jueves, 18 de septiembre de 2008

Friedrich Hayek

Friedrich Hayek

Friedrich August von Hayek (Viena, 8 de mayo de 1899 - Friburgo, 23 de marzo de 1992) fue un filósofo y economista de la Escuela Austríaca, discípulo de Friedrich von Wieser y de Ludwig von Mises. Ha sido uno de los grandes economistas del siglo XX y es considerado por muchos uno de los padres del liberalismo moderno. Ha sido también uno de los mayores críticos de la economía planificada y socialista. Fue galardonado con el "Premio Nobel" de Economía en 1974

Contradicción entre economía planificada y libertad individual que conduce a un régimen totalitario [editar]
Hayek, no sólo pensaba que el socialismo y la colectividad comunista implementada por el estado eran inviables por la falta de precios de mercado, si no que además, en un plano más filosófico y político, eran incompatibles con la libertad individual, y que, además, estos sistemas, necesariamente llevaban al establecimiento de régimenes totalitarios, ya que los que llegarían al poder serían siempre los peores elementos de la sociedad. Estas críticas no iban dirigidas tan sólo hacia los sistemas de economía planificada, si no en general hacia cualquier intervención del estado en la economía, que para él significaba un socialismo progresivo. Hayek desarrolló estos argumentos en “Camino de servidumbre”, libro publicado en 1944, que le hizo muy popular y que se ha convertido en un clásico. Esta obra la realizó para contraargumentar las opiniones que rezaban que el nazismo era la consecuencia única del pueblo alemán, y la culpa estaba en el "germanismo". Él dijó que el nazismo se había desarrollado como un sistema socialista muy similar al de la URSS, solo que se cambió el elemento de clases por razas, y que esa era la única consecuencia de la evolución del comunismo. También podríamos destacar de este campo, “Los fundamentos de la libertad” de 1960, considerada una de sus obras maestras.
Hayek argumentaba que sin propiedad privada, se crea una dependencia tan grande del estado que nos convierte prácticamente en esclavos. El estado debería tener tantos poderes que necesariamente tendría que repercutir en la sociedad. En una sociedad planificada, debe haber alguien que ejerza el poder, que controle el estado. Para imponer unos objetivos comunes a una sociedad, aunque se quiera hacer de manera bienintencionada, es necesario imponer estos objetivos a las personas que no estarán de acuerdo. Para imponerlo, se deberá coaccionar y tomar medidas represivas en caso de que no acepten a la autoridad central, por lo tanto el dirigente se verá obligado a tomar decisiones “desagradables” como el arresto o el asesinato. Entonces, los que llegarían al poder serían los que estuvieran dispuestos a tomar estas medidas, y estos serían asesinos y criminales y a partir de aquí estas personas utilizarían el poder para su beneficio personal.
Orden espontáneo del mercado, la ley y la moral [editar]
Según Hayek, las instituciones de la sociedad, como las leyes, los mercados o el gobierno, incluso el sistema de precios o el lenguaje, no eran un invento o diseño humano para responder a unas determinadas necesidades, sino que era fruto de un orden espontáneo que consideraba un resultado de la acción humana pero no de su diseño. Así, el ser humano, en un proceso de prueba y error, ha visto como ciertas acciones hechas de forma inconsciente le servían para cierta finalidad. Las acciones que sirven para algo perduran y su combinación también espontánea acaba dando lugar a instituciones humanas, que aparecen sin que el hombre se haya planteado deliberadamente su creación. Es por eso que defendía que no debían haber interferencias en la acción individual espontánea y consideraba que la idea del racionalismo de intentar diseñar conscientemente el mundo era una amenaza para la civilización, ya que esta precisamente había nacido a partir del orden espontáneo.
Dicho de otro modo, Hayek concluirá que el surgimiento y desarrollo de las normas morales que permitieron el surgimiento y crecimiento de sociedades extensas fue producto de un azar evolutivo aún en curso, considerando entonces al orden espontáneo que permite tales sociedades inabarcable para la razón humana, no en el sentido de comprender su funcionamiento, sino en el controlar su dirección, por lo que rechazará todo racionalismo constructivista que pretenda guiar o rehacer racional y completamente tal evolución natural del orden social.
Necesaria sería, para Hayek, la coexistencia de la primitiva moral colectivista propia de los grupos pequeños y muy cohesionados que perviven dentro de la sociedad extensa, con su contraria moral evolutiva individualista que garantiza el funcionamiento y crecimiento exitoso de la sociedad humana extensa. Como un intento de imponer la primera sobre la segunda definirá al socialismo, deduciendo de ello que la búsqueda de tal orden social expresaría una aspiración involutiva o retrograda y su consecución implicaría la imposibilidad de sustentar la numerosa población humana creciente.
Sobre este tema podríamos destacar los libros “El orden sensorial” de 1952, libro psicológico donde defiende que la mente humana, igual que el mercado o la sociedad eran fenómenos tan complejos que no se pueden explicar o predecir su funcionamiento; “Derecho, legislación y libertad” que apareció en tres volúmenes en 1973, 1936 y 1979, donde trata sobre la aparición espontánea de las normas legales y morales, y “La fatal arrogancia” de 1988, donde atribuye el nacimiento de la civilización a la propiedad privada.



Teorías sobre el ciclo económico [editar]
Las contribuciones de Hayek sobre los ciclos económicos se consideran su contribución más importante a la economía, y las hizo durante su juventud. Tomó las bases de su teoría de la obra “Teoría del dinero y el crédito” de Mises e hizo su propia interpretación del ciclo económico, que fue conocida como Teoría Austriaca del ciclo económico. Podemos considerar como obras más importantes de esta etapa “Precios y producción” de 1931, que era un compendio de las conferencias que había hecho en la London School of Economics, “Beneficios, interés e inversión” de 1939 y “Teoría pura del capital” de 1941.
Hayek explica el origen del ciclo económico a partir del crédito concedido por el banco central y los tipos de interés artificialmente bajos. La expansión del crédito debido a los bajos intereses hace que los empresarios inviertan en proyectos muy arriesgados y en los que nunca hubieran invertido con unos tipos más altos, y provocan una mala coordinación entre producción y consumo e inflación. Primero hay una gran expansión, pero después una gran recesión hasta que vuelve a ajustarse la economía. El proceso sería el siguiente: el alza de precios resultante de una expansión conduce a la caída de los salarios reales, que induce a la substitución de máquinas por mano de obra y una reducción general de los períodos de producción, y en consecuencia los tipos de interés suben, cae la inversión y la economía sufre un descalabro; a la inversa, en una depresión el alza de los salarios reales reactiva la inversión y la mano de obra es reemplazada por maquinaria y los períodos de producción se alargan. Según este argumento, un nivel de consumo al alza a partir de un cierto punto reduce la inversión más que no la aumenta, y viceversa por lo que hace a un nivel de consumo a la baja.




Su enfrentamiento comenzó cuando Hayek hizo un escrito desfavorable al libro de Keynes “Tratado sobre el dinero” y Keynes le replicó. Después, Keynes tomó la iniciativa y pidió a Piero Sraffa que hiciera un informe crítico de la obra “Precios y producción” de Hayek, que este replicó. Esta situación provocó que todos los más importantes economistas del momento tomaran parte por uno de los dos bandos. La controversia acabó en 1936 con la publicación de la “Teoría general” de Keynes, que le proclamó ganador, al menos momentáneamente, e hizo que sus tesis fueran las que se impusieran.
Después de esto, dejó las cuestiones técnicas de la economía para dedicarse a temas más filosóficos o sociales. También creó sociedades con tal de difundir sus ideas y oponerse al socialismo, como la Mont Pelerin Society, en 1947.
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