domingo, 30 de noviembre de 2008

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Kurt Gödel

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Kurt Gödel

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Kurt Gödel

Kurt Gödel

Nacimiento28 de abril de 1906
Brünn (Brno) Imperio Austrohúngaro
Muerte14 de enero de 1978
Princeton, Bandera de los Estados Unidos EEUU
ResidenciaAustria, EEUU
Campo/sMatemáticas
InstitucionesInstituto de Estudios Avanzados de Princeton
Alma máterUniversidad de Viena
Supervisor doctoralHans Hahn
Conocido porTeorema de incompletitud de Gödel
Premios destacadosPremio Albert Einstein (1951)
CónyugeAdele Porkert
El título de este artículo contiene el carácter alemán ö. El nombre también puede escribirse Kurt Goedel

Kurt Gödel ([kuɹtˈgøːdl]) (28 de abril, 1906 Brno (Brünn), Austria-Hungría (ahora República Checa) – 14 de enero, 1978 Princeton, New Jersey) fue un lógico, matemático y filósofo austriaco-estadounidense.

Reconocido como uno de los más importantes lógicos de todos los tiempos, el trabajo de Gödel ha tenido un impacto inmenso en el pensamiento científico y filosófico del siglo XX. Gödel, al igual que otros pensadores como Bertrand Russell, A. N. Whitehead y David Hilbert intentó emplear la lógica y la teoría de conjuntos para comprender los fundamentos de la matemática. A Gödel se le conoce mejor por sus dos teoremas de la incompletitud, publicados en 1931 a los 25 años de edad, un año después de finalizar su doctorado en la Universidad de Viena.

El más célebre de sus teoremas de la incompletitud establece que para todo sistema axiomático recursivo auto-consistente lo suficientemente poderoso como para describir la aritmética de los números naturales (la aritmética de Peano), existen proposiciones verdaderas sobre los naturales que no pueden demostrarse a partir de los axiomas. Para demostrar este teorema desarrolló una técnica denominada ahora como numeración de Gödel, el cual codifica expresiones formales como números naturales.

También demostró que la hipótesis del continuo no puede refutarse desde los axiomas aceptados de la teoría de conjuntos, si dichos axiomas son consistentes. Realizó importantes contribuciones a la teoría de la demostración al esclarecer las conexiones entre la lógica clásica, la lógica intuicionista y la lógica modal.

Contenido

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Vida [editar]



Infancia [editar]

Kurt Friedrich Gödel nació el 28 de abril, en Brno (Brünn), en Moravia Austria-Hungría (ahora República Checa) en una familia étnico-germana acomodada, compuesta por Rudolf August Gödel, hombre de negocios y administrador de una fábrica de textiles, y Marianne Gödel (nacida Handschuh), una mujer educada y culta quien permaneció cercana a Gödel durante toda su vida (tal como puede observarse en la extensa correspondencia entre ambos).[1] Al momento de su nacimiento el pueblo tenía una ligera mayoría de población de habla alemana[2] y este era el idioma de sus padres.[3] Gödel que hablaba muy poco el checo se convirtió automáticamente en checoslovaco a la edad de 12 años tras la caída del imperio austro-húngaro al final de la Primera Guerra Mundial. Posteriormente le contó a su biógrafo John W. Dawson que durante ese tiempo se sentía como un "exilado austríaco en Checoslovaquia" ("ein Österreicher im Exil in der Tschechoslowakei"). Decidió convertirse en ciudadano austríaco a la edad de 23 años. Cuando la Alemania nazi anexó Austria Gödel automáticamente se convirtió en ciudadano alemán a la edad de 32 años. Después de la Segunda Guerra Mundial, a la edad de 42 años, se convirtió en ciudadano americano.

En su familia, al joven Kurt lo llamaban Herr Warum (Sr. Por qué) debido a su insaciable curiosidad. La única excepción a una infancia sin incidentes fue el que a partir de los cuatro años Kurt sufrió quebrantos de salud y fiebres reumáticas, de las cuales se recuperó completamente, pero quedó convencido por el resto de su vida de que su corazón había sufrido un daño permanente.

Asistió a la escuela primaria y secundaria en idioma alemán en Brno de la cual se graduó con honores en 1923 y sobresalió en matemáticas, idiomas y religión. En el transcurso de su adolescencia Kurt estudió, entre otras materias, la Teoría de los colores de Goethe, críticas de Isaac Newton y la obra de Immanuel Kant.



Estudios en Viena [editar]

A la edad de 18 años Kurt se reunió con su hermano mayor Rudolf (nacido en 1902) e ingresó a la Universidad de Viena. Para entonces ya dominaba las matemáticas a nivel universitario y aunque en un principio pretendió estudiar física teórica, también asistió a cursos de filosofía impartidos por Heinrich Gomperz y de matemáticas. Durante este período adoptó ideas del realismo matemático, leyó los Metaphysische Anfangsgründe der Naturwissenschaft (Fundamentos metafísicos de la ciencia natural) de Kant, y aunque él mismo no fue un “positivista lógico” participó en reuniones del Círculo de Viena con Moritz Schlick, Hans Hahn y Rudolf Carnap, siendo estos dos últimos de quienes aprendió lógica. Después estudió también la teoría de los números, y fue el asistir a un seminario dirigido por Schlick, en el cual se estudiaba el libro [[Introducción a la lógica matemática]] de Bertrand Russell, lo que lo motivó a interesarse por la lógica matemática.

El asistir a una conferencia de Hilbert sobre la completud y la consistencia de los sistemas matemáticos podría haber sido lo que decidió el curso de su vida. En 1928 Hilbert y Wilhelm Ackermann publicaron los Grundzüge der theoretischen Logik ([[Principios de lógica teórica]]), una introducción a la lógica de primer orden en la cual se planteaba el problema de la completud: “¿Son suficientes los axiomas de un sistema formal para derivar cada una de las proposiciones verdaderas en todos los modelos del sistema?” Este fue el tema elegido por Gödel para su disertación doctoral. En 1929, a la edad de 23 años, completó su disertación bajo la supervisión de Hans Hahn, en la cual Gödel estableció la completud del cálculo de predicados de primer orden (este resultado se conoce ahora como el teorema de la incompletud de Gödel). El título de Dr. Phil. le fue concedido en 1930 y su tesis, junto a trabajo adicional, fue publicada por la Academia de Ciencias de Viena.[4]



Obra en Viena [editar]

En 1931 Gödel publicó sus célebres teoremas de la incompletud en "Über formal unentscheidbare Sätze der Principia Mathematica und verwandter Systeme" ("Sobre proposiciones formalmente indecidibles de Principia Mathematica y sistemas relacionados"). En dicho artículo demostró que para todo sistema axiomático computable que sea lo suficientemente poderoso como para describir la aritmética de los números naturales (e.g. los axiomas de Peano (o ZFC), entonces:

  1. Si el sistema es consistente no puede ser completo. (A esto generalmente se le conoce como el teorema de la incompletud.)
  2. La consistencia de los axiomas no puede demostrarse al interior del sistema.
Estos teoremas finalizaron medio siglo de intentos académicos (comenzando con el trabajo de Frege y culminando en los Principia Mathematica y en el formalismo de Hilbert) por encontrar un conjunto de axiomas suficiente para toda la matemática. El teorema de la incompletud implica también que no toda la matemática es computable.

La idea básica del teorema de la incompletud es más bien simple. Esencialmente Gödel construyó una formula que asegura ser no-demostrable para cierto sistema formal. Si fuera demostrable sería falsa, lo cual contradice el hecho de que en un sistema consistente las proposiciones demostrables son siempre verdaderas. De modo que siempre habrá por lo menos una proposición verdadera pero no demostrable. Esto es, para todo conjunto de axiomas de la aritmética construible por el hombre existe una fórmula la cual se obtiene de la aritmética pero es indemostrable en ese sistema. Sin embargo, para precisar esto Gödel necesitaba resolver varias cuestiones técnicas, tales como proposiciones de codificación y el concepto mismo de demostrabilidad en la teoría de los números naturales. Esto último lo realizó mediante un proceso denominado numeración de Gödel.

En su ensayo de dos páginas "Zum intuitionistischen Aussagenkalkül" (1932) Gödel refutó la “valuabilidad” finita de la lógica intuicionista. En la demostración empleó implicitamente lo que después se conoció como la lógica intermedia de Gödel–Dummett (o Gödel fuzzy logic).

Gödel recibió su habilitación en la Universidad de Viena en 1932, y en 1933 se convirtió en Privatdozent (profesor no remunerado). La ascensión de Hitler en Alemania en 1933 afectó poco a Gödel en Viena, ya que tenía poco interés en la política. Sin embargo, se vió muy afectado por el asesinato de Moritz Schlick (cuyo seminario había despertado su interés por la lógica) a manos de un estudiante perturbado, incidente que resultó en su primer colapso nervioso.



Visitas a los Estados Unidos [editar]

En 1933 Gödel viajó por primera vez a los Estados Unidos donde conoció a Albert Einstein, con quien estrechó lazos de amistad. Presentó una conferencia en la reunión anual de la Sociedad Americana de Matemáticas. En el transcurso de ese año Gödel también desarrolló ideas sobre la computabilidad y la función recursiva al punto que presentó una conferencia sobre dichas funciones y sobre el concepto de verdad. Posteriormente, este trabajo se desarrolló en la teoría de los números, empleando la numeración de Gödel.

En 1934 Gödel presentó una serie de conferencias en el Instituto para Estudios Avanzados (IEA) en Princeton, titulada Sobre las proposiciones indecidibles de los sistemas matemáticos formales. Stephen Kleene, quien acababa de finalizar su doctorado en Princeton, tomó notas de esta conferencia, las cuales fueron publicadas posteriormente.

Gödel visitaría el IEA nuevamente en el otoño de 1935, pero los viajes y el intenso trabajo lo habían extenuado y al año siguiente convaleció producto de una depresión, y no regresó a la docencia sino hasta 1937. Durante ese tiempo se dedicó a la prueba de consistencia del axioma de elección y a la hipótesis del continuo en cuyo trabajo continuó hasta mostrar que estas hipótesis no pueden refutarse desde el sistema común de axiomas de la teoría de conjuntos.

Contrajo matrimonio el 20 de septiembre de 1938 con Adele Nimbursky (nacida Porkert, 1899-1981), a la cual conocía desde hacía 10 años. Los padres de Gödel se oponían a la relación sobre la base de que se trataba de una bailarina divorciada y seis años mayor que él. Nunca tuvieron hijos.

Posteriormente realizó otra visita a los Estados Unidos, donde pasó el otoño de 1938 en el IEA y la primavera de 1939 en la Universidad de Notre Dame. Durante sus vacaciones del IEA, Gödel y su esposa Adele pasaron el verano de 1942 en Blue Hill, Maine. Sin embargo Gödel no estaba meramente vacionando pues tuvo un verano de trabajo muy productivo. John W. Dawson, Jr. conjetura que durante esas vacaciones Gödel, empleando el volumen 15 de su obra todavía sin publicar Arbeitshefte (working notebooks), descubrió una prueba de la independencia del axioma de elección de la teoría finita de tipos, una forma debilitada de la teoría de conjuntos. Hao Wang, amigo cercano de Gödel, apoya dicha conjetura, señalando que los cuadernos de notas de Blue Hill contienen su tratamiento más extenso del problema.



Trabajo en Princeton [editar]

Después del Anschluss en 1938, Austria pasó a formar parte de la Alemania Nazi. Alemania abolió el título de Privatdozent, de modo que Gödel tuvo que concursar a un cargo diferente en el nuevo orden. Sin embargo, sus vínculos anteriores con miembros judíos del Círculo de Viena, especialmente con Hahn, pesaban en su contra. Su situación se precipitó cuando se le encontró apto para el servicio militar, quedando en riesgo de ser llamado a las filas del ejército alemán, razón por la cual emigró hacia los Estados Unidos para asumir un cargo docente en el IEA.

Rápidamente retomó su trabajo en matemáticas y en 1940 publicó su obra Consistencia del axioma de elección y de la hipótesis del continuo generalizada con los axiomas de la teoría de conjuntos, la cual constituye un clásico de la matemática moderna. En dicho trabajo introdujo el universo construible, un modelo de la teoría de conjuntos en el cual los únicos conjuntos que existen son aquellos que pueden construirse a partir de conjuntos más simples. Gödel mostró que tanto el axioma de elección (AC) y la hipótesis del continuo generalizada (HCG) son verdaderas en el universo construible y por lo tanto deben de ser consistentes con los axiomas de Zermelo-Frankel para la teoría de conjuntos (ZF). Posteriormente Paul Cohen construyó un modelo de ZF en el cual AC y HCG son falsos; en conjunto estas demostraciones significan que AC y HCG son independientes de los axiomas de ZF para la teoría de conjuntos.

Hacia el final de los 1940s Gödel demostró la existencia de soluciones paradójicas a las ecuaciones de campo de la relatividad general de Albert Einstein. Estos "universos rotatorios" permitirían viajar en el tiempo y provocaron dudas en Einstein sobre su propia teoría. Sus soluciones se conocen como la métrica de Gödel (o el Universo de Gödel).

Durante sus muchos años en el Instituto, los intereses de Gödel se tornaron hacia la filosofía y la física. Estudió y admiró las obras de Gottfried Leibniz, pero llegó a la conclusión (sin evidencia) de que la mayor parte del trabajo de Leibniz había sido suprimida. En menor medida también estudió a Kant y a Edmund Husserl. Al principio de los 1970s Gödel circuló entre sus amistades una elaboración de la demostración ontológica de Leibniz sobre la existencia de Dios, la cual se conoce ahora como la demostración ontológica de Gödel.

En 1946 Gödel se convirtió en un miembro permanente del IEA. Alrededor de este período dejó de publicar, aunque continuo trabajando. Se convirtió plenamente en profesor del Instituto en 1955 y en profesor emérito en 1976.

En 1951 Gödel fue reconocido (junto a Julian Schwinger) con el primer Premio Albert Einstein, y también se le entregó la National Medal of Science en 1974.



Muerte [editar]

En sus últimos años Gödel sufrió de períodos de inestabilidad y enfermedad mental. Tenía temores obsesivos de ser envenenado, y no comía a menos que su esposa Adele probara la comida antes que él. A finales de 1977 Adele fue hospitalizada durante seis meses y no pudo continuar probando la comida de Gödel. En su ausencia se rehusó a comer, hasta el punto de dejarse morir de hambre. Al momento de su muerte pesaba 65 libras. El certificado de defunción en el Hospital de Princeton, el 14 de enero de 1978, reporta que murió de "desnutrición e inanición causadas por perturbaciones en la personalidad".[5]



Legado y distinciones [editar]

La Kurt Gödel Society, fundada en 1987, fue nombrada en su honor. Es una organización internacional dedicada a la promoción de la investigación en lógica, filosofía y la historia de las matemáticas. Fue nombrado doctor honorario en Literatura por la Universidad Yale en 1951. También recibió un doctorado honorario en Ciencias por la Universidad Harvard en 1952 con una mención en la que le declaró "el descubridor de la verdad matemática más significativa del siglo". Fue elegido como miembro de la Academia Nacional de Ciencias en 1955 y de la Academia Americana de las Artes y Ciencias en 1957. En 1961 ingresó en la Sociedad Filosófica de América y en 1967 fue elegido miembro honorario de la Sociedad Matemática de Londres. Finalmente, en 1975 el presidente Gerald Ford le entregó la Medalla Nacional de las Ciencias.



La amistad de Gödel con Einstein [editar]

Albert Einstein y Gödel entablaron una amistad legendaria, compartida en las caminatas que tomaban juntos en el IEA. La naturaleza de sus conversaciones permaneció en el misterio para los otros miembros del Instituto. El economista Oskar Morgenstern recuerda que hacia el final de su vida Einstein le confió que "su propio trabajo ya no importaba mucho, que llegaba al Instituto únicamente para tener el privilegio de caminar a casa junto a Gödel".[6]

Einstein y Morgenstern asesoraron a Gödel para el examen de su ciudadanía estadounidense, preocupados de que el comportamiento impredecible de su amigo pusiera en riesgo su oportunidad. Cuando se mencionó brevemente el regimen nazi, Gödel le informó al juez que presidía que había descubierto una manera en que una dictadura pudiese instaurarse legalmente en los EE.UU., mediante una contradicción lógica en la Constitución. Ni el juez ni Einstein o Morgenstern, le permitieron a Gödel terminar la elaboración de su pensamiento y la ciudadanía le fue entregada.[7]



Gödel en la cultura popular [editar]

En la comedia romántica de 1994 I.Q. dirigida por Fred Schepisi, se dramatizó a Gödel como un personaje secundario encarnado por el actor Lou Jacobi; en el film aparece sin su paranoia y disfrutando plenamente de su jubilación. En 2007 estudiantes de la Nederlandse Filmacademie (Dutch) (Dutch Film Academy) se graduaron con un corto de 25 minutos, dirigido por Igor Kramer con el actor austriaco Robert Stuc en el papel principal; un Gödel retirado se percata de que sus alrededores son un set de filmación, lo cual alimenta su paranoia.



Publicaciones importantes [editar]

En alemán:

  • 1931, "Über formal unentscheidbare Sätze der Principia Mathematica und verwandter Systeme," Monatshefte für Mathematik und Physik 38: 173-98.
  • 1932, "Zum intuitionistischen Aussagenkalkül", Anzeiger Akademie der Wissenschaften Wien 69: 65–66.
En inglés:

  • 1940. The Consistency of the Axiom of Choice and of the Generalized Continuum Hypothesis with the Axioms of Set Theory. Princeton University Press.
  • 1947. "What is Cantor's continuum problem?" The American Mathematical Monthly 54: 515-25. Revised version in Paul Benacerraf and Hilary Putnam, eds., 1984 (1964). Philosophy of Mathematics: Selected Readings. Cambridge Univ. Press: 470-85.
En traducción al inglés:

  • Kurt Godel, 1992. On Formally Undecidable Propositions Of Principia Mathematica And Related Systems, tr. B. Meltzer, with a comprehensive introduction by Richard Braithwaite. Dover reprint of the 1962 Basic Books edition.
  • Kurt Godel, 2000. http://www.research.ibm.com/people/h/hirzel/papers/canon00-goedel.pdf On Formally Undecidable Propositions Of Principia Mathematica And Related Systems, tr. Martin Hirzel
  • Jean van Heijenoort, 1967. A Source Book in Mathematical Logic, 1879-1931. Harvard Univ. Press.
    • 1930. "The completeness of the axioms of the functional calculus of logic," 582-91.
    • 1930. "Some metamathematical results on completeness and consistency," 595-96. Abstract to (1931).
    • 1931. "On formally undecidable propositions of Principia Mathematica and related systems," 596-616.
    • 1931a. "On completeness and consistency," 616-17.


Referencias [editar]

Fuentes primarias:

  • Gödel, Kurt 1931 Sobre proposiciones formalmente indecidibles de los Principia mathematica y sistemas afines. Valencia: Teorema, 1980 y 2.ª edición: 1981 ISBN 84-370-0168-4 -
  • Gödel, Kurt 1931 Sobre proposiciones formalmente indecidibles de los Principia mathematica y sistemas afines. Oviedo: krk ediciones[1], 2006. ISBN 978-84-96476-95-0
  • Gödel, Kurt 1981: Obras completas. Madrid: Alianza Editorial, ISBN 84-206-2286-9
  • Gödel, Kurt 1994: Ensayos inéditos. Francisco Rodríguez Consuegra, editor. Biblioteca Mondadori. ISBN 84-397-1966-3
Fuentes secundarias:



Notas [editar]

  1. Dawson 1997, pp. 3-4
  2. 1911 Encyclopædia Britannica/Brünn. Consultado el 2008-03-13.
  3. Dawson 1997, p. 12
  4. Gödel, Kurt, 1986, Collected Works. I: Publications 1929–1936. S. Feferman, S. Kleene, G. Moore, R. Solovay, and J. van Heijenoort (eds.), Oxford: Oxford University Press.
  5. Toates, Frederick, Olga Coschug Toates (2002). Obsessive Compulsive Disorder: Practical Tried-and-Tested Strategies to Overcome OCD. Class Publishing, 221.
  6. Goldstein, Rebecca (2005). Incompleteness: The Proof and Paradox of Kurt Godel. W. W. Norton, 33.
  7. Holt, Jim (February 1998). "The Loophole: A logician challenges the Constitution". Lingua Franca. Consultado el 17 de noviembre de 2007.


Véase también [editar]

sábado, 29 de noviembre de 2008

Carl Gustav Jung

Carl Gustav Jung

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Carl Gustav Jung

Jung en 1909

Nacimiento26 de julio 1875
Kesswil, Cantón de Turgovia, Suiza
Muerte6 de junio 1961
Küsnacht, Cantón de Zúrich, Suiza
Residencia Suiza
Campo/sPsiquiatría, Psicología, Psicoterapia, Psicología analítica
InstitucionesBurghölzli (Universidad de Zúrich)
Supervisor doctoralEugen Bleuler, Sigmund Freud
Conocido porInconsciente colectivo, Arquetipo, Individuación, Sincronicidad, Psicología analítica
SociedadesEranos, IAAP
Carl Gustav Jung (n. 26 de julio 1875 en Kesswil, Cantón de Turgovia, Suiza; † 6 de junio 1961 en Küsnacht, Cantón de Zúrich, id.) (AFI:[ˈkarl ˈgʊstaf ˈjʊŋ]) fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente, fundador de la escuela de Psicología analítica, también llamada Psicología de los complejos y Psicología profunda.

Se le relaciona a menudo con Sigmund Freud, de quien fuera colaborador en sus comienzos. Carl Gustav Jung fue un pionero de la psicología profunda y uno de los estudiosos de esta disciplina más ampliamente leídos en el siglo veinte. Su abordaje teórico y clínico enfatizó la conexión funcional entre la estructura de la psique y la de sus productos (es decir, sus manifestaciones culturales). Esto le impulsó a incorporar en su metodología nociones procedentes de la antropología, la alquimia, los sueños, el arte, la mitología, la religión y la filosofía.

Jung no fue el primero en dedicarse al estudio de la actividad onírica. No obstante, sus contribuciones al análisis de los sueños fueron extensivas y altamente influyentes. Escribió una prolífica obra. Aunque, durante la mayor parte de su vida, centró su trabajo en la formulación de teorías psicológicas, y en la práctica clínica, también incursionó en otros campos de las humanidades: desde el estudio comparativo de las religiones, la filosofía y la sociología, hasta la crítica del arte y la literatura.



Freud, Jung y el psicoanálisis [editar]

Artículo principal: Historia del psicoanálisis
Desde el inicio de su carrera psiquiátrica se interesó por los estudios de Eugen Bleuler, Pierre Janet, y sobre todo, Sigmund Freud. La creación de un método de análisis de los sueños y su interpretación resultaron muy valiosos en la comprensión de la sintomatología psicótica.

Portada de «La interpretación de los sueños» de Sigmund Freud, 1900.
A la edad de veinticinco años inició Jung la lectura de «La interpretación de los sueños» («Traumdeutung», 1900), confesando una suficiente inexperiencia como para poder corroborar por entonces todas las teorías de Freud. Tres años después reinició su lectura y pudo yá hilvanar la relación con sus propias ideas. Especialmente dos:

  1. Lo que más le interesó a Jung fue la aplicación del concepto de Represión como mecanismo de defensa, trasladado desde el campo de la Neurosis al de los sueños. Y es que en sus propios experimentos de asociación de palabras, también Jung hallaba represiones a la hora de emitirse respuestas ante la sugerencia de determinados términos: o no se producían o el tiempo de reacción era comparativamente amplio. El experimentador se hallaba en este caso ante un Complejo del paciente, lo cual no hizo más que constatar las mismas conclusiones a las que llegara Freud desde lo onírico.
  2. Sin embargo, ya desde sus inicios Jung mantuvo su oposición a que la causa de la Represión se hallara en el Trauma sexual. Constantemente podía corroborar en su propia consulta cómo existían numerosos casos que no se avenían a la sexualidad como etiología.
En el contexto académico de aquella época, Freud era considerado persona no grata, con lo que Jung se hallaba en una difícil situación si pretendía hacer explícitas sus coincidencias y apoyar así la teorización freudiana. Podía proseguir con su propio trabajo y prometedora carrera sin Freud. A pesar de todo «me declaré públicamente a favor de Freud y combatí por él».

Lo hizo ante un congreso en Munich sobre Neurosis forzadas, dado que el nombre de Freud fue deliberadamente silenciado. Jung escribiría en respuesta en 1906 un artículo para el Münchner Medizinische Wochenschrift (Semanario Médico de Münich) ensalzando la teoría de la Neurosis de Freud dada su contribución a las Neurosis forzadas, recibiendo como respuesta sendas cartas de advertencia de que su futuro académico peligraría proporcionalmente a su persistencia. Jung continuó manifestándose a favor, aunque manteniendo en discordancia la etiología sexual en las Neurosis.

Sería por estas fechas cuando comenzaría el intercambio de correspondencia entre ambos autores, iniciando Jung el envio de su obra «Diagnostischen Assoziationsstudien» («Estudios Diagnósticos de la Asociación», 1906). En 1907 le enviaría también «Die Psychologie de Dementia Praecox» («Sobre la Psicología de la Demencia Precoz»). El intercambio epistolar prosiguiría hasta la fecha de su separación, 1913.

Será gracias a este último trabajo de 1907, incomprendido también entre sus propios colegas, el que propiciaría el primer encuentro entre Freud y Jung, a expensas de una invitación del primero en Viena. Es en este momento cuando se suele rememorar la sorpresiva pero explícita circunstancia de que en fecha de Febrero de 1907, a la una del mediodía, «hablamos durante trece horas ininterrumpidamente, por así decirlo».[16]

Impresionó profundamente a Jung que para Freud la sexualidad significara un Numinosum, impresión confirmada tres años después (1910) en una conversación nuevamente en Viena.

Mi querido Jung, prométame que nunca desechará la teoría sexual. Es lo más importante de todo. Vea usted, debemos hacer de ello un dogma, un bastión inexpugnable contra la negra avalancha del ocultismo.
Sigmund Freud, 1910.[17]
Un rasgo de su carácter me preocupaba en especial: la amargura de Freud. Ya me llamó la atención en nuestro primer encuentro. Durante mucho tiempo no logré comprenderlo hasta que pude relacionarlo con su actitud respecto a la sexualidad. Para Freud la sexualidad significaba ciertamente un numinoso, pero en su teoría se expresa exclusivamente como función biológica. Sólo la inquietud con que hablaba de ello permitía deducir que en él resonaba más profundamente. En última instancia quería enseñar —así por lo menos me lo pareció a mí— que, vista desde dentro, la sexualidad implicaba también espiritualidad o tenía sentido. Su terminología concreta era, sin embargo, demasiado limitada para poder expresar esta idea. Así pues, me daba la impresión de que trabajaba contra su propio objetivo y contra sí mismo; y no existe amargura peor que la de un hombre convertido en el más encarnizado enemigo de sí mismo. Según su propia expresión, se sentía amenazado por la «negra avalancha», él, que había propuesto principalmente vaciar las oscuras profundidades.
Carl Gustav Jung. Recuerdos, sueños, pensamientos.[18]
Y prosigue Jung,

Freud no se preguntó nunca por qué debía hablar constantemente sobre el sexo, por qué este pensamiento le poseía. Nunca tendría consciencia de que en la «monotonía del significado» se expresaba la huida de sí mismo, o de aquella otra parte suya que quizás pudiera definirse como «mística». Sin reconocer esta parte no podía sentirse acorde consigo mismo. Era ciego frente a la paradoja y la ambigüedad de los significados del inconsciente, y no sabía que todo cuanto emerge del inconsciente posee algo superior e inferior, algo interno y externo. Cuando se habla de lo externo —y esto hizo Freud— se considera sólo la mitad de ello y, consiguientemente, surge en el inconsciente una fuerza antagónica.
Carl Gustav Jung. Recuerdos, sueños, pensamientos.[18]
Jung llegaría a decir de Freud que fue un prisionero de un punto de vista, «una figura trágica, pero un gran hombre».

Freud nunca había leído a Nietzsche. Retomando la hipótesis del Poder de Alfred Adler, Jung establece una relación entre Freud y Nietzsche, de tal modo que si en Freud se produce una deificación de Eros, en Nietzsche ocurrirá lo mismo respecto de la Voluntad de poder, dado que Eros y Poder serán dos principios antagónicos pero complementarios que el ardid de la historia del espíritu había querido que fueran ensalzados.

Pero toda Numinosidad lleva implícita en su reivindicación su propia destrucción, toda numinosidad es verdadera en cierto aspecto e incierta en otro. «La vivencia luminosa se eleva y se hunde a la vez».

De este modo, si Freud hubiera apercibido el carácter numinoso de la sexualidad no hubiera generado un reduccionismo biológico, y Nietzsche, al adentrarse en lo numinoso implícito a la Voluntad de poder, hubiera dado más importancia a los fundamentos de la existencia humana, sin la necesidad de un Superhombre.

Siempre que el alma debido a una experiencia numinosa es sometida a brusca oscilación existe el peligro de que los hilos de los que cuelga se rompan. Un hombre cae en un "sí" absoluto y otro en un "no" absoluto. Se tiende a los extremos como verdad. De ahí la necesidad del concepto de Nirvana, dice el oriente: libre de los dos. «No nos hemos dado cuenta siempre de lo que significa que no exista nada en absoluto, si una consciencia pequeña —¡oh, tan efímera!— no ha observado algo de ello».[19]



Ruptura [editar]

En el año 1913 se producirá la ruptura definitiva con Freud. La separación afecta profundamente a Freud; Jung está destrozado. Consecuencia directa de dicho estrés fue la contribución a un colapso nervioso que amenazaba ya desde 1912. Renuncia por tanto a su puesto en la Universidad de Zürich, aparentemente porque su consulta privada ha aumentado mucho, pero es más factible que fuera debido a su estado de salud. Durante dicha época se instalarán en Zürich Edith y Harold McCormick, dos filántropos norteamericanos, siendo ella analizada por Jung, y convirtiéndose en la primera de varios patrocinadores ricos y muy generosos.[28]

A continuación se reproduce un extracto de la carta que Freud envió a Jung en 1913, en medio de la crisis que afectaba la relación entre ambos: la imagen de abajo corresponde precisamente a esta carta; parte del texto traducido es aquél que aparece resaltado en el original.

Manuscrito original de la carta de Freud a Jung (1913)
Su alegato de que trato a mis seguidores como pacientes es evidentemente falso.... Es una convención entre los analistas que ninguno de nosotros debe sentirse avergonzado de su propia neurosis.... Pero uno [refiriéndose a Jung] que, mientras se comporta anormalmente, sigue gritando que es normal da sustento a la sospecha de que le falta asumir su enfermedad. En consecuencia, propongo que abandonemos nuestras relaciones personales enteramente.
Sigmund Freud, 1913.[29]
A partir de este año se iniciará en Jung su segunda etapa vital y de desarrollo tanto personal como profesional.




Acerca del origen de la obra [editar]
Artículo principal: Gnosticismo
Artículo principal: Neoplatonismo
Artículo principal: Alquimia
Para Jung, el análisis del inconsciente ya se había implantado al inicio de la segunda mitad de su vida, de ahí una de las razones por las cuales todo analizando, o candidato a analista junguiano, deba disponer de una edad similar. Añade que necesitó aún veinte años más para comprender los contenidos de sus imaginaciones. Pero que lo fundamental en su obra fue hallar «la prueba de la prefiguración histórica de las experiencias internas». Es decir, que para confirmar sus ideas debió buscar sus premisas en la historia. En ello tuvo un papel fundamental su hallazgo de la alquimia.

Desde 1918 hasta 1926 me ocupé seriamente de los Gnósticos, pues también ellos tropezaron con el mundo primitivo del Inconsciente. Captaron sus contenidos e imágenes, que manifiestamente estaban contaminados por el mundo de los impulsos. Es difícil, sin embargo, decir hasta qué punto comprendieron las imágenes, a causa de la escasez de noticias posteriores, que, por lo demás, hemos de agradecer a sus adversarios, los padres de la Iglesia. Pero no es probable, en ningún caso, que tuvieran una concepción psicológica. Respecto a mis interrogantes, los Gnósticos estaban muy lejos en el tiempo para que pudiera relacionarme con ellos. La tradición entre Gnosis y actualidad me pareció rota y durante mucho tiempo no me fue posible hallar el puente entre el Gnosticismo —o Neoplatonismo— y la actualidad. Sólo cuando comencé a comprender la Alquimia reconocí que por medio de ella se produce la vinculación histórica con el Gnosticismo, que por la Alquimia se constituye la continuidad del pasado hasta la actualidad. Como Filosofía de la Edad Media, la Alquimia tendió un puente lo mismo con el pasado, concretamente con el Gnosticismo, que con el futuro, con la Psicología del Inconsciente.
Carl Gustav Jung. Recuerdos, sueños, pensamientos.[33]
El establecimiento de la psicología del inconsciente fue llevada a cabo por Freud a partir de dos motivos clásicos pertenecientes al Gnosticismo:

  1. la Sexualidad;
  2. la Autoridad Paterna nociva: pasaríamos de Jehová y Dios creador, al mito freudiano del Padre Primitivo Superyóico.
Sin embargo, será precisamente la evolución hacia el materialismo, anticipada yá por la alquimia al ahondar en la estructura de la materia, la que impida ver a Freud el espectro completo del Gnosticismo: «la pre-imagen del espíritu como otro Dios supremo», (...) «quien envió el cráter (mezcladora), el vaso de las transformaciones espirituales, en auxilio de los hombres».[34] El Cráter era un recipiente repleto de espíritu enviado por el Dios Creador a la tierra para bautizar a aquellos que deseaban alcanzar una consciencia superior, un útero simbólico de renovación y renacimiento espiritual.[35]

Se trataría en definitiva de la existencia de una carencia fundamental en el mito patriarcal y falocéntrico freudiano, y es la ausencia de lo femenino que se vislumbra como principio en la figura gnóstica del Cráter, pero también en el catolicismo, al sustentar una unidireccionalidad disociativa de lo masculino hasta la bula papal de Pío XII, que proclamaba el dogma de la Asunción de María en 1950.

Imagen de la Unión alquímica procedente del libro Donum Dei.
Del mismo modo que en el mundo Protestante y Judío permanece inalterable la figura paterna, en la Alquimia sin embargo, se mantuvo un principio femenino equiparable al masculino, de ahí que uno de los principales símbolos alquímicos femeninos fuese el vaso en el que se producían las transformaciones de la materia, o Retorta.

Jung comenzó a comprender la esencia de la alquimia a través del texto alquímico chino que Richard Wilhelm le envió en 1928: «Goldene Blüte» o «El secreto de la flor de oro».

Le siguió por encargo a un librero de Münich la «Artis Auríferae Volumina Duno» (1593). Sin embargo el acceso al complicado lenguaje e imaginería alquímicos se le resistía y lo dejaba por imposible. Llegaba a decir: «¡Dios mío!, ¡qué absurdo! Eso no hay quien lo entienda».

Hasta que se dio cuenta que predominaba el simbolismo en toda la disciplina, y recordando el célebre sueño en que quedaba atrapado en el siglo XVII, concluyó: «¡Sí, así es! Ahora estoy condenado a estudiar toda la alquimia desde el principio».

Continuó con el Rosarium philosophorum (1550), y dedició procurarse un diccionario explicativo con referencias cruzadas ante la utilización de expresiones diversas con un sentido que no acababa de comprender. Poco a poco llegó a entender el sentido de las expresiones alquímicas, lo cual le llevó más de una década. Terminó dándose cuenta, en definitiva, que la psicología analítica concordaba con la alquimia, considerando su descubrimiento el equivalente histórico a la psicología del inconsciente.

De ello se extrae la existencia de un proceso de transmutación arquetípica que evoluciona durante los siglos, de ahí el Fausto de Goethe, o el mismo proceso de individuación en Jung. Se trata de un proceso suprapersonal, un «mundus arquetipus». Es precisamente a través de la alquimia como Jung se percató de que el inconsciente es un proceso dinámico, recíproco y bidireccional entre el yo y los contenidos de lo inconsciente, verificable a nivel individual, por los sueños y las fantasías, y a nivel colectivo, en los diversos sistemas religiosos y en la transmutación de sus Símbolos.

En su obra «Psychologie und Alchemie» («Psicología y Alquimia», 1944) corrobora que su etapa de 1913 a 1917 se correspondía al «proceso de transmutación de la alquimia», y que la relación entre el simbolismo inconsciente y la religión cristiana se ejemplificaba con el concepto alquímico de «Lapis», la piedra, como figura paralela a Cristo, así como con el «aurum non vulgi» y con la «viriditas» de los alquimistas. Con ello verificaba Jung la existencia de un «Cristo alquímico», «anima mundi» o «filius macrocosmi», la inmanencia del «antropos» viviente en todo el mundo, «Cristo como unificación de materia espiritualmente viva y físicamente muerta».

Emblema alquímico IX de Atalanta fugiens, Michael Maier.
En «Aion» (1951), plantea la figura histórica, el hombre Jesús. La mentalidad colectiva de la época o constelación arquetipal, la prefiguración del «antropos», se abatió sobre él; el hijo del hombre, o hijo de Dios, se enfrentaba al señor de este mundo. El hecho de que Jesús se convirtiera en el «salvador mundi» tuvo que ver con la suma de una proyección colectiva procedente de una constelación arquetipal histórica sobre «una personalidad de talla aventajada».

La desposesión individual y colectiva de toda autonomía e independencia espiritual en la época de César, encuentra su paralelismo en la masificación contemporánea, que también añora el regreso de un salvador, en este caso bajo la forma de «un hijo de la técnica», hallándose sus manifestaciones bajo la apariencia de la expansión mundial del fenómeno Ovni, tal y como detalla en su obra de 1958 «Ein moderner Mythus. Von Dingen, die am Himmel gesehen werden» («Un mito moderno. De cosas que se ven en el cielo»).

También observó Jung en la alquimia la «conjunctio», o «unificación», concepto paralelo al de transferencia, eje central tanto en psicoanálisis como en psicología analítica.

Su obra «Respuesta a Job» se encuentra yá contenida implícitamente en «Aion», al ser Job una prefiguración de Cristo, unidos por la idea del sufrimiento. El antagonismo de Dios, su ambivalencia, el lado oscuro y numinoso de la imagen de Dios, fundamenta la obra, a raíz del cuestionamiento de público y pacientes, y sin pretensión alguna de proclamar verdad metafísica alguna, a diferencia de lo que llegó a opinar la teología. Jung llegaría a decir «Algo se obstina en mí y no quiere ser el pez mudo». Existe (...) «la idea de la criatura que supera el creador por margen escaso pero decisivo».

Finalmente, su obra «Mysterium Coniunctionis» 1955-1956, se constituye en el culmen de la confrontación entre la alquimia y la psicología analítica. Vuelve a exponer el tema de la «transferencia», pero sobre todo realiza una síntesis final entre alquimia y psicología profunda.

Sólo con Mysterium Coniunctionis mi psicología se situó definitivamente en la realidad y se cimentó históricamente como un todo. Con ello mi tarea estaba terminada, mi obra hecha y concluida. En el instante en que logré mi objetivo accedí a los límites más extremos de lo para mí concebido científicamente, a lo trascendente, la esencia del arquetipo en sí, más allá de lo cual ya no es posible expresar nada más en el aspecto científico.
Carl Gustav Jung. Recuerdos, sueños, pensamientos.[36]
Viajes [editar] En el curso de la primera posguerra, Jung se convirtió en un viajero del mundo, gracias a los copiosos fondos que obtuvo por las ventas de sus libros, honorarios y dinero percibidos por haber alcanzado el status senior en las instituciones médicas para las que trabajaba. Los lugares que visitó fueron los siguientes:[37]



África del Norte [editar]

Artículo principal: África del Norte
Mapa de Túnez.
A comienzos de 1920, Jung fue invitado por un amigo a viajar a Túnez. Iniciaría el viaje en marzo, dirigiéndose primero a Argelia, de allí a Túnez, y finalmente recabando en Susa, dejando partir a su amigo dado que debía atender asuntos de negocios.

Posteriormente se dirigiría hacia el sur, a Sfax y de ahí a Tozeur, la ciudad oasis, en el Sahara. Su siguiente destino sería el oasis de Nefta, a donde partiría a caballo con su intérprete. Finalizaría su itinerario regresando a Túnez y embarcando hacia Marsella. Sería durante esa noche que tendría el famoso sueño del Kasbat.

Relatará que su encuentro con la cultura árabe le llegará a impresionar poderosamente. De dicho encuentro extraerá su confrontación con el arquetipo de la Sombra, no la individual, sino la colectiva, aquella que es reprimida en la psiquis inconsciente por parte del Europeo y su presunta consciencia civilizada.

La esencia emocional de aquellas culturas que viven de afectos, reviven en lo «civilizado» una parte de nosotros que no conviene negar, sino conservar y confrontar, dado que todo tiene un objetivo y un sentido, y toda nuestra psique se dinamiza en relación con la economía de un Todo. La consciencia siempre es «parcial».

Pertenecerá Jung a aquellos que les «dejó el más vivo deseo de volver a África». Lo haría cinco años después.



Indios pueblo [editar]

Artículo principal: Indios pueblo
Pueblo de Taos.
En su afán de desligarse del prejuicio e ideosincrasia contenida en la consciencia de la cultura del hombre blanco, prosiguió en su comparación histórica descendiendo a un nivel cultural más profundo.

Gracias a algunos amigos, esta vez americanos, visitó a los Indios pueblo constructores de ciudades, en Nuevo México, entablando conversación por primera vez con un hombre no Europeo, cacique de un pueblo denominado Tao, y llamado Ochwiä Biano.

Nuevamente confrontará la crueldad histórica del hombre blanco, nuestra verdadera naturaleza humana, con su descompensación favorecedora de la «cabeza» y no del «corazón», tal y como le fue expresado, de la colonización en nombre de la avidez.

Jung se encontró con un pueblo cuya religión y el ejercicio de su culto eran inaccesibles y un misterio hacia el hombre blanco extranjero, precisamente como instrumento de resistencia y persistencia en el tiempo frente a éste. Sin embargo, paulatinamente descubrió una identificación divina con el sol, así como un simbolismo de la montaña y del agua. Eran considerados así mismos como «hijos del padre sol», cuya religión ayudaba a su padre a recorrer el cielo cada día; sino existiría una noche eterna. Su culto involucraba por tanto a toda la humanidad.

Compara entonces Jung el racionalismo europeo que nos aleja del mundo místico y la pérdida consecuente que ello conlleva.



Kenya y Uganda [editar]



Kenya [editar]
Artículo principal: Kenya
Mapa de Kenya.
En otoño de 1925 se dirigió con dos amigos, inglés y americano, hacia Mombasa, Kenya, en un vapor Woerman, dado que tiempo atrás había deseado viajar hacia el África tropical. Tras dos días de estancia en su destino tomaron rumbo a Nairobi. Sería al atardecer cuando, en tren de vía angosta, emprenderían viaje al interior del país. En el transcurso del viaje relata Jung un «sentiment du déjà vu» muy vivo al ver sobre un pico rocoso una figura delgada y negra, inmovil, mirando al tren y apoyada sobre una larga lanza.

(...) su mundo era el mío desde hacía incontables milenios.
Carl Gustav Jung. Recuerdos, sueños, pensamientos.[38]
Desde Nairobi, y esta vez en un pequeño Ford, visitaron un gran coto de caza: los Athi Plains, una amplia sabana repleta de vida animal. Separándose de sus acompañantes hasta quedar solo, y divisando aquella inmensidad, llegó al siguiente convencimiento:










(...) Cuando, estando en Athi Plains, en África Oriental, contemplé desde una pequeña colina aquellos rebaños de millares de venados pastando en silenciosa calma, como venían haciendo desde hace inconmensurables períodos de tiempo, tuve la sensación de ser el primer hombre, el primer ser que sabía que todo eso «es». Todo ese mundo que me rodeaba estaba aún en el silencio inicial y nó sabía que era. Y justamente en ese momento en que yo sabía, había surgido el mundo y sin ese momento nunca hubiera existido. Toda la naturaleza busca esa finalidad y la encuentra, yá cumplida, en el hombre, y siempre sólo en el hombre más consciente. Cada paso pequeñísimo hacia delante sobre la senda que lleva a la consciencia crea mundo.
Carl Gustav Jung. Obra completa. Volumen 9/I. Los arquetipos y lo inconsciente colectivo.[39]


Uganda [editar]
Artículo principal: Uganda
Mapa de Uganda.
Seguidamente tomaron el tren de Uganda recabando en un provisional fin de trayecto, Sigistifour, al encontrarse el recorrido completo en vias de construcción. Mientras se descargaba el equipaje, se le acercó un inglés que llevaba cuarenta años en África y le hizo la siguiente recomendación: «Este país nó es del Hombre, sino de Dios. Así que, si algo le pasara, siéntese y nó se preocupe». Dios se situaba sobre el Hombre, el inescrutable designio sobre toda voluntad o propósito.

El recorrido se reinició, esta vez en dos autos, hasta Kakamengas, la siguiente localidad, y de allí al Monte Elgon, cuya pared del cráter, a 4.000 metros, se divisaba en el horizonte. Era una marcha conformada por porteadores y una escolta militar de tres hombres. Tras un incidente en donde fueron atacados por hienas, los tres blancos recibieron sus apodos correspondientes:

  1. El inglés: «Rothals», o «el que tiene el pescuezo rojo».
  2. El americano: «bwana maredadi», o «el gentleman atildado».
  3. Jung: «mzee», o «el anciano», debido al peno cano, dado que pese a sus cincuenta años no era frecuente alcanzar la edad avanzada.
A continuación relata Jung la descripción del modo en que se manifestó un arquetipo, en este caso el de la Cuaternidad:

Recibí una carta del gobernador de Uganda en la que me rogaba que aceptáramos con nosotros a una inglesa que regresaba a Egipto a través del Sudán. Se sabía que nosotros teníamos el mismo plan de viaje y puesto que habíamos conocido a la dama en Nairobi, no había razón alguna para negarnos. Además nos sentíamos muy obligados al gobernador por su generosa ayuda. Menciono este episodio para mostrar por qué sutiles caminos nuestros actos estaban influidos por un arquetipo. Éramos tres hombres y ello era puramente casual. Yo había rogado a un tercer amigo que nos acompañara, pero circunstancias adversas le impidieron venir. Ello bastaba para configurar el inconsciente o el destino. Emergía como arquetipo de la tríada, que pide al cuarto, tal como ha ocurrido una y otra vez en la historia de este arquetipo.

Puesto que estoy siempre predispuesto a aceptar lo casual que se me presenta, admití satisfecho a la dama en nuestro grupo de tres hombres. Era deportiva y valiente y se manifestó como compensación útil a nuestra exclusiva masculinidad. Cuando mi amigo más joven enfermó posteriormente de un peligroso ataque de malaria tropical nos sentimos agradecidos por su experiencia como enfermera, que había adquirido en la primera guerra mundial.
Carl Gustav Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos. Otoño de 1925.[40]
Elgon
Elevación4.321 metros
UbicaciónFrontera entre Kenya y Uganda
Coordenadas01°08′N 34°33′E / 1.133, 34.55
TipoVolcán extinguido
Prosiguiendo el safari, alcanzaron Nandi, y de dicha región llegaron a un parador al pié del Monte Elgon. Al inicio del ascenso se toparon con el cacique local emparentado con los Masai. A más altura decidieron acampar en un claro en cuyas cercanías se hallaba un poblado de Hotentotes. Jung pudo entenderse en suahelí con el cacique, que dispuso como porteadores de agua a una mujer con sus dos hijas semiadultas.

También alude Jung a la visita que hicieron a los Bugishus, aunque pasarían la mayor parte del tiempo con los Elgonyi. Comenta que no entabló conversación alguna con ninguna mujer indígena, dado que era costumbre en aquellas latitudes la comunicación entre los miembros pertenecientes al mismo género, calificándose lo contrario como búsqueda de relaciones sexuales, ante lo cual todo occidental perdía tanto la autoridad como su propia autonomía consciente.

La única excepción que hizo fue la hermana de un atento miembro de los Elgonyi, quien le invitó a conocerla. Jung aceptaría gustoso para a la par obtener una visión de la vida familiar en dicha cultura.

Cada mañana Jung entablaba conversación con los curiosos que se le acercaban con interés, sentándose en una pequeña silla de cuatro patas, y siguiendo las costumbres que a tal fin se establecían en estas ocasiones. Para ello atendía las indicaciones que su guía Ibrahim le había proporcionado: sentarse en el suelo e iniciar la charla a través de la «shauri», o de lo que se iba a tratar en aquella sesión. El idioma que mayoritariamente se hablaba era un aceptable suahelí y el «seminario» rara vez superaba la hora, ante el cansancio de los presentes.

  • Sueños
Naturalmente Jung intentó con tenaz persistencia acceder al mundo onírico que se desarrollaba en los individuos de dichas culturas, pero un inexplicable miedo y desconfianza era lo único que se obtenía a la hora de contarle sus sueños. Quizás se tratara del mismo temor a «la pérdida del alma» que generaba la fotografía.

En cambio, entre los porteadores, mayoritariamente somalíes y suahelíes, no era así, dado que disponían y consultaban un «libro árabe de los sueños», remitiéndose ante la duda a Jung, debido al conocimiento que éste tenía del corán. De ahí que le llamaran «el hombre del libro».

En cierta ocasión conversaron con un laibon, doctor del cacique, al cual se le cuestionó también acerca de sus sueños, respondiéndo con franca melancolía que desde que los ingléses habitaban África los laibon habían dejado de soñar, y que anteriormente era frecuente que estos diéran a conocer sueños de tipo premonitorio. Pero ahora era innecesario. Todo lo sabían los ingléses. La decadencia se hallaba presente ante el trueque realizado entre dios y el destino, por un lado, y el racionalismo anglosajón, por otro.

  • Ritos y ceremonias
También efectuó sus intentos sobre lo numinoso: especialmente ritos y ceremonias, hallando un solo ejemplo en la expresión del funeral de una mujer que al parecer se llevaba a cabo en la plaza de un pequeño pueblo, ante la cabaña vacía de la difunta. En el centro había un cinturón kauri, brazaletes, pendientes, fragmentos de ollas y un bastón funerario.

A su vez se enteró de cual era el ritual funerario de sus vecinos del oeste, a los que calificaban de «gente mala». Al producirse la defunción se pone en conocimiento del hecho al pueblo vecino, y al atardecer el cadaver es ubicado y ofrendado en el punto medio entre los dos pueblos. A la mañana siguiente el difunto ha desaparecido, presuntamente devorado por la «gente mala». Entre los Elgonyi el cadaver era trasladado al interior de la selva donde eran las hienas las responsables reales de su inhumación. Pero nunca encontraron restos de un entierro.

Cuando moría una persona el cadaver era colocado en el suelo central de la cabaña. El laibon lo transformaba, esparciéndo seguidamente leche a lo largo de toda la estancia y recitando en voz baja: «¡ayîk adhîsta, adhîsta ayîk!».

Jung asoció el ceremonial con cierta alusión donde se decía que al amanecer, salían de la cabaña, escupían en sus manos y las volvían hacia el sol naciente, sin saber explicar por qué lo hacían. Lo que sí confirmaría su interlocutor es que ésta era la verdadera religión compartida por todos los pueblos: kevirondos, buyandas, todos practicaban el culto al sol «en su salida al amanecer», o «Adhîsta», sólo en dicho instante era Dios, o «mungu».

En dicha ofrenda ritual destacan tres aspectos:

  1. Ofrenda al sol: su nacimiento es divino.
  2. La saliva: es asociada al mana personal, fuerza curativa, mágica y vital.
  3. Aliento, o «roho»:
    1. En árabe: «ruch».
    2. En hebreo: «ruach».
    3. En griego: «pneuma».
Significa viento y espíritu.
Lo gestual conforma por tanto un sumatorio de significados arquetípicos que se pueden ensamblar y expresar a través de la siguiente frase: «Yo ofrezco a Dios mi alma viva», alusión lingüística muy próxima a: «Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu». Se redescubre así una preexistencia arquetipal con independencia de tiempo y lugar, en este caso entre el cristianismo y el culto solar africano de los Elgonyi, y pueblos afines.

También rendían culto al «ayîk», un «sheitan» o diablo terrenal, fundamento del miedo y del mal.

Finalmente, existía el convencimiento de que el Creador era un concepto integrado por el bien y el mal, era «m´zuri», belleza implícita tanto en su ser como en su creación.

Es entonces cuando Jung comprendió que «m´zuri» se disociaba durante el día en una expresión de benevolencia, el «adhîsta», el reinado solar, mientras que por la noche se manifestaba como «ayîk», lo tenebroso, el reinado del mal.

Coronación del Faraón por Seth y Horus, templo de Abu Simbel.
De hecho se vislumbraba una concordancia con la mitología egipcia:

  1. Horus: Adhîsta, el sol, la luz.
  2. Seth: Ayîk, la oscuridad.
Y del mismo modo que el laibon integraba ambos opuestos con su ritual, el único momento en el que se podía visualizar al Creador, como unidad más allá del sol y de la oscuridad, era dicho amanecer en que surgía inesperadamente de la noche el primer rayo de sol. Se contemplaba a Dios, mungu; adhîsta y ayîk unían momentáneamente sus respectivos reinados en su fuente originaria.

Termina Jung con una última equiparación entre el día, la noche, y el amanecer del macrocosmos, con la primitiva noche psíquica de hace millones de años y el anhelo de luz como anhelo de la consciencia, a nivel del microcosmos.




Una vez finalizada la estancia bordearon la pendiente sur del monte Elgon hasta llegar a la región de los bugishu, deteniéndose momentáneamente en el parador de Bunambale. Siguieron hasta Mbala, alcanzando Jinja, junto al lago Victoria, en sendos camiones Ford. Seguido viajarían en tren hasta el lago Chioga, y en vapor a Masindiport. Nuevamente un camión les acercaría a Masinditown, a medio camino entre el lago Chioga y Albert Nyanza. Yá en Rejâj, junto al Nilo, les esperaba un vapor, y con él el final del trayecto. Navegaron apaciblemente hacia el norte, terminando en Kartum, donde se iniciaba Egipto.



India [editar]

Artículo principal: India
La «Gran Stupa» en Sanchi, India, de la cual Jung quedaría maravillado.
Jung viajó a la India en 1938 invitado por el gobierno indo-británico a efectos del jubileo de los veinticinco años de la Universidad de Calcuta.[41]

Con el preámbulo de disponer ya de un amplio bagaje en sabiduría oriental, y como intermedio a su interés por la filosofía alquímica (durante el viaje estudió por entero el tomo I del «Theatrum Chemicum» de 1602, de Gerardo Dorneo), entabló amplia conversación con S. Subramanya Iyer, guru del maharajá de Mysore, y muchos otros. No así con los clásicos «santones», ante los que reivindicaría su propia verdad, y el hecho de que su contexto vivencial era occidental, no oriental. Sin minusvalorarlos, dudaba en situar su sabiduría como expresión de una manifestación propia o como fruto de la repetición de un proverbio milenario.

Buda sentado de la dinastía Tang (provincia de Héběi), alrededor del 650.
Pero lo que más interesó a Jung en su viaje a la India fue el posicionamiento de dicha cultura frente al concepto del «mal». Mientras que para la cultura occidental el objetivo es el bien, intentando desechar el mal o evitando estar a merced de él, para la India y diversas concepciones de oriente, la meta se hallaría en un estado más allá del bien y del mal, al cual se podría acceder vía meditación o yoga. El posicionamiento unilateral occidental donde el mal se halla subordinado al bien, o donde incluso quedaría definido como ausencia de bien, daría paso a una concepción donde ambos conceptos dejarían de tener entidad propia y pasarían a formar parte de una expresión dinámica y polarizada perteneciente a un «Todo» que los trasciende, superando dicha entidad todo intento de denominación conceptual. Así todo, y a efectos de poder ser aludido, se le ha nombrado como Nirvana, Tao, etc.

El fin último no sería por tanto de carácter moral, es decir, hacer el bien evitando el mal, cuanto estar al margen y alcanzar la liberación de los opuestos. Y es en este punto donde hallamos la clásica discrepancia de Jung al mostrar su desacuerdo en la liberación como fin último y objetivo existencial. El bien y el mal perderían así su delimitación, ganando a lo sumo la posibilidad de ser definidos desde lo subjetivo, dando lugar a una concepción o bien carente de ética o tan saturada de subjetividad que la única vía de escape sería el Nirvana.

Yo, por el contrario, quiero perseverar en la concepción viva de la naturaleza y de las imágenes psíquicas. No deseo ni liberarme de los hombres, ni de mí, ni de la naturaleza, pues todo ello constituye para mí prodigios indescriptibles. La naturaleza, el alma y la vida se me muestran como la divinidad manifestándose. ¿Qué otra cosa podría imaginarme? El supremo sentido del ser no puede consistir para mí sino en que «es» y no en que no es o deja de ser.
Carl Gustav Jung. Recuerdos, sueños, pensamientos.[42]
Por otra parte, negará Jung también una concepción de liberación «a cualquier precio». La única liberación factible será aquella que presupone previamente una dedicación e implicación total, es imposible una liberación sin una experimentación o realización previas. Dicha ausencia de participación por dificultad, imposibilidad o denegación, censura una parte del alma e impide consecuentemente una liberación total.

Un hombre que no haya pasado por el infierno de sus pasiones no las habrá dominado todavía. Las pasiones se encuentran entonces en la casa contigua y, sin que él lo advierta, puede surgir una llama y pasar a su propia casa. En cuanto uno se abandona demasiado, se posterga o casi se olvida, existe la posibilidad y el peligro de que lo abandonado o pospuesto vuelva con redoblada fuerza.
Carl Gustav Jung. Recuerdos, sueños, pensamientos.[43]
Jung visitaría Konarak (Orissa), donde acompañado por un Pandit contemplará una Pagoda. Posteriormente se sentiría fascinado por la Stupa mayor de Sanchi. En estos edificios Jung llegaría al convencimiento del Buda como Unus mundus, el cual incluiría tanto el aspecto del ser en sí, como a su vez el de su ser conocido. La consciencia humana como categoría cosmogónica.

Como no podía ser menos, Jung llegó a establecer una comparativa entre Buda y Cristo. Como vencedores del mundo y encarnación del individuo, vislumbraría sin embargo las siguientes diferencias:[44]

  1. Si Buda es la comprensión racional, Cristo es víctima del destino.
  2. En el Budismo se ve y se hace; en el Cristianismo se padece más.
  3. Buda es el hombre más perfecto, es una personalidad histórica y más comprensible; Cristo es hombre histórico y Dios, y más incomprensible.
  4. Buda vivió con convicción; Cristo no se autocomprendió, hubo de sacrificarse por imperativo interior, y del destino.
Enmarcando la equiparación ésta vez desde el sufrimiento, Jung llegará a realizar posteriormente las siguientes distinciones:

  1. Oposición del Buda al sufrimiento, pero también con ello a la alegría; denegación de emociones y sentimientos, no siendo considerado realmente humano. Para Cristo en cambio, existe un reconocimiento positivo en el sufrimiento, siendo más humano y real al presentarse como víctima.
  2. Evangelicamente Cristo es descrito como hombre-Dios, a pesar de no dejar de ser hombre; Buda en cambio se elevaría en vida por encima del ser humano.
Finalmente, se adentrará en la identidad del mensaje original, coincidente con su denominación del Proceso de individuación, así como en la idéntica tergiversación posterior en el devenir de la evolución histórica dentro del Budismo y del Cristianismo.

  1. Buda aparece como «imago» del devenir, tomándose como modelo, siendo que su verdadero mensaje consistía en que todo ser humano podría alcanzar la Iluminación «superando previamente la cadena Nidâna». Como consecuencia de la imitación del Buda se generó una debilidad de su pensamiento.
  2. Igualmente sucedería con Cristo, prototipo cristiano de la personalidad total. Sin embargo acontecerá la denominada «Imitatio Christi»: se sustituye el camino propio hacia la totalidad imitando el camino seguido por Cristo. Todo ello degenerará en una funesta inactividad.
Jung fue nombrado Doctor en Allahabad (Islam), Benarés (Hinduismo) y Calcuta (Medicina y Ciencia anglo-india).

Tras recuperarse de disentería tuvo un sueño compensatorio de carácter europeo centrado en la figura del Grial, en el cual halló, por un lado, la coincidencia existente entre el mito poético del Santo Grial, persistente aún en Inglaterra, y los conceptos alquímicos del «unum Vas», «Una Medicina», o el «Unus Lapis». Por otro lado, constituía una advertencia de que su objetivo era Europa, la búsqueda de la «Copa Sagrada», la «Piedra Filosofal», el «Salvator Mundi», significando la India una parada importante en su largo recorrido.

Ya hacia el final de su visita llegaría a Ceilán, en el Océano Pacífico, y tras dejar atrás Colombo, un puerto internacional, se adentrarían al «país de las colinas», alcanzando la vieja ciudad de Kandy. Allí accedería al pequeño templo Dalado Maligava, que albergaba el diente sagrado de Buda, así como los textos del Canon en pergaminos plateados. Tras pasar largo tiempo contemplándolos en la biblioteca, finalizó su estancia con una ceremonia nocturna en el Mandapam, o sala de espera del templo.

El inicio de la primavera marcó el viaje de regreso, no arribando en Bombay, debido al estado de abrumamiento en el que se hallaba, y zambulliéndose de nuevo en la Alquimia.



Rávena y Roma [editar]



Rávena [editar]
Artículo principal: Rávena
Jung estuvo en Rávena en dos ocasiones: 1913, y unos veinte años después, quedando impresionado en sendas visitas por el monumento funerario de Gala Placidia. Después se trasladaría junto a una amiga al Baptisterio ortodoxo, donde acontecería el célebre suceso de «la visión de los mosaicos», Folie à deux o alucinación compartida con su acompañante.

En una extraña atmósfera inundada por una leve luz azulada sin fuente, Jung vio cuatro mosaicos allí donde debía haber ventanas. Sus correspondientes motivos serían los siguientes:

  1. El mosaico norte: «el paso de los israelitas a través del mar Rojo».
  2. El mosaico sur: «el bautismo en el Jordán».
  3. El mosaico oriental: «el milagro que curó la lepra a Naamán en el Jordán».
  4. El mosaico occidental: «Cristo alargando la mano a Pedro al hundirse».
Fue éste último al que más importancia se le dio, el más recordado, ante el que se detuvieron durante veinte minutos, y al que asociaron con el rito de iniciación del Bautismo, en el que se incluía el arquetipo de la muerte y resurrección.[45]

Al abandonar la estancia, Jung se dirigiría a Alinari para adquirir fotografías alusivas, siendo su esfuerzo en vano. Desde Zürich haría el encargo a un conocido, que tampoco pudo hacer nada al verificar que dichos mosaicos nó existían.

Jung observaría como explicación plausible los siguientes aspectos encadenados:

  1. Acontecimiento histórico de Gala Placidia, emperatriz fallecida en 450, que en un tempestuoso e invernal viaje en barco de Bizancio a Rávena prometería construir si se salvaba la que sería la Basílica de San Giovanni, decorada con mosaicos y destruida en un incendio a comienzos de la Edad Media.
  2. La emotividad suscitada en Jung por la figura de Gala, y la relación recíproca de ésta última con el arquetipo del Ánima, como causa de su objetivación.
  3. Visión como creación momentánea de lo Inconsciente, relacionada con el arquetipo de iniciación.
Concluye Jung que desde entonces es consciente que algo interno puede ser representado externamente, y viceversa. Pero se hace una pregunta:

«¿Qué fue real en aquel instante?».
Carl Gustav Jung. Recuerdos, sueños, pensamientos.[46]


Roma [editar]
Artículo principal: Roma
Jung nó viajaría a Roma, pero sí a Pompeya (1910-1912). En 1912 embarcaría de Génova a Nápoles, vislumbrando Roma a lo lejos. Un último intento en 1949 se vio obstaculizado por un desmayo al comprar los billetes.



Régimen nazi y últimos años [editar]

En 1930, Jung fue nombrado presidente honorario de la Asociación Alemana de Psicoterapia y, en 1933, profesor de psicología médica en la Universidad Politécnica Federal de Zúrich. Tras el ascenso de Hitler al poder, ese mismo año, la mencionada asociación, a la que habían adherido diversos psicoterapeutas judíos, fue disuelta y absorbida por otra más grande, de alcance internacional, con Jung presidente: la Sociedad Médica de Psicoterapia.

El hecho de que Jung aceptara ser presidente honorario de la Sociedad Médica de Psicoterapia y director de la Revista de Psicoterapia (Zentralblatt fur Psychotherapie), ambas de presunta matriz nazi, ha sido utilizado como uno de los argumentos al momento de atribuírsele inclinaciones pronazis y antisemitas. Estas acusaciones empañarían su carrera hasta el fin de sus días, a pesar de los desmentidos, dando lugar a una discusión que aún hoy permanece irresoluta.[47]

Ya Freud me acusó de antisemita porque me sentía incapaz de experimentar su materialismo sin alma. Con esta propensión a husmear por doquier el antisemitismo los judios terminan suscitando el antisemitismo. No comprendo por qué el judío no puede admitir, tanto como el pretendido cristiano, que cuando se tiene una opinión sobre él no se le está criticando. ¿Por qué hay que suponer siempre inmediatamente que se quiere condenar al pueblo judío en su conjunto? (...) Considero que es una manera inadmisible de cerrar el pico al adversario. Me he entendido muy bien con mis pacientes y colegas judíos en la mayoría de los casos (...) Más de una vez por haber criticado a un alemán éste me ha reprochado odiar a los alemanes. Es demasiado fácil querer disimular la propia inferioridad tras un prejuicio político (...) Usted debería conocerme lo suficiente como para creerme (...) capaz de una tontería tan poco individual como el antisemitismo. Sabe de sobra que considero al hombre en tanto persona y cuánto me esfuerzo siempre en arrancarle de sus determinantes colectivos para hacer de él un individuo (...) El nacionalismo, por antipático que sea, es una conditio sine qua non: simplemente el individuo no debe hundirse en él (...) La próxima calumnia a inventar será que sufro de una total ausencia de convicción porque no soy ni antisemita ni nazi. Vivimos unos tiempos desbordantes de locura.
Carta de Jung a J. Kirsch, 25 de diciembre de 1934.[48]
En 1938, dictó la Cátedra Terry (Terry Lectures) en la Universidad Harvard, presentando su trabajo Psicología y Religión (incluido en Sobre la psicología de la religión occidental y oriental). Pocos meses después, estallaría la segunda guerra mundial. Fue por esos tiempos cuando visitó la India, donde renovó su agenda de prioridades, guiado por la convicción de que debía prestar más atención a la espiritualidad de Oriente. Sus trabajos tardíos muestran efectivamente un profundo interés en la tradición oculta de este hemisferio y en el Cristianismo esotérico y, especialmente, en la alquimia.

Ya en 1903, Jung se había casado con Emma Rauschenbach, con quien tendría cinco hijos. El matrimonio se extendió hasta la muerte de su esposa en 1955, pero no estuvo exento de momentos de crisis, sobre todo a causa de las relaciones extramaritales que Jung sostuvo con Sabina Spielrein y Toni Wolff.

Jung continuó publicando libros hasta el final de su vida, incluyendo un trabajo que muestra su interés póstumo en los OVNI como fenómeno psicológico de masas: Un mito moderno. De cosas que se ven en el cielo (1958). También disfrutó de la breve pero fructífera amistad del Padre Victor White, sacerdote católico inglés con quien mantuvo correspondencia tras la publicación del controvertido estudio sobre el Libro de Job (intitulado Respuesta a Job).[49]

Carl Gustav Jung moriría el 6 de junio de 1961, tras una corta enfermedad, en su casa junto al lago de Zúrich, en el apacible poblado de Küsnacht, Suiza, a los 86 años de edad.