisis de 2010 alcanzó sus dos momentos de apogeo recuerda extraordinariamente el calendario de la crisis del sistema monetario europeo (SME) en 1992-1993. Entonces, los temblores se iniciaron con motivo del rechazo en referéndum del Tratado de Maastricht por Dinamarca (junio de 1992) y alcanzaron su primer rapto de paroxismo en septiembre del mismo año (tres meses después) cuando el Reino Unido e Italia abandonaron el SME y se produjo una devaluación de la peseta y otras monedas. Después, tras unos meses de relativa calma, vendría otro nuevo brote agudo de inestabilidad en abril-mayo de 1993 (siete meses después) que culminó, entre otras cosas, con dos devaluaciones sucesivas de la peseta y una intensa sensación de caos que la coincidencia con una campaña para las elecciones generales no hacía más que intensificar.

Tres meses después (agosto de 1993) vino aún un momento menos espectacular pero en realidad más crítico: nuevas devaluaciones y la ampliación de las bandas de oscilación para la cotización cruzada de las monedas del SME (hasta alcanzar un margen del 15% en algunos casos). Ni que decir tiene que en ese momento se entonaron los cantos funerales del SME y se dio por liquidado el proyecto. Sin embargo, ¡ale hop!, poco más de cinco años después nacía el Euro como culminación de ese proyecto.

Ahora, y tras ver el paralelismo entre lo que ha sucedido recientemente y lo que pasó entre junio de 1992 y mayo de 1993, solo queda preguntarse si el paralelismo va a ser completo y si a la crisis de la euro zona le queda aún por pasar una gran prueba en la que todo estará “al borde del abismo” de nuevo y tras la que el gran proyecto europeo quedará desahuciado y afianzado a la vez. Y si los ritmos del calendario serán de nuevo los mismos, lo que situaría ese rebrote a tres meses del anterior, es decir alrededor de marzo de este año.

A un gran proyecto federal corresponde un Tesoro único
Sin recurrir al leguaje tremendo-colorista que tan bien ridiculizaron algunos de nuestros clásicos (ya fueran el objeto de sus invectivas culteranos o románticos) en lo que sí parece que hay acuerdo es en que estamos asistiendo a la gran prueba de fuego del proyecto de la moneda única y del propio proyecto de unión europea. Y, como en todas las pruebas de fuego, una alternativa fértil puede consistir en iniciar una huída hacia delante que acelere los procesos y culmine alcanzando unos objetivos que hasta poco parecían imposibles.

Eso es lo que parece haber ocurrido con la euro zona hasta ahora y eso es lo que podría seguir sucediendo. Al menos las bases para una aceleración de los procesos están puestas, basadas en principios que la práctica ha convertido en guías:

Dinero por soberanía. No es la primera vez en la historia, ni será la última, que en situaciones complicadas los países aceptan desde una interferencia hasta una cesión total de su soberanía a cambio de ayuda económica. Lo han hecho todos los países que han recibido ayuda del FMI (entre ellos el Reino Unido en los años 1977-1978, en que recibió ayuda del FMI y del BIS) y lo hizo Terranova antes de su integración definitiva en Canadá. En una manera mucho menos llamativa lo han venido haciendo todos los países de la UE y, de entre ellos y en mayor grado, los que renunciaron a su moneda y a su banco central.
Creación del embrión de una Agencia Europea de la Deuda. Pues no otra cosa parece que puede terminar siendo el EFSF o Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Aunque hoy por hoy parezca lejano (y aunque su función por ahora se limite a captar recursos con los que ayudar a los países en dificultades) ya se está discutiendo que tenga una función algo más versátil: que en vez de emitir solamente, avale las emisiones de esos países, que ayude a abaratar la deuda de Grecia por la vía de emitir por un volumen mayor de lo inicialmente previsto y haga nuevos préstamos a Grecia con los que ésta pueda comprar en el mercado su propia deuda que cotiza con enormes descuentos por debajo de la par (o sea, por debajo del 100% del principal).
Actuación del BCE en los mercados de deuda. El no hacerlo colocaba al área euro en una situación de inferioridad frente a lo que es un recurso habitual del Banco de Inglaterra, la Reserva Federal de EEUU o el Banco de Japón. Aunque esa intervención no haya llegado tan lejos, que se sepa, como para vender protección sobre deuda pública europea utilizando el mercado de CDS (Credit Default Swaps). Este último recurso, además de permitirle utilizar el apalancamiento que permiten los derivados (apalancamiento usado sin complejos por otros miembros del mercado), le proporcionaría los ingresos propios de una prima de seguros. En realidad este uso del CDS podría hacerlo también el Fondo Europeo de Estabilidad: vender el CDS de la deuda pública de un país es una de las maneras posibles de avalar esa deuda.
“Solidaridad bien entendida”. No es otra cosa lo que están haciendo Alemania y Francia, prestando sus recursos y su rating a este EFSF y exigiendo en contraprestación la adopción de medidas de rigor fiscal, algo que no es bien recibido en los países afectados pero que a uno o dos años vista era inevitable: aunque sobra ahorro mundial para financiar los déficit de los gobiernos, nadie que no sea EEUU puede esperar que le financien un déficit enorme de manera sostenida (en el caso español eso se traduce en decir que nadie puede mantenerse durante más de uno o dos años gastando el doble de lo que ingresa).
Coordinación de las políticas económicas y fiscales. Los momentos de crisis económica son los que permiten avanzar en esta dirección, pues aunque sería mucho más cómodo hacerlo en los períodos de prosperidad, que dan mucho mayor margen de actuación, es muy difícil que ningún gobierno quiera asumir el coste político de “retirar el ponche en mitad de la fiesta”. Quien tenga dudas sobre esto solo tiene que recordar que tanto en España como en los demás países con una burbuja inmobiliaria, todo el mundo era consciente de lo insostenible de esa tendencia, pero nadie hizo nada por amortiguarla.
La convergencia en la productividad, que parecía en los años 90 una base imprescindible para la construcción de la moneda única, vuelve ahora “con una venganza”, como dicen los anglosajones. Cualquiera que sea la opinión que se tiene sobre la propuesta, no cabe duda de que como tal, o en alguna variante moderada, reforzaría las bases del sistema y haría al conjunto más competitivo frente al exterior (con una reserva aquí: hay países, como España, cuya competitividad exterior está siendo habitualmente infravalorada; la prueba del nueve de esta afirmación es la buena marcha de las exportaciones).
Y, en fin, un Tesoro Único Europeo. Tras lo sucedido en el año 2010, incluso la posibilidad de crear un Tesoro Único Europeo ya no parece un objetivo lejano y falto totalmente de realismo. En realidad, la creación del EFSF también supone haber dado un paso importante en esa dirección ya que la Agencia Europea de la Deuda y el Tesoro Único podrían crearse como instituciones separadas o unidas en la misma institución. Cuando se habla de crear un mecanismo de rescate que sustituya al EFSF a partir de 2013, con reglas mucho más claras y con una potencia financiera mucho mayor, en realidad se está hablando de un mecanismo federal que, adopte el nombre que adopte y sean cuales sean las funciones que se le atribuyan, estará ejerciendo funciones propias de un Tesoro Único. Cómo de lejos se llegue en la atribución de esas funciones dependerá del momento político y, sobre todo, de la presión que ejerzan sobre Europa los llamados “vigilantes de los bonos”, esa figura difusa a la que un asesor de Bill Clinton atribuía la capacidad de intimidar a todo el mundo.
La necesidad del Tesoro Único/Agencia Europea de la Deuda se hará mucho más evidente en uno de esos momentos de intimidación, cuando se comprenda que uno de las barreras de defensa frente a los movimientos especulativos es que Europa no esté fraccionada en pequeños mercados nacionales de deuda en los que es mucho más fácil mover los precios por resultar menos líquidos. Un mercado unificado de deuda pública europea tendría el mismo orden de magnitud que el de EEUU (alrededor de 9 billones de dólares) y competiría con este en términos de profundidad y liquidez lo que, además, consolidaría al euro como moneda de reserva global en un momento como este de dudas sobre la sostenibilidad de los déficit norteamericanos. Y para que ningún país (Alemania o Francia) pudiera quejarse de que se encarece su financiación por esa vía, el Tesoro Único podría ceder los fondos captados a coste diferente para países diferentes, fijándose ese coste en función del que históricamente haya tenido la deuda de cada cual, del rating del momento o de ambas cosas a la vez.

Bancos, inmuebles y Europa del Este
El período de inestabilidad que está viviendo la economía mundial tiene aún entre cinco y 10 años por delante. Hay que pensar que los problemas irán viniendo por tandas: materias primas, inestabilidad en Oriente Medio, burbuja inmobiliaria en China, subidas de tipos de interés… Pero hay uno, además, que asombrosamente está aparcado desde hace dos años: el riesgo que tienen los bancos europeos y norteamericanos con Europa del Este. Para cuando los mercados fijen su vista en este tema, la UE debería tener previsto un mecanismo de intervención. Y aquí es donde el Fondo de Estabilidad puede terminar convirtiéndose en organismo multitarea (aunque pueda dividirse en tres organismos con funciones diferentes: Tesoro Único, Agencia Europea de la Deuda y “Fondo de Reestructuración”) ya que Europa carece de los organismos de apoyo de que gozan EEUU o China, llámense Empresas Patrocinadas por el Gobierno (Fannie Mae, Freddie Mac, etc.) o Empresas de Gestión de Activos.

Conclusiones: Las dificultades del año 2010 han sido una pesadilla para los países de la euro zona. Si no hay un milagro de por medio, la mal llamada crisis del euro podría haber resultado ser una bendición que nos permitiera prepararnos para momentos más difíciles. En realidad, sólo habría sido el ensayo general de algo mucho más complicado, aún por venir.

Juan Ignacio Crespo
Estadístico del Estado en excedencia y actualmente director en Thomson Reuters

sábado, 12 de febrero de 2011

teorías fundamentales de la economía del bienestar: el equilibrio walrasiano

Equilibrio walrasiano

El que considera todos los mercados existentes en una economía y determina simultáneamente los precios de todos los bienes y factores de producción así como los niveles de producción de todos los bienes y la oferta de factores [Pearce]. Walrasian equilibrium. equipo.



Descubre la Teoría del Equilibrio General Walrasiano

13:14 lun 24 enero 2011
walras-big
La ciencia económica lleva décadas tratando de resolver los misterios del mercado mediante la formulación de teorías. En la base de muchas de ellas se encuentra la Teoría del Equilibrio General Walrasiano, elaborada por el economista francés Leon Walras en la segunda mitad del siglo XIX.
Esta teoría fue el primer intento teórico de estudiar las relaciones que vinculan a los distintos sujetos dentro de un mercado y, más importante, las difusas relaciones que mantienen unidos a los diferentes mercados. Porque la gran idea que subyace en la Teoría del Equilibrio General Walrasiano es ésta: la actuación de la oferta y la demanda en un mercado depende de los precios establecidos en el resto de mercados.
Sobre esta base, Leon Walras  trató de levantar un marco teórico en el que estudiar las relaciones de producción, intercambio y consumo. Para ello identificó dos actores económicos: los empresarios que ofrecen un producto a cambio de dinero y los trabajadores que ofrecen su fuerza laboral, también a cambio de dinero.
Para estudiar las interacciones entre ambos actores, Walras estableció unos supuestos decompetencia perfecta  y excluyó parámetros como la especulación o la acumulación de capital. También dejó fuera del juego a los agentes que presionan la libertad individual en el mercado, como los sindicatos o los lobbys de empresas.
Y todo ello porque la máxima de la Teoría del Equilibrio General Walrasiano es que el mercado, y por ende la suma de todos los mercados, tiende naturalmente hacia un punto de equilibrio  en el que se anulan la oferta y la demanda, repartiendo beneficios a todos los actores. Se trata de un bien común que llega como consecuencia involuntaria del comportamiento racional de los actores.
Aunque en su momento no fue debidamente apreciada por los contemporáneos de Walras, la teoría del equilibrio económico se ha convertido en una de las piedras angulares del paradigma neoclásico de la economía y se encuentra en la base de trabajos posteriores que han tratado de perfeccionar los planteamientos iniciales del economista francés.
Imagen: Wikimedia Commons

Teoremas fundamentales de la economía del bienestar
Hay dos teoremas fundamentales de la economía del bienestar.1 El primero afirma que cualquier equilibrio competitivo o walrasiano lleva a una situación de alocacion de recursos económicos que es eficiente de acuerdo a Pareto.2 La segunda afirma lo converso: que cualquier alocacion eficiente es sostenible en un equilibrio competitivo.
A pesar de la aparente simetría de ambos teoremas, en realidad el primero es mucho más general que el segundo, requiriendo asunciones más débiles.
Contenido [ocultar]
1 Argumentos
1.1 Primer teorema
1.2 Segundo teorema fundamental
2 Discusión
3 Notas y referencias
4 Véase también
5 Bibliografía
5.1 Bibliografía en línea
[editar]Argumentos

Lo que sigue no es una demostración formal. (véase especialmente "Teoremas dentro de otras ciencias"), sino más bien una exposición que busca, de acuerdo a los principios de la economía naturalista,3 poner en relevancia los conceptos y relaciones que sustentan las propuestas.4 Es preferible entonces, más bien que demostraciones, hablar de argumentos, especialmente en su acepción de "discurso dirigido al entendimiento."
[editar]Primer teorema


Ilustración del Primer Teorema en una Caja de Edgeworth.
El primer teorema fundamental -conocido también como teorema directo5 - establece que cualquier situación de equilibrio general es Pareto eficiente. Esto fue demostrado original -y geométricamente- por Abba Lerner y posterior -y algebraicamente- por Harold Hotelling, Oskar Lange, Maurice Allais, Kenneth Arrow y Gerard Debreu. Formalmente, el teorema puede ser propuesto de la siguiente manera: Si las preferencias locales no están satisfechas y si la relación entre compras, bienes y precios (x*, y*, p) establece un equilibrio competitivo, entonces (x*, y*) es Pareto óptima.
Por preferencias no satisfechas o “no saciacion local” se implica que una compra cualquiera (ya sea de un bien o conjunto o canasta de bienes) no ha agotado los deseos de compras del consumidor. Técnicamente, eso se expresa diciendo que para cualquier “canasta de compra” adquirida existe otro u otros, arbitrariamente similares, tales que serían preferidos. Mas formalmente, para cualquier transacción x en el universo de posibles transacciónes (X) de preferencia positivas (E) habría un x* tal que (x*-x) ≤ E y, consecuentemente, se prefiere x*.
Un equilibrio competitivo o general o walrasiano se refiere al que se establece en el mercado de una economía real cuando las relaciones entre riqueza general, bienes en oferta, precios, etc, lleva a un funcionamiento económico que tiende a perpetuarse. (en el caso de un solo tipo de mercadería, etc, se habla de un equilibrio parcial, es decir, se estableció en ese momento un equilibrio entre oferta y demanda en esa área especifica, pero no sabemos que tal situación se repetirá o que sea necesariamente estable en el largo plazo). Equilibrio general incluye tanto los cambios (compra-venta) en la economía como a la asumcion que las empresas son eficientes, tanto del punto de vista de la alocacion como de la producción. En este argumento lo que interesa específicamente es que los precios llevan a ventas. Se puede fácilmente demostrar que lo anterior sigue de la asumcion más general acerca de mercados (tanto de factores de producción como de productos) perfectamente competitivos.
Considerese una transacción o “solución” (S) (compra venta real) entre dos individuos Tal transacción será parte de la totalidad de posibles compraventas entre dos individuos cualquiera. Todos esos posibles intercambios definen un espacio o “plano” de todas las posibles relaciones (soluciones) entre compras, ventas y precios (S1, S2... Sn). Supongase además que dentro de tal universo existe una solución (S*) en la cual cada participante ha obtenido el máximo de beneficios posible. (Esa situación es llamada dominancia, Así, por ejemplo, si la relación S1 es preferida a la solución S2; S1 domina a S2. De acuerdo a esta terminología, S* “domina” a todas las S) A desviación de tal situación implica que ya sea uno o el otro ya sea perderá o no obtendrá parte de los beneficios posibles o se abstendrá de participar en el intercambio. Cuando tal situación (S*) es generalizada en una economía, se está en el Óptimo de Pareto.
Supongase que las condiciones generales del equilibrio económico walrasiano rigen o son validas. Es decir, la Riqueza (R) de un país es igual a la suma (∑) de los bienes (B) que todos los habitantes (h) de ese país poseen, multiplicado por el valor o precio (p) de esos bienes mas la suma de dinero que esos habitantes poseen. Pero ese dinero es igual -puede ser descrito como- a la suma de los bienes producidos (P) que todas las empresas (e) han producido o poseen en ese momento determinado, multiplicado por los precios (p) de esos bienes. Mas formalmente:
∑h Rh =∑h Bh ⋄ p + ∑Pe . pe
donde ∑h Rh es la riqueza total, Bh el agregado de bienes de todos los h, Pe es el producto de las empresas e y p es precio.
Asumase, finalmente, que esos bienes, precios y riqueza, etc, establecen una relación (Sn) tal que es parte de la totalidad de posibles relación es entre esos factores pero es diferente de aquella (S*) que Pareto llama óptima.
Considerese: La maximizacion de preferencias implica que:
(No es necesario considerar el caso en el cual la preferencia por Sn sea menor que por S*, porque tal situación implicaría que los individuos escogen transacción es que no dan tanto beneficio como desearían o podrían obtener o -alternativamente- que escogen “ser menos ricos” que lo que podrían, situación que no se observa a menudo.)
Si la preferencia por Sn > S*, entonces Bh∙p> Rh.
(en otras palabras, si una transacción Sn es preferida a S*, la relación entre bienes y precios seria mayor que la que la riqueza de los individuos permite. Es decir, no se puede obtener)
Si preferencia Sn ≥ S*, entonces Bh ⋄ p ≥ Rh.
(para verlo, imaginese la misma situación (Sn ≥ S*) pero con Bh ⋄ p< Rh. Es decir, la relación bienes y precios es menor que la que la riqueza general establece o permite. Podríamos encontrar entonces una relación Sn tal que fuera preferida a S*. Pero S* es, por definición, la preferida u óptima en términos de maximizar beneficios. Sigue entonces que cada individuo preferiría Bh ⋄ p ≥ Rh, es decir, maximizar su riqueza.)
Ahora, considerese en general una relación de factores (x, y ...) que fuera dominante de acuerdo a Pareto (x*,y*). Esto significa que un parámetro cualquiera (x) será mayor en x* que en algunos de los otros casos y mayor o igual en todos.6 Es decir, x ≥ x* . (Nota necesaria7
Pero, por lo anterior, sabemos que Rh ⋄ p ≥ Rh.
Sumarizando se encuentra que Sn no puede ser diferente a S*. De serlo, no se podría obtener Rh ⋄ p ≥ Rh.
Esto significa que, dada una relación estable a largo plazo (equilibrio walrasiano) en la cual la riqueza de una sociedad en su conjunto es igual a la suma de todos los bienes -poseídos y en circulación en esa sociedad- multiplicado por el precio de esos bienes y asumiendo tanto que los individuos busquen maximizar su riqueza a través de escoger relaciones de intercambio que les sean individualmente favorables como la posibilidad real de implementar esas opciones, se llegara a una situación óptima, o eficiente, de acuerdo a la definición de Pareto.
Este resultado se considera generalmente como una vindicación de la propuesta inicial de la economía clásica (ver mano invisible y Ley de Say) (pero ver más abajo: discusión)
[editar]Segundo teorema fundamental
Este segundo teorema fue propuesto originalmente por Abba Lerner en su “ Economía del Control”8
Hemos visto que cada equilibrio es “eficiente”. Sin embargo eso no implica necesariamente que todas y cada una de las posibles alternativas eficientes de alocacion de recursos establecerá un equilibrio de largo plazo o competitivo. Esto es lo que el segundo teorema -conocido también como teorema inverso9 - busca establecer: cada alocacion eficiente será mantenida en equilibrio por un conjunto dado de precios.
Esa aserción es más “fuerte” o amplia que la establecida por el primer teorema. Para lograrla es necesario, en consecuencia, un conjunto de asumciones más compleja que la anterior.


Ilustración de relaciones.
La asumción principal es que las preferencias de los consumidores pueden ser representadas o corresponden a una curva convexa (Y)10 Adicionalmente es necesario asumir que tales curvas son continuas11 y transitivas.12 (ver curvas de indiferencia
La segunda asumción necesaria es que esas preferencias no están saciadas localmente. Esta asumción es similar a la que se estableció para el primer teorema.
A pesar que tales asumciones son más cuestionable que lo que parece, se las aceptara, a fin de desarrollar el argumento, sin más examinación.
Aceptando lo anterior, estamos en condiciones de volver a expresar el segundo teorema como afirmando que cualquier relación de recursos que sea eficiente de acuerdo a Pareto establecerá un equilibrio general en un punto determinado por los precios.
Para eso parece conveniente proceder en dos pasos: primero, establecer que cada relación o alocacion de recursos establece un casi equilibrio, y, segundo, que tales casi equilibrios con alocaciones eficientes pueden llegar a ser o se transforman en equilibrios de largo plazo dadas ciertas condiciones. (es decir, ciertos precios)
Primer paso: definase una alocacion dada de recursos (x*,y*) como aquella (Xi*) en la cual hay un casi equilibrio -es decir, se observan intercambios reales en un cierto mercado. En esa alocacion hay una curva de precios (p) y una de los niveles efectivos de riqueza (R) que se han obtenido a través de la circulación de dinero tal que:
∑h Rh =∑ B ⋄ p + ∑Pe . pe (ver primer teorema)
y
p ⋄ Pe ≤ p ⋄ Pe* para cada Pe que sea parte del conjunto de bienes producidos Pe*.
(es decir, que las ganancias de una empresa cualquiera (e) se maximizarían si se produciera Pe* (notese que “e” incluye individuos, los que “producen” trabajo, etc)

Definase Vi como siendo igual a las posibles relaciones (compra-ventas) preferidas por individuo i a la que existe en Xi* y dejese a V ser la suma de tales Vi. Vi es convexo -por asumcion- debido a que es una relación de preferencia y V es convexa porque es la suma de Vi. Similarmente, Pe + B (la suma de todos los conjuntos de bienes producidos mas el agregado de bienes) es convexo porque cada Pe es convexo.
Podemos ver que las curvas V, Y y B no se pueden cruzar, o, mas formalmente, que la intersección de V, Y y B no es valida o debe ser nula, porque de otra manera implicaría que, para el conjunto de individuos i debe haber un agregado de bienes (Pe + B) que es preferida a la establecida por (x*,y*) y es obtenible con los recursos disponibles para la suma de individuos. (ver primer teorema)
Lo anterior nos permite tratar esas curvas de acuerdo al teorema del eje de separación de Minkowski13 Aplicado a esta situación, ese teorema muestra que hay un curva de precios diferente a 0 -un número r - tal que p ⋄ v ≥ r para cada v que pertenezca a V y p ⋄ Pe ≤ r por cada Pe que pertenezca a Pe*+ B. En otras palabras, existe un vector de precios que define una línea que separa perfectamente esos dos conjuntos convexos.
Podemos ver también que, dado que la preferencia por Vi ≥ xi* (por definición más arriba), sigue que p (∑ Vi) ≥ r. En otras palabras, dado que hay una relación o ‘canasta de bienes a comprar’ para el individuo (Vi) que es preferida a la establecida por x*, y dado que tal conjunto de relaciones está delimitado por r, sigue que V está delimitado o cerrado matemáticamente por Vi. (en otras palabras, hay un “espacio” constituido por todas las posibles compras preferenciales de un individuo. Ese espacio está delimitado por el caso de máxima preferencia)
Pero lo mismo se aplica a la relación establecida por X. Es decir, hay una (x*) tal que es preferida a todas. Y esa x* establece el límite a todas las contenidas en X. Pero sabemos también que la relación x* es parte de la suma de Pe + B, por lo tanto ∑ x* ≤ r. Sigue por lo tanto que x* = r . (es decir, x* constituye el límite en el cual las preferencias individuales se encuentran, o la línea de preferencia que delimita todas las otras curvas de preferencias)
Se puede ver entonces que, aun habiendo relaciones de precios y bienes tales que será n preferidas por individuos, los individuos en su conjunto gravitaran al caso que limita cada universo de preferencias individuales. Ese caso límite es x* y es el punto en el cual las preferencias individuales se encuentran o coinciden.
Todo lo anterior implica que dada una riqueza tal que Ri = p⋄ x* para cada individuo, se establece un casi equilibrio. En otras palabras, habrá compra-ventas o intercambios reales. Ese punto se establece en el caso que delimita las curvas individuales de preferencias, es decir, en la establecida por el Óptimo de Pareto.
Lo mismo se aplica a empresas.
Ahora nos volvemos a la situación que transforma esa estabilidad parcial en una permanente, es decir, en un equilibrio competitivo. Eso es equivalente a decir que las relaciones entre las preferencias individuales “consensuales” establecidas más arriba (x*) y bienes (B) y precios (p) son estables si y solo si p ⋄ x* < ∑ Ri (es decir, solo si las relaciones son obtenibles dada la riqueza conjunta). Para eso es necesario nuevamente asumir que las relaciones de preferencias individuales Vi son convexas y continuas (es decir, son relativamente estables, sin cambios bruscos).
Si ese es el caso, existe una curva de consumo individual (c’i) que pertenece a todas los posibles curvas de consumo (Ci) y es sostenible por la riqueza del individuo (p ⋄ c’i < Ri)
Pero sabemos -por el teorema anterior- que:
∑h Rh =∑ B ⋄ p + ∑Pe . pe
dado que i (individuos) no pueden ser otros que h (habitantes) sigue que asumiendo que ∑Pe . pe sea igual que ∑h Rh - ∑ B ⋄ p, la situación será estable.
En otras palabras, para que un casi equilibrio o equilibrio temporal se transforma en uno permanente basta que las curvas de consumo sean convexas (ver: teoría de las expectativas racionales) y que exista un bien o una canasta de bienes (x*) que a lo más sea igual en deseabilidad (o precio) que las que ya se han obtenido.
Siguen entonces que una situación eficiente de acuerdo a Pareto establecerá un equilibrio de largo plazo si asumimos que los consumidores se comportan racionalmente en términos económicos, es decir, si buscan maximizar sus beneficios a partir de una distribución dada de los recursos económicos.
Esta conclusión se interpreta, generalmente, como significando que sería posible obtener un estado deseable de distribución de recursos económicos a partir, simplemente, de una redistribución original de tales recursos, sin necesidad posterior de recurrir a “ajustamientos” continuos o repetitivos. Así, por ejemplo, Davis afirma: “(El segundo teorema del bienestar) Dice que, dada algunas restricciones adicionales, un resultado Óptimo de Pareto puede ser conseguido como un equilibrio competitivo a través de transferencias adecuadas de sumas de dinero (“lump sum transfers”, en el original) . Así, si no nos gusta el Óptimo de Pareto particular que resulte, enactamos (otras) transferencias que den mejores resultados sociales (dado algún criterio de bienestar social)”14
[editar]Discusión

Como hemos visto, el primer teorema es generalmente considerado como la confirmación analítica de la hipótesis de “la mano invisible” de Adam Smith. En otras palabras, la confirmación de la percepción que mercados competitivos llevan a una alocación eficiente de los recursos económicos, En ese sentido -se alega- el teorema apoya la no intervención estatal en asuntos económicos: déjese que el mercado opere libremente y el resultado será eficiente en términos de Pareto.
Sin embargo, se ha sugerido que la situación descrita en el primer teorema depende -a fin de llegar a la eficiencia de Pareto- en ciertas condiciones, conocidas en su conjunto como de competencia perfecta. Sin embargo tal condición es un ideal que no existe en el mundo real. Por ejemplo Greenwald y Stiglitz publicaron un teorema (el llamado Teorema de la Asimetría de la información) que establece que, en la presencia ya sea de información imperfecta o mercados no perfectamente competitivos, el resultado no es eficiente en términos de Pareto. Sigue que en la mayoría de las situaciones de la economía en el mundo real, esas desviaciones de las condiciones ideales deben ser tomadas en cuenta.15
Adicionalmente se ha alegado que eficiencia en términos de Pareto no es ni una definición precisa de “eficiencia”16 ni equivalente a deseable. El termino “Óptimo de Pareto” simplemente indica una situación en la cual no se puede mejorar la situación de alguien sin hacer que algún otro sea peor. Por ejemplo, si un individuo posee el 99% de la riqueza y el 99% de la población se reparte de alguna manera el otro 1%, eso es un Óptimo de Pareto, en que no se puede mejorar la situación de ese 99% sin reducir la del individuo que tiene todo. Pero igualmente óptima para Pareto seria la otra situación en la cual cada individuo en una sociedad tenga exactamente lo mismo que cualquier otro. Lo mismo se puede decir de las numerosas posibilidades intermedias. Desde el punto de vista del Óptimo de Pareto, no hay un criterio que permita seleccionar una como preferible a las otras. Esto implica que el criterio de optimabilidad de Pareto es débil en relación a elegir propuestas concretas que maximicen el bienestar general.17
En consecuencia Amartya Sen señala que sigue que pueden haber muchas situaciones que son eficientes en termino de Pareto sin que todas sean igualmente deseables o aceptables desde el punto de vista de la sociedad (o sus miembros).18
Aún más, pueden haber situaciones que no son óptimas de acuerdo a Pareto pero que sin embargo son preferibles desde el punto de vista general. Por ejemplo, en una situación hipotética en la cual el 10% de la población poseyera el 90% de la riqueza general y el 90% restante de la población poseyera el 10% de la riqueza, medidas redistribuidas podrían ser vistas en general no sólo como equitables, pero podrían tener un efecto positivo en la economía general, en la medida que un aumento en la demanda puede incrementar la producción. Un argumento en ese sentido es avanzado por Davis19 (ver también keynesianismo)
Parcialmente como consecuencia de lo anterior, Lerner sugirió una nueva aproximación. Basado en su concepto de “eficiencia de distribución”, la cual se mide en relación a la eficiencia con la cual aquellos que necesitan los bienes y servicios los reciben8 Lerner argumenta que a la mayor eficiencia de distribución, el mayor bienestar general. Pero esa mejor distribución de bienes y servicios implica a su ves una mejor distribución de los medios de acceso a tales bienes y servicios en la sociedad, o, mas formalmente: “asumiendo que una cantidad fija de ingreso, una función social de bienestar cóncava, funciones individuales de bienestar también de tipo cóncavo, y que estas se distribuyen en forma equiprobabilistica entre los miembros de la sociedad, la maximizacion de la esperanza matemática del bienestar de la sociedad se alcanza solo cuando el ingreso se distribuye de manera igualitaria. (Una demostración de este teorema se encuentra en Sen, A.K. Sobre la desigualdad económica. Editorial Crítica. (1979).”20
Sin embargo tal sugerencia implica la necesidad no solo de un criterio económico para efectuar la redistribución sino un mecanismo efectivo. Adicionalmente, si, por cualquier motivo aceptamos que los mercados son el mecanismo, sino inmejorable, por lo menos el más efectivo en regular una economía a fin de lograr equilibrio competitivo o, alternativamente, creemos que es conveniente en términos, por lo menos, políticos, minimizar las intervenciones del estado, esto impone una demanda adicional sobre las posibles soluciones.
El segundo teorema establece que, de la totalidad de posibles resultados que son eficientes en términos de Pareto, se puede lograr uno especifico a través de simplemente alterar las condiciones iniciales y posteriormente dejando que el mercado actúe libremente. En otras palabras, que se puede “escoger” uno de esos resultados a través de la distribución o redistribución general a la población de una “suma de riqueza” adecuada. Por ejemplo si se distribuye toda la riqueza de la sociedad igualmente entre sus miembros, esa distribución llevara -de acuerdo al argumento- a un Óptimo de Pareto. Y, si se asume además que se está en una situación de competencia perfecta, esa distribución será estable, tendera a perpetuarse en el futuro.
Esto sugiere que la intervención estatal tiene un papel legítimo en política económica: redistribución nos puede ayudar a implementar, seleccionando entre todos esos posibles resultados Óptimos de acuerdo a Pareto, aquel que tenga las características deseadas, no solo de acuerdo a criterios externos (por ejemplo: ético o políticos) sino de racionalidad económica y bienestar social. Por ejemplo, la propuesta por Lerner.
Esta propuesta tiene la ventaja adicional que supera el problema del conocimiento requerido para efectuar otras propuestas redistribuidas. Como se ha señalado21 propuestas que requieren la intervención continuada del estado en la economía demandan que el gobierno o cualquiera sea el organismo a cargo de tal intervención posea conocimiento que bordea en lo perfecto de las preferencias de los consumidores y las funciones de producción de las empresas (lo que parece, por lo menos, cuestionable) en orden a elegir las medidas de intervención adecuadas. Una redistribución “original” evita ese problema.
Sin embargo, no es obvio como un gobierno en el mundo real puede efectuar tal redistribución: transferencias de capital o dinero son difícil de implementar y -consecuentemente- casi nunca empleadas. impuestos proporcionales pueden llegar a tener efectos distorcionantes en la economía en general, en especial, dado que alteran los ingresos relativos de los factores de producción , distorsionando y disturbando la estructura productiva. Como Davis (op.cit) observa a continuación de lo citado más arriba “Por supuesto, cuando contemplamos el mundo real, mejor también consideramos si tales transferencias son económica o políticamente realizables.”
Posibles soluciones a este problema envuelven, entre otras, consideraciones de “compensación” a quienes sean afectados negativamente por las políticas redistributivas. Varias propuestas existen en ese sentido22 

 y tienen una cierta atracción dado que la propuesta: “ se basa en la noción que es probable que pocas políticas vayan a beneficiar (directamente) a absolutamente todos, y que, si ese fuere el criterio quizás seríamos capaces de implementar muy poco”.23 Así, por ejemplo, si las políticas redistributivas realmente incrementan la producción (a través de un incremento en la demanda) el incremento en las ganancias que resulten de un proceso redistributivo pueden ser vistas como la compensación necesaria por la demanda en la riqueza (impuestos) que la redistribución impone.
[editar]Notas y referencias

↑ La “ economía del bienestar” es una de las ramas de la microeconomía, especialmente en la llamada La síntesis clásico-keynesiana)
↑ A pesar que esta ‘eficiencia’ es generalmente descrita como aquella situación en la cual se cumple que no es posible beneficiar a más elementos de un sistema sin perjudicar a otros, las siguientes palabras de Pareto mismo quizas ayudaran a clarificar el sentido de la proposicion: “El bienestar de algunos se puede mantener constante sin que nuestras conclusiones resulten afectadas. Pero si, por el contrario, el pequeño movimiento [de una forma de estado social a otro] aumenta el bienestar de algunos individuos y disminuye el de otros, no puede afirmarse que el cambio es ventajoso para la colectividad en su conjunto” (Pareto “Economía Matematica” 1911, p 262)
↑ Robert H. Frank: “The Economic Naturalist”.- Basic Books, U.S.A.- 2007
↑ Para demostraciones formales, ver cualquiera de los autores indicados mas abajo o algun libro de texto de microeconomía. Por ejemplo: Carl P Simon y Lawrence Blume: Mathematics for Economists (W.W. Norton and Co. New York and London- 1994, etc)
↑ Por ejemplo: Joaquín Almoguera Carreres, Elías Díaz, Silvina Alvarez, Joaquín Almoguera: Estado, Justicia, derechos (Springer Science & Business, 2002)
↑ Para establecer dominancia de acuerdo a Pareto basta y sobra que un parámetro cualquiera sea preferido mientras los otros son iguales. Esto implica que en el universo de posible compras preferidas, un parámetro cualquiera será a lo menos igual en todos los casos y, posiblemente, mejor en algunos. En la notación que estamos empleando, mejor equivale a mayor. Ver nota siguiente
↑ Notese que en la notación generalmente empleada -por Pareto y otros- los símbolos están invertidos. Es decir que , de acuerdo al formalismo que se encuentra generalmente en textos económicos, la relación entre los posibles parámetros (..x,y..) utilizados por los participantes para evaluar beneficio DISMINUYEN. Así, una posible relación (S1) será preferida a otra (S2) cuando al menos un parámetro (x) es menor en S1 que en S2 (x1 < x2). y los otros (y, z) son iguales. Si bien esta inversión de símbolos no vicia el argumento, es necesario tenerlo presente.
↑ a b LERNER, Abba.: Economía del Control. México, Fondo de Cultura Económica (1951)
↑ Joaquín Almoguera, etc, op. cit.
↑ En economía el concepto de curva convexa corresponde en general a la antigua Ley de los rendimientos decrecientes pero expresada en terminología moderna, para enfatizar el tratamiento matemático que el concepto recibe estos días. Muy en general significa, en este caso, que a lo mas que se tenga de un bien determinado lo menos que se obtiene en beneficio
↑ es decir, sin “vacíos” o saltos súbitos
↑ si el bien A se prefiere al bien B, y B a C, entonces A se prefiere a C
↑ Una “interpretación al castellano” de este teorema es que dos “formas convexas” no tienen intersección en un plano si y solo si de puede trazar una linea con una forma en un lado y la otra en el otro. En otras palabras, que entre dos curvas convexas que no se crucen se puede trazar una “linea de separación” que es perpendicular a un “eje de separación”.
↑ Davis, Donald R. accesible as PDf en Notes in Competitive Trade Theory (1994) (p 16)
↑ Stiglitz, Joseph E. (Marzo de 1991), The Invisible Hand and Modern Economics. NBER Working Paper No. W3641., National Bureau of Economic Research (NBER)
↑ ver, por ejemplo: eficiencia económica
↑ Quizás un ejemplo nos ayude a entender las limitaciones. Asumase que los deseos de alguien por mas bienes y servicios nunca sean satisfechos, una alocacion que de a esa persona todos los bienes y servicios seria eficiente de acuerdo a Pareto. Satisface el requerimiento que no podríamos mejorar la posición de otros sin empeorar la de alguno (en este caso, el que lo tiene todo). Si creemos que esto no es una situacion optima para la sociedad, debemos admitir que el Óptimo de Pareto no puede ser un criterio completo” (Davis, Donald R, op. cit. p 12)
↑ A. Sen en, por ejemplo: “Sobre ética y economía.” - Alianza Editorial, S.A (2003)
↑ Davis, Donald. op. cit
↑ José Luis Estrada López, Angel Escobar Hernández, Oscar Perea García: acceso parcial en Ética y economía: desafíos del mundo contemporáneo Plaza y Valdes, (1999)
↑ Friedrich von Hayek, por ejemplo: La fatal arrogancia pero ver bibliografía “en linea” mas abajo
↑ Por ejemplo: Scitovsky, Tibor (1941). «A Note on Welfare Propositions in Economics». Review of Economic Studies 9 (1): pp. 77–88. doi:10.2307/2967640. .- Ver tambien: Fonseca, Gonçalo L.. «The Paretian System: Scitovsky Reversals and the Double Criteria».
↑ Davis, op. cit
[editar]Véase también

Economía del bienestar
Competencia perfecta
Bienestar social
Política económica
Teoría del equilibrio general
Pigou y la economía del bienestar
[editar]Bibliografía

Almoguera Carreres, Joaquín y otros: “Estado, Justicia, derechos” - Springer Science & Business, (2002) accesión parcial aquí
Lerner, Abba: Economía del Control. - Fondo de Cultura Económica (1951)
Sen, A.K: Bienestar, Justicia y Mercado:.- Ediciones Paidós Ibérica (1997)
Sen, A.K: Sobre ética y economía. Alianza Editorial, S.A (2003).
Stiglitz, Joseph: La economía del sector público. (Antoni Bosch 2000) cap 3.
Ferguson y J. p Gould: Teoría microeconómica (1984) cap 15.
Villar, A: Lecciones de Microeconomía. (Antoni Bosch. -1999)
[editar]Bibliografía en línea
Aganofow, Alejandro: Los límites de la eficiencia económica en una sociedad democrática.
García, Pablo y Hoffman, Silvia T: El Bienestar como Preferencia y las Mediciones de Pobreza
Gavito, , Leopoldo P.: Una Aproximación Elemental a la Microeconomía
Gonzales, Jorge Ivan: POLÍTICOS, PREDICADORES Y MERCADOS (comentario sobre un libro)
Hayek, Friedrich A. (September 1945), "The Use of Knowledge in Society", American Economic Review (American Economic Association) XXXV (No. 4): 519-530, (en inglés)
Sen, A.K: Debates sobre teoría del capital. (Artículo - 1974)
Sen, A.K revision de : BIENESTAR, JUSTICIA Y MERCADO en “Revista española de control externo” Vol. 1, Nº 1, 1999 , (pags. 224-226)
Artículo de opinión:Latinoamérica necesita una política fiscal más redistributiva, dicen expertos
Categorías: Economía política | Teoría económica | Política económica | Sociología política | Teoremas fundamentales | Teoremas de economía | Microeconomía | Estado de bienestar | Hacienda pública

el lecho de Procusto

"El lecho de Procusto"
Alfonso Aguiló

El poeta y los lunáticos


Con la mejor voluntad
        Procusto era el apodo del mítico posadero de Eleusis, aquella famosa ciudad de la antigua Grecia donde se celebraban los ritos misteriosos de las diosas Deméter y Perséfone. Era hijo de Poseidón, el dios de los mares, y por eso su estatura era gigantesca y su fuerza descomunal. Su verdadero nombre era Damastes, pero le apodaban Procusto, que significa "el estirador", por su peculiar sistema de hacer amable la estancia a los huéspedes de su posada. Procusto les obligaba a acostarse en una cama de hierro, y a quien no se ajustaba a ella, porque su estatura era mayor que el lecho, le serraba los pies que sobresalían de la cama; y si el desdichado era de estatura más corta, entonces le estiraba las piernas hasta que se ajustaran exactamente al fatídico catre. Según algunas versiones de la leyenda, la cama estaba dotada de un mecanismo móvil por el que se alargaba o acortaba según el deseo del verdugo, con lo que nadie podía ajustarse exactamente a ella y, por tanto, todo el que caía en sus manos era sometido a la mutilación o el descoyuntamiento. Procusto terminó su malvada existencia de la misma manera que sus víctimas. Fue capturado por Teseo, que lo acostó en su camastro de hierro y le sometió a la misma tortura que tantas veces él había aplicado.
        Esta leyenda del lecho de Procusto ha quedado para siempre en la tradición popular y en la literatura universal, como una expresión proverbial para referirse a quienes pretenden acomodar siempre la realidad a la estrechez de sus intereses o a su particular visión de las cosas. Porque, aunque afortunadamente no hay muchos tan desaprensivos como aquel mítico personaje, sí hay bastantes que se le parecen en su actitud. Poseen un loable empeño por agradar a los demás, pero tan intransigente y tan peculiar que es mejor no tenerlos muy cerca. Están siempre muy seguros de lo que deben hacer, pero esa clarividencia suya es la principal causa de su obstinación en el error. Su preocupación por los demás se inscribe en un patrón que no hay forma de eludir. Son previsibles e irreductibles. Su incansable actividad deja numerosos heridos a su paso. Cuando se les hace alguna objeción acerca de sus rígidos planteamientos, se molestan, y suelen seguir adelante sin inmutarse, convencidos de estar siempre en la mejor de la opciones.
Medida de todo        Quizá no alcanzan a entender que, en el fondo, su generosidad es bastante egoísta. Tienen que aprender a tratar a cada uno como mejor conviene a cada caso particular, no según sus patrones preestablecidos. Todos debemos aprender a no interpretar según nuestro patrón de conducta o nuestra propia psicología, sino observando y escuchando, siendo receptivos y abiertos, procurando no usar recetas ya hechas, ni soluciones prefabricadas o consejos repetitivos y manidos. Son personas que no terminan de esforzarse por ponerse en el lugar de los demás. No se sitúan. Son los que piden sinceridad y cuando se les dice la verdad se enfadan. Los que piden que se les haga cualquier observación con toda confianza, pero cuando se les dice algo concreto no les gusta nada. Los que hablan de diversidad y de tolerancia pero llevan fatal que no se piense exactamente como ellos. Los que, aunque coincidas inicialmente con sus ideas, varían enseguida su posición para así censurar siempre todo lo que hacen los demás. Los que se llenan de celos si alguien sobresale de la medida de su propia mediocridad. Los que exigen a quienes les rodean un nivel de perfección que ellos no alcanzan ni de lejos. Todo lo juzgan. Todo lo quieren cortar a su medida. Su vida está presidida por una observancia de normas, pero muy poco por el servicio a los demás. Quizá su principal problema es precisamente que se creen medida de todo, y por eso es tan ingrata su compañía.


Procusto


Teseo ataca a Procusto. Pintura anónima en el fondo de un kílix ático de figuras rojas (440 a. C.) encontrado en Vulci.
En la mitología griega, Procusto (deformación de Procrustes, en griego antiguo Προκρούστης Prokroústês, literalmente ‘estirador’), también llamado Damastes (‘avasallador’ o ‘controlador’), Polipemón (‘muchos daños’) y Procoptas, era un hermoso bandido y posadero del Ática (o según otras versiones a las afueras de Eleusis). Se le consideraba hijo de Poseidón. Con su esposa Silea fue padre de Sinis.

Procusto tenía su casa en las colinas, donde ofrecía posada al viajero solitario. Allí lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta, Procusto la acostaba en una cama corta y procedía a serrar las partes de su cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si por el contrario era más baja, la invitaba a acostarse en una cama larga, donde también la maniataba y descoyuntaba a martillazos hasta estirarla (de aquí viene su nombre). Según otras versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama porque ésta era secretamente regulable: Procusto la alargaba o acortaba a voluntad antes de la llegada de sus víctimas.

Procusto continuó con su reinado de terror hasta que se encontró con el héroe Teseo, quien se dejó seducir y lo sedujo a su vez; pero al entrar a la choza de Procusto, lo convenció para invertir el juego: lo amordazó y ató a la cama y, allí, lo torturó para «ajustarlo», cortándole a hachazos los pies y, finalmente, la cabeza. Matar a Procusto fue la última aventura de Teseo en su viaje desde Trecén (su aldea natal del Peloponeso) hasta Atenas.

Contenido [ocultar]
1 Usos derivados
2 Fuentes
3 Bibliografía
4 Enlaces externos
[editar]Usos derivados



Teseo (vestido con ropas transparentes) y Procusto (casi acostado en su famoso lecho); lado A de un ánfora ática de figuras rojas (470 a. C.) pintada por Alquímaco, proveniente de Nola (cerca de Nápoles)
Procusto se ha convertido en un símbolo de conformismo y uniformización.

Una cama o lecho de Procusto es un estándar arbitrario para el que se fuerza una conformidad exacta. Se aplica también a aquella falacia seudocientífica en la que se tratan de deformar los datos de la realidad para que se adapten a la hipótesis previa.
En matemática, el análisis procusteano es el nombre que se da al proceso de aplicar una transformación euclideana que conservan la forma a un conjunto de éstas, para eliminar así las diferencias de traslación, rotación y escala entre ellas y llevarlas a un marco de referencia común.
En informática, una cadena procusteana es una cadena de longitud fija en las que se almacena texto de diversa longitud. Si el texto a guardar es demasiado corto, se rellena el resto de la cadena, normalmente con blancos o nulos. Si es demasiado largo, se trunca. El término se hizo popular en cierta medida por su uso y explicación en el manual de usuario del Sinclair ZX81. Aunque no logró popularidad, aparece en algunas referencias, notablemente FOLDOC.
En general se denomina procústeo a aquello opuesto a lo ergonómico, es decir, que parte de la idea de que es el hombre quien debe adaptarse a los objetos y no al revés.
[editar]Fuentes

Apolodoro, Biblioteca iii.16.2; Epítome i.4.
Diodoro Sículo iv.59.5.
Higinio, Fábulas 38.
Ovidio, Las metamorfosis vii.438.
Pausanias, Descripción de Grecia i.38§5.
Plutarco, Vidas paralelas: Teseo xi.1.
[editar]



Según Assela Alamillo, en Mitología en la Vida Cotidiana, Lecho de Procrustes es una expresión poco usual que simboliza la vulgarización, la reducción del alma a una medida convencional. Es reflejo también de la tiranía ética e intelectual ejercida por quien no tolera las acciones y juicios de los demás sino a condición de que sean conformes a sus propios criterios.

Procrustes era un bandido que actuaba en el istmo de Corinto y que mataba a sus víctimas mutilándolas en un lecho donde las había hecho tender: a las que sobresalían de él, les cortaba las extremidades; a las que no alcanzaban su medida, las estiraba. Fue muerto por Teseo, el héroe ateniense, cuando fue a reunirse con su padre a la edad de dieciséis años después que su madre le llevó a una cueva donde su padre, Egeo, había escondido sus sandalias y su espada. Teseo deseoso de conocer a su padre, emprendió el camino y, dispuesto que quedara claro su poder, eliminó sucesivamente a los bandidos que asolaban la región: Perifetes, Escirón, Sinis, Procrustes y Cerción. Teseo libró a Atenas del tributo anual de siete muchachas y siete muchachos que la ciudad debía pagar a Minos para entregárselos al Minotauro. Teseo fue a Creta, se introdujo en el laberinto, mató al monstruo y, gracias al hilo de Ariadna, pudo salir del laberinto. La vida de Teseo ya es otra historia.

Para bautizar esta sección busqué diversos nombres: dietario, crónica, diario de a bordo, cuaderno de bitácora, disquisición, digresión, divagación, meandro, difuminación, deambular, vagar, errar, filosofar, reflexionar, especular, pensar, discurrir, discurrimiento, diálogo, debate, foro, limbo, en Babia, purgatorio, postración reposo, olimpo, índice, etc., y ninguno me convencía. Mientras hojeaba el libro donde he sacado el término que denomina este espacio, encontré el nombre de Procrustes y la expresión lecho de Procrustes. En principio nombré lecho de Procrustes a estos escritos en contraposición a lo que pretendo, evitar la estandarización, la reducción de la pluralidad, el pensamiento único, lo políticamente correcto, la homogeneización de puntos de vista, que los convencionalismos y un cierto conformismo o desidia nos hagan más insensibles. Pero, valga la paradoja, yo me he convertido en un Procrustes moderno y esta virtualidad tan etérea, mi lecho donde me dispongo a interpretar la realidad a mi manera, desde mi punto de vista. Aunque trate de ser objetivo, intente enunciar temas que considere de interés o pretenda vindicar valores en desuso, todo, por suerte o por desgracia, será subjetivo, puesto que aunque los desarrolle objetivamente, el tema será elegido por mí. Valga la advertencia.

Yo, como Procrustes, voy a adaptar el mundo a mi modo, desde este lecho moderno enseña de la contemporaneidad que vivo.

Así, tras esta introducción somera me dispongo a comenzar este dietario con el mes de Octubre de 2003.


El lecho de Procustes o Qué hacer cuando los datos no apoyan la teoría: Sorprendente entrevista a Máximo Sandín

Procrusto o  Procustes era un bandido de la Mitología Griega que tenía dos lechos, uno corto y otro largo.  Obligaba a sus víctimas a tenderse en uno de ellos: a los de talla alta, en el corto y para adaptarlos a la cama, les cortaba los pies. A los de baja estatura, los acostaba en el lecho largo y entonces les estiraba violentamente las extremidades para alargarlos.
En las relaciones entre una teoría y las evidencias que pretende explicar,  puede ocurrir como en el caso de Procrustes que a veces el científico se vea tentado a adaptar la realidad para hacerla encajar en sus esquemas.
Ejemplo de este comportamiento es el caso del darwinismo,  mediante el cual,  ocurra lo que ocurra en la Naturaleza y sean cuales sean las observaciones y los datos, todo lo habrá ya predicho y explicado Darwin mediante su infalible Selección Natural.
La siguiente entrevista con Máximo Sandín revela el interés honesto y sincero de este autor por el estudio y comprensión de los procesos vitales y pone de manifiesto algunos puntos débiles de la biología moderna. En contraste se ha publicado con un título algo confuso y  que no hace honor a su contenido: Máximo Sandín: “Los virus no son patógenos por definición” .
Básicamente, y por resumir la entrevista en una frase queda claro que los resultados y los datos aportados por la biología no encajan con una teoría anticuada y basada en una tautología. No tienen soporte teórico.  Es la teoría que constituye la base de la biología actual lecho de Procrusto en el cual sobra, más que falta, algo para que los datos empiecen a encajar.  ¿ Qué es lo que sobra?  En primer lugar la Selección Natural, baluarte único del darwinismo y una tautología entera y verdadera. En segundo lugar, la Teoría Sintética. Una Teoría que no sabe decir de sí misma si es científica o metafísica no hace más que sembrar la confusión………….
P1. En la última década hemos asistido a un “boom” en la secuenciación de genomas de diversos organismos, lo que ha llevado a que ahora dispongamos de bases de datos bastante completas. ¿Cómo crees que esa información puede afectar al entendimiento de los mecanismos evolutivos?
R: Responderé con las palabras de científicos implicados en estas secuenciaciones: han tenido “profundas consecuencias evolutivas”. Por ejemplo, el genoma de la anémona, cuyo origen se sitúa en hace 700 millones de años, tiene unos 18.000 genes (el hombre tiene unos 22.000) codificantes de proteínas. Se han encontrado en el genoma de la anémona “bloques de ADN” que están presentes en el hombre en la misma disposición. Más del 80% de sus intrones están en los mismos sitios que en el hombre y han encontrado 283 “genes” que en el hombre se asocian a enfermedades, entre ellos, uno casi exacto al “gen” BRCA2, supuestamente responsable del cáncer de mama.
En el genoma del erizo de mar, que se sitúa en 500 millones de años de antigüedad, también existen estos “bloques”. El número de genes codificantes de proteínas es de 23.500! de los que compartimos 7.077, entre ellos los relacionados con la visión, olfato y oído pero, sobre todo, los genes Rag (como sabrán, originados por transposones) implicados en la respuesta inmunitaria, y mucho otros genes asociados, en el hombre, con enfermedades como la distrofia muscular, la corea de Huntington… No es extraño que en los comentarios a estos descubrimientos en revistas como Science los califiquen de “revolución intelectual”.
Pero desde el punto de vista concreto de estudios relacionados directamente con la evolución, las secuenciaciones de genomas de mamíferos han desbaratado por completo las antiguas filogenias. Han definido tres superórdenes de mamíferos: Afrotheria (la mayoría de las especies africanas), Xenartra (especies de Centro y Sudamérica) y Laurasiatheria (fundamentalmente los euroasiáticos). Hay otra agrupación superior muy curiosa, Boreotheria, que agrupa a Laurasiatheria con Supraprimates que incluyen roedores y primates. Lo interesante es que estudios de los retrotransposones de mamíferos relacionados con datos paleontológicos indican un origen “casi simultáneo” de estos superórdenes.
A esto hay que añadirle características de los genomas conocidas hace tiempo, como que los genes no son unidades “discretas”, sino que están compuestos por fragmentos de ADN , a veces con muchos intrones dentro, a veces dispersos por el genoma, y que están sometidos a “splicing alternativo” (transcripcional y postranscripcional) es decir a una especie de barajamiento de sus componentes, por lo que una secuencia puede codificar cientos o miles de proteínas diferentes, que se expresan de modo diferente en cada tejido y en cada momento y que esa expresión está controlada por el conjunto del genoma, lo que incluye lo que se ha considerado hasta hace poco ADN “basura”, mediante mecanismos enormemente complejos (microARNs, ARN de interferencia, ARN antisentido…) y que este control está condicionado por el proteoma y el metaboloma, depedientes a su vez de las condiciones del ambiente celular y, por tanto, del ambiente externo. Y que en la construcción de los organismos los genes operan en “redes”. Todo esto sin contar con la herencia epigenética, también dependiente del ambiente.
El prestigioso experto en biología evolutiva del desarrollo Stuart A. Newman lo explica de una manera muy brillante: “los genes no determinan unívocamente lo que hay en la célula, sino que lo que hay en la célula determina cómo se usan los genes”


Read more: http://www.madrimasd.org/blogs/biologia_pensamiento/2010/09/22/132043#ixzz1DlTgyIhO






UEVES 8 DE NOVIEMBRE DE 2007

EL LECHO DE PROCUSTES


LA CONEXIÓN CONCEPTUAL ENTRE JUSTICIA Y VIDA BUENA


Gonzalo Gamio Gehri


Consideremos la argumentación genérica de las teorías contractualistas de la justicia y la sociedad, presentes, por ejemplo, en la Teoría de la justicia de Rawls o en los textos de Dworkin. Todas ellas asumen la hipótesis teórica de un imaginario pacto universal que daría origen a la vida social, bajo el supuesto de un estado de cosas anterior, en el cual los individuos viven en una situación de igualdad y libertad, sin el amparo y las restricciones que provienen de la ley. Como hemos visto, el estado natural – o la posición original – son presuposiciones conceptuales de índole contrafáctica, no constataciones de corte antropológico. Justamente su carácter ideal pretende darle fuerza normativa a la teoría.

El resultado – si nos guiamos por la propuesta del primer Rawls – más que ingresar a cierto tipo de sociedad, es determinar en condiciones de equidad los principios deontológicos que la regularían en el futuro (si es que no la regulan de facto[1]). Se trata de principios que cada una de las partes elegirían en una situación de absoluta neutralidad, vale decir, si ninguno de sus intereses sustantivos y empíricos se pone en juego en el momento de la elección. Hemos visto cómo, en esta línea de reflexión, la hipótesis del recurso al velo de la ignorancia como mecanismo de eliminación de lo particular (tanto lo ético – cultural como lo socioeconómico e incluso lo “natural”) constituye una estrategia ineludible para preservar la “pureza racional” de la teoría. En esta situación de absoluta imparcialidad, el yo debe ser concebido como ontológicamente anterior e independiente de sus fines, fundamentalmente en lo que se refiere a sus concepciones de la vida buena. Esto constituye el precio de la ‘objetividad’.

No pocos autores – desde Hegel y Tocqueville en adelante – han llamado la atención acerca las debilidades conceptuales subyacentes al individualismo metodológico que han suscrito las diferentes teorías del contrato desde el siglo XVII hasta hoy. Ellas suponen la existencia (al menos teórica) de un individuo desarraigado, carente de raíces históricas y sociales, despojado de cualquier atributo cultural o sexual; un sujeto que se define como un elector racional merced a su capacidad de calcular intereses, costos y beneficios. Es un “yo sin trabas”, un sopesador libre de oportunidades y alternativas, que no ve su elección como constreñida por fines o lazos “exteriores”, heterónomos. No importa qué elija, lo que es relevante desde la perspectiva práctica es su capacidad de elegir.

Este sujeto desarraigado es el protagonista de los desarrollos más radicales de la filosofía moderna, desde las reflexiones metafísicas y cosmológicas de Descartes hasta las propuestas del liberalismo procedimental en Locke y Kant. Recordemos que ya en 1817 había señalado Hegel cuán célebre se había tornado la proyección del atomismo desarrollado en la investigación científico-natural hacia la filosofía moral y política. En efecto, en el § 98 de la Enciclopedia afirma el filósofo de Stuttgart que “en los tiempos modernos, el modo de ser atomístico se ha hecho más importante en el campopolítico que en el físico. Según este modo de ver, el principio del Estado es la voluntad de los singulares en cuanto tales, lo que atrae [a las voluntades] es la particularidad de las necesidades o las inclinaciones, mientras lo universal, el Estado mismo, es la relación extrínseca del contrato."[2]

El contrato aparece como el acto fundacional de la puesta en marcha de la racionalidad práctica de una sociedad justa y bien ordenada. Bajo el supuesto del pacto social – un acuerdo no distorsionado entre individuos independientes e iguales, que deciden autónomamente en materia de reglas para la convivencia y la asignación de libertades subjetivas y bienes primarios - los principios de la justicia logran su justificación última. Desde este punto de vista, una investigación empírica sobre el origen de los consensos acerca de la justicia no podría garantizar su absoluta imparcialidad y validez. De todos modos, es preciso recordar que la clase de contratos que tienen lugar en el seno de las sociedades concretas no reproducen sin más los esquemas teóricos de la suposición ideal configurada en la posición original. En El liberalismo y los límites de la justicia, Michael Sandel denuncia con agudeza el alto grado de abstracción de las transacciones y los sujetos en la teoría de Rawls.




“De la misma manera en que el “yo” es anterior a los fines que
afirma, el contrato es anterior a los principios que genera. Por supuesto,
no cualquier contrato es anterior a los principios de justicia; como hemos
visto, los contratos reales no pueden justificarse precisamente porque están
típicamente situados en las prácticas y convenciones que la justicia debe
evaluar. De forma similar, las personas reales, habitualmente concebidas como
“llenas (…) de rasgos particulares” no son estrictamente anteriores con respecto
a sus fines, sino que están rodeadas y condicionadas por los valores, intereses
y deseos de entre los cuales el “yo” “soberano”, en tanto sujeto de la posesión,
tomará sus propósitos.”
[3]

En la óptica de Sandel, la Teoría de la justicia de Rawls ha construido una abstracción sobre la base de las prácticas reales de negociación en torno a intereses individuales, prácticas presentes en la construcción de los contratos reales, en la esfera de las transacciones vinculadas al comercio y la propiedad. En esta dirección, Hegel ha argumentado con lucidez que el modelo del contrato constituye un eje de lectura plausible para los acuerdos basados en la ponderación de los intereses económicos privados y el arbitrio individual[4]. Fuera de los márgenes del llamado “derecho abstracto”, el contrato resulta insuficiente para explorar formas de interacción humana en donde no sólo están en juego los bienes instrumentales del individuo o bienes convergentes: aquellas formas de vínculo en donde alguna noción de propósito común tiene lugar, por ejemplo, en la vida privada la familia (recordemos la ácida crítica hegeliana a la interpretación contractualista del matrimonio en el pensamiento de Kant[5]), y por supuesto en las formas de actividad política fundada en la pertenencia crítica a las instituciones que vertebran la comunidad política[6]: fuera del mercado y los tribunales penales, el enfoque contractual fracasa como explicación de las asuntos humanos. El derecho abstracto constituye una comprensión unilateral frente a las relaciones concretas que constituyen la eticidad. En esta perspectiva, tendremos que encontrar recursos conceptuales más finos que el propio esquema conceptual para enfrentar nuestras prácticas sociales y políticas y las reglas de justicia encarnadas en ellas.

Pero el contractualismo ha construido una ‘teoría del yo’ atomista y potencialmente corrosiva de los vínculos sociales que precisamente los principios de justicia pretendían esclarecer u orientar críticamente. La suposición del velo de la ignorancia convierte en borrosos los sentimientos de pertenencia mutua a un grupo social o institución, la remisión a un conjunto de prácticas cultural y reflexivamente adquiridas en el curso de una vida, así como la percepción de determinados ideales o propósitos que para los agentes cuentan como téle (las comprensiones de la vida buena). Puesta entre paréntesis esta amplia gama de valoraciones, relaciones y compromisos con los que de facto los agentes concretos se involucran, entonces resulta claro que el único móvil “legítimo” para la elección de los principios y el actuar reglamentado constituye la búsqueda del interés individual. No obstante ¿Nuestro sentido de justicia necesita realmente de este proceso de abstracción? ¿La justicia no pierde demasiado en el abandono de nuestras adhesiones ordinarias y compromisos sustantivos?

Bajo el velo de la ignorancia, sin duda los individuos elegirían los principios abstractos desarrollados por Rawls, u otros semejantes ¿Debemos entonces cubrirnos con él, o debemos profundizar en nuestra condición de agentes vinculados y enraizados en mundos vitales concretos? Michael Walzer ha desarrollado esta reflexión de una manera persuasiva a través de una curiosa imagen. Sostiene que en el caso hipotético de que tuviésemos que elegir las características del lugar donde vivir sin tener memoria de cómo eran los hogares donde vivíamos, probablemente propondríamos algo muy parecido a las habitaciones del Hotel Hilton; en tal situación hipotética los electores desarraigados pretenden configurar algún lugar donde sentirse “como en casa” (seguramente ese es el objetivo máximo de todo buen hotel), de modo que la pertenencia concreta incluso como metáfora marca la pauta valorativa de un consenso ideal en lo concerniente a la sociedad. Walzer señala con razón que las habitaciones de un hotel de cinco estrellas podrían reproducir los estándares deseables para individuos desarraigados mutuamente “extraños” – personas que viajan, que requieren habitaciones provisionales estando fuera del hogar -, pero que para los agentes concretos no hay nada mejor que “estar en casa” [7] .

Los agentes distributivos son agentes históricos concretos, y no “yoes desarraigados” escindidos de sus situaciones mundano – sociales. Los retos incorporados en la agenda de la justicia distributivos están asociados a bienes concretos, a significados sociales concretos, y a políticas distributivas también concretas. El enfoque meramente procedimental impone nuevamente a las formas de justicia a padecer sobre el Lecho de Procustes, simplificando las posibilidades de la distribución justa: si el individuo distributivo no posee atributos sustantivos, los únicos bienes en juego son privados, los únicos criterios deliberativos son instrumentales, los únicos principios distributivos son la igualdad y - en caso de existir desigualdad - las necesidades. La justicia contractualista echa a perder la sutileza del análisis en torno a los bienes sociales y la riqueza de los caminos posibles de la distribución.

El ideal de un ‘principio maestro’ no aprehende la complejidad del problema de la justicia (ya percibida por el propio Aristóteles). Este ideal nos recuerda al legendario actuar de Procustes – llamado Polipemón – quien vivía en el camino de Coridalo, en Ática. Cuenta el mito que Procustes brindaba hospedaje a los viajeros, ofreciéndoles por la noche un lecho mortal, supuestamente de ‘medidas perfectas’: quienes eran demasiado grandes para la cama, perecían mutilados por la parte de las piernas que sobresaliese, quienes resultaban demasiado pequeños para el lecho, eran estirados en un potro hasta ajustarse a su longitud. Esta macabra tortura provocaba el disfrute del malévolo anfitrión. El héroe ateniense Teseo acabó con él al poco tiempo, aplicándole sus propios tormentos, devolviéndole lo que merecía, según el juicio del joven[8]. Este mito representa alegóricamente (para nuestros propios intereses) la dramática hybris en la que incurren aquellos que pretenden imponerle esquemas ciegos y rígidos a la realidad, forzándola a adecuarse a ellos a como dé lugar. Muestra la carencia de lucidez de quienes no toman en consideración la complejidad de la vida práctica. Eso es precisamente lo que piensa Walzer de los dos principios de Rawls. Por ello entiende necesario asumir el punto de vista del agente, en oposición a la perspectiva desarrollada en tercera persona.




“Incluso si favorecieran la imparcialidad, la pregunta que con
mayor probabilidad surgirá en la mente de los miembros de una comunidad política
no es ¿qué escogerían individuos racionales en condiciones universalizantes de
tal o cual tipo? Sino ¿qué escogerían personas como nosotros, ubicadas como
nosotros lo estamos compartiendo una cultura y decididos a seguirla
compartiendo? Esta pregunta fácilmente puede transformarse en: ¿qué
interpretaciones (en realidad) compartimos?”
[9]



Es cierto que algún discípulo de Rawls podría argüir en su favor que la distribución justa que la justicia como imparcialidad busca promover se concentra estrictamente en el fuero político, hogar de la razón pública: en ese caso, seríamos nosotros quienes pretenderíamos aplicar a la teoría de Rawls el Lecho de Procustes, estirando sus coyunturas – originariamente circunscritas a lo político procedimental y estatal – hacia toda la amplia gama de los bienes distributivos. Hay que precisar, no obstante, que esta objeción resulta ser bastante defectuosa en un nivel conceptual, si tomamos en cuenta el estrecho margen del ámbito político en el pensamiento de Rawls (las instituciones y actividades que conciernen al trabajo de los jueces y las autoridades estatales, gubernamentales y legislativas, así como la labor de los candidatos a ocupar estas plazas[10]), en contraste con los “bienes primarios” a ser distribuidos. Está claro, por ejemplo, que la estima social – bien perteneciente al rubro de las formas sociales de autorrespeto – no constituye un bien cuya transacción corresponda al plano restringido de lo político procedimental. La estima social (fuera del caso del respeto debido a la dignidad intrínseca de todas las personas), es un valor cuyas asignaciones nos remiten a la dinámica propia del reconocimiento, que transita diversos escenarios sociales; resulta evidente que esta clase de estima no es distribuida por el Estado, al menos no fundamentalmente por él. Suelen ser aquí los méritos, y no las necesidades y la igualdad, las pautas que priman ordinariamente en la administración de la estima social. Diríase que, acaso de un modo no completamente explícito, la multiplicidad de aristas de la propuesta de Rawls excede la estrechez básica de las fronteras de su limitado concepto de lo político.

El esquema contractualista asimismo caricaturiza sin remedio las conexiones entre lo justo y lo bueno, entre los fueros públicos, propios de la “política” y el “derecho” frente a la “ética”, entendida desde las aspiraciones y prácticas no públicas referidas a la plenitud de la vida. El liberalismo de inspiración procedimental promueve un “modelo normativo” externo a nuestras prácticas públicas, porque pretende examinar en qué medida éstas se fundan en relaciones equitativas y no discriminatorias. La propia pretensión de neutralidad ética, la búsqueda de imparcialidad frente a las concepciones particulares de la vida buena responden al ideal de respeto a la diversidad y a la promoción de la libertad subjetiva frente a la dirección de los proyectos vitales: en ese sentido se trata de pretensiones prácticas guiadas implícitamente por cierta clase de “bienes”. No cabe duda de que en este proceder puede existir cierta miopía conceptual – como veremos en el apartado siguiente, pues no todos nuestros compromisos éticos pueden asignarse al rubro de la esfera privada y al de la ‘elección individual – pero no es difícil constatar hasta qué punto este modo de pensar y de distinguir fueros se inspira en valoraciones puntuales que funcionan comotéle.

Nuestros principios distributivos y sistemas legales apuntan a la protección de los derechos individuales; esto tiene sentido porque apuntamos a honrar aquello que consideramos la intrínseca dignidad de la persona humana. Concebimos que los servicios sociales deban garantizar el acceso de los ciudadanos más pobres a la satisfacción de sus necesidades más imperiosas porque consideramos que la solidaridad, la benevolencia y la igualdad de oportunidades deben ser observadas por una sociedad decente. Promovemos la expresión sin coacciones de las creencias y las valoraciones de todos los individuos, precisamente porque apreciamos las libertades intelectuales y de conciencia (y porque condenamos la discriminación y la tolerancia). Dignidad, solidaridad, igualdad, libertad, equidad constituyen “bienes” que una sociedad “justa” reclama como orientadores de su organización y actuación en la historia. Señalar que no constituyen una compleja visión liberal de la vida buena – a la sazón sanamente compatible con el pluralismo – evidencia una cierta falta de claridad reflexiva del liberalismo como civilización respecto a sus propios ‘fundamentos’. Una peculiar teleología ético – política la guía e interpreta: paradójicamente el liberalismo ha renunciado aparentemente a razonar en términos teleológicos para satisfacer ciertos valores que le dan razón de ser como enfoque normativo[11].

Desde luego, estas consideraciones no pretenden eliminar cualquier elemento procedimental en una imagen compleja de la justicia liberal: ellas apuntan solamente a poner de manifiesto el lugar de los bienes en las distinciones que promueve el liberalismo, e incluso inspiran el anhelo de imparcialidad y de pluralismo. De lo que se trata es de mostrar la articulación sustantiva entre el bien y el procedimiento allí en donde se les necesita (por ejemplo, en los asuntos judiciales, o en los procesos políticos de representación en el nivel del propio Estado, etc.). Intentos por justificar el liberalismo a la luz de sus contextos y compromisos éticos – como la propia perspectiva de Walzer – combaten frontalmente la reducción de las prácticas y las valoraciones a los esquemas formales; este realismo hermenéutico constituye el mejor remedio contra la tentación de tender las formas encarnadas de justicia distributiva sobre el letal Lecho de Procustes.

NOTAS.-

[1] En Liberalismo político, Rawls afirma que los principios que ordenan normativamente la estructura básica de la sociedad corresponden a los fundamentos que sostienen las “tradiciones democráticas).[2] Hegel, G.W.F. Enciclopedia de las ciencias filosóficas. Madrid: Alianza Universidad 1995, § 98, p. 201.[3] Sandel, Michael El liberalismo y los límites de la justicia op.cit., p. 154.[4] Consúltese Hegel, G.W.F. Principios de filosofía del derecho Madrid, EDHASA 1986. §§ 72-81. Véase además Ritter, Joachim “Persona y propiedad” en: Amengual, Gabriel (Ed.) Estudios sobre la Filosofía del derecho de Hegel Madrid, Centro de Estudios Constitucionales 1989 pp. 121-42.[5] Ibid. § 75, obs.[6] Ibid. , véase el Agregado al. § 75.[7] Cfr. Walzer, Michael Interpretación y crítica social Buenos Aires, Nueva Visión p. 20 – 1.[8] Consúltese sobre Teseo y Procustes Graves, Robert Los mitos griegosMadrid, Alianza 1985 tomo 1 pp. 411 – 2.[9] Walzer, Michael Esferas de la Justicia op.cit., p. 19.[10] Véase Rawls, John “Una revisión de la idea de la razón pública” enEl derecho de gentes Barcelona, Paidós 2001 p. 158.[11] Véase los importantes análisis de Charles Taylor a este respecto. Taylor, Charles Fuentes del yo Barcelona, Paidós 1996, capítulo 3, numeral 3.3.
Fragmento del primer ensayo publicado en mi libroRacionalidad y conflicto ético. Ensayos sobre filosofía práctica (2007).