el primer beso es el que da el impulso

el primer beso es el que da el impulso

Que haya mucho más. Tómala por mí. Es
tiempo de aparearse. Júpiter, un fresco tiempo
de celo envíales. Sí atortólala.
Afrodita. Desnudo pecado de vientre de trigo.
Una serpiente la arrulla, el colmillo en su beso.

Se pegaron sus bocas en un lascivo beso
voluptuoso, mientras sus manos buscaban a
tientas las opulentas curvas dentro del
deshabillé.

Una ola cálida lo inundó suavemente,
intimidando su carne. Carne rendida entre
arrugadas ropas. Blancos ojos desmayándose.

Alentada por esta mención de su nombre de pila
ella besó apasionadamente todas las varias
superficies de su persona que la vestidura permitía
alcanzar a su ardor. Ella le juró mientras
confundían las saladas corrientes de sus
lágrimas que acariciaría su recuerdo, que ella
nunca olvidaría a su muchacho, héroe que
marchó con una canción en los
labios.

El primer beso es el que da el impulso. El
momento propicio. Algo que se suelta dentro de
ellos. Se ablandan, se les ve en la mirada, a
hurtadillas. Los primeros pensamientos son los
mejores. Se acuerdan de eso hasta el día de su
muerte. El que la besó
bajo la pared al lado de los jardines.

La carnosa
lengua entre los labios, le ofrece un beso de
paloma. Hnhn.

En el país del sol de medianoche, las
Islas de los Bienaventurados, la Tierra de Promisión, adiposos
hemisferios femeninos posteriores, fragantes a
leche y miel y de excretorio calor sanguíneo y
seminal, evocador de
curvas de amplitud, de muda inmutable madura
animalidad.

sylphide

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cristina branco, "ai vida"