miércoles, 13 de febrero de 2008

Romanticismo y modernidad



lo dijo Andrómeda


Queridos amigos:
intentaré constestar por pasos.

A Clitemnestra, Pasolosdías, Aura etérea, y Luis Alfonso, que preferís o elegís cierto aspecto irracional, al parecer, pero que a mi modo de ver no lo sería tanto, dependiendo de una crítica racional.

A Daven que prefiere mantenerse del lado de la conciencia, y asumir como parte de esa motivación, la de las "estructuras" condicionantes, vamos a decirlo así.

Hablas de la Ilustración versus romanticismo, mientras que Luis alfonso apunta más a un lado espiritual -llámese religioso o no del budismo-, para mí o se asume toda la realidad o bien estamos en una realidad a forfait.

Todas estas corrientes en sí no están libres de contradicciones.

Yo no creo que el proyecto de la razón de la Ilustración se frustrara por culpa del Romanticismo, es más la Ilustración sin la "herencia romántica" ya le dije sería un mero o vulgar positivismo.

El peligro de frustración de este proyecto vino sobre todo con la postmodernidad y con los postmodernos, Lyotard, Rorty, llámense, que fueron los que criticaron más directamente el papel de la razón.

El Romanticismo más bien viene a cubrir la añoranza de la religión precisamente que fue destruida por la razón ilustrada, aún así no la ataca directamente sino que viene a llenar una oquedad que deja.

La añoranza de la religión que indujo un día a hablar de una ilustración insatisfecha no podría ser acallada, en cualquier caso, por la satisfecha autocomplacencia de una sociedad desilustrada.
Por lo que podemos también preguntarnos: si la capacidad de integración social de la tradición religiosa, que la Ilustración sacudió e hizo estremecer, no podría encontrar alguna equivalencia en el poder de unificar y generar consenso de la razón.

La autoconciencia de la modernidad discurre vertebrada en torno a figuras que se han mostrado preocupada por el mundo que perdimos.

Creo que debemos asumir el proyecto de la modernidad, estimado señor Daven, como habla Habermas, como una "proyecto -todavía- inconcluso". Y no como hablan sus oponentes que se trata de un proyecto que no hay que completar sino que hay que revisarlo. Mas una revisión de tal proyecto sería al margen de la razón.

Pero Habermas se enfrenta a los que en vez de reemplazar una "razón excluyente" por una "razón comprehensiva" tratan de oponerla a lo "otro de la razón".

Y aquí también quiero contestar al resto de los comentarios, a Otredad, y Atenea.
"Lo otro de la razón" vendría a ser la naturaleza, el cuerpo humano, la fantasía, el deseo, los sentimientos o, mejor dicho, “todo eso en tanto en cuanto la razón carece del poder de anexionárselo”.

Pero Habermas -para quien en sus diversas configuraciones a lo largo de la historia la razón puede y debe ser criticada desde la perspectiva de lo otro que ella misma- apunta que semejante crítica no dejaría, en última instancia, de ser una crítica racional.

Por tanto, llevemos la razón hasta sus extremos de la crítica y no acabemos con el proyecto de la Ilustración tampoco.

Realmente el comentario del señor Daven es el que tiene más enjundia y no por conceptualismos sino porque volvemos a la historia de las ideas y de la razón y porque me toca usted otra vez al señor Platón.

La razón que otro tiempo igualaba a los hombres -si no de hecho, al menos sí en principio- comenzó a dividirlos, sacudida por toda clase de inclinaciones e intereses.

Calicles pudo aducir, así, que la moral no es otra cosa que un invento de los débiles para contrarrestar la hegemonía de los poderosos.

No es de extrañar que en medio de esta descorazonadora situación, el mensaje de Platón se alzase en lontananza como un augurio de restauración de la razón, una y la misma para todos y garante de unos valores en los cuales cupiese confíar aun cuando acaso no cupiese alcanzarlos.

¿Por qué no habla de Hegel o de Nietzsche o de horkheimer o de Marx entre los filósofos ideólogos de una razón como representación de voluntad de poder, y de un sistema igualitario?


No creo que toda la culpa la tenga Platón.

Y comprendo también sus razones como yo no abrazaría tampoco la necesidad del platonismo, mas no pude plenamente porque, en última instancia, el error, la fealdad y el mismo mal siempre me parecieron menos inhumanos que las ideas de verdad, belleza o bien.

El proyecto de la razón más ambicioso que el hombre haya soñado nunca acometer es, como sabes, el de la instauración de una sociedad sin clases.

Y sólo en una sociedad así tendría sentido hablar de esa razón patrimonio de todos.

En cuanto a las religiones, y me dirijo a Luis Alfonso, quisiera añadir que para identificarse con una doctrina venida de lejos, habría que adoptarla sin restricciones: ¿Cómo se compagina consentir en las verdades del budismo y rechazar la trasmigración, base misma de la idea de renunciamiento? ¿Y suscribir a los Vedas, aceptar la concepción de la irrealidad de las cosas y comportarse como si existieran? Inconsecuencia inevitable para todo espíritu educado en el culto de los fenómenos.

La sonrisa de Buda, esa sonrisa que flota sobre el mundo, no ilumina nuestros rostros. A lo máximo concebimos la dicha, y las religiones de la revelación se recrean demasiado en el dolor como para poder adoptarlas de buen grado, como retoños de una tradición masoquista.
Por último he de añadir que la pretensión de universalidad no implica una sociedad de comunicación como un totalitarismo igualitario, en cuanto esta no está consumada en sí misma, sino que siempre debe estar abierta al diálogo.

Y que la oportunidad del disenso mas que del consenso es lo que mide la verdadera progresividad de una democracia.

Hay otros temas que quedan pululando, el problema lingüístico y decir algo sobre Pavlov, todavía, intentaré contestarlo en otro comentario.

Mientras tanto quedáis con mi mayor estima. Un abrazo.


lo dijo Daven

Estimada señorita:

Habla en serio del romanticismo como una vuelta a la Religión. Está usted hablando con Lord Gordon Byron y no ha habido Dios del que no me haya reído, blasfemado y enseñado la posaderas. Si le escuchara mi amigo Shelley, cuantas chanzas sobre monjas y curas inventamos en Italia.

La Religión y su actividad de cohesión. Ya veo por donde va. Allá usted con su neo-paganismo. La religión ha de ser superada, es su fatalidad. No convence a la razón, no hay razón ni evidencia necesaria para prescribir un Dios. Toda la física cuántica y los modelos cosmologicos apoyan tal aserto. ¿Es pues, necesario, a efectos sociales?. Nos estamos insultando pues, somos deficientes mentales. ¿Necesitamos esa muleta y esos sacerdotes que viven de promesas falsas para vivir mejor?. Ya me sé ese cuento.

La única religión sin protagonismo deísta es el taoísmo. Por eso mismo es la más inatacable y la más seductora, en mi opinión. Alcanza todo y lo deja todo intacto, promueve la no-acción como forma de gobierno. Promueve la consciencia dialéctica.

Así que le dejo aquí mis calzoncillos sucios, delante del altar de Buda y que me tire un rayo en la cabeza o me llene de Karma malo, a mi me da lo mismo.

Soy ateo, y si alguien es más ateo que yo, quiero conocerle para aprender de él.
Se despide cortésmente de usted y de este tugurio con olor a incienso y cirio rancio.

Lord Gordon Byron, socialiste

lo dijo Almudena
Mañana os contesto a todos, si eso.
Besos


En el sentido que hablas de lógica lingüística, tal como lo hace Wittgenstein, creo que esa distinción es la misma que cabe efectúar entre argumentos de poder y argumentos de validez.
Los argumentos de validez son los que responden a las mismas reglas lingüísticas, y asegurar las condiciones de la validez de estas reglas significa que estamos dentro de un proceso argumentativo, y que ello también implica un elemento de incondicionalidad. Veracidad de la pretensión, verdad del contenido asertivo, validez de la norma, corrección del proceso, inteligibilidad de los comunicantes.
Tal elemento argumentativo es más importante a veces que el contenido descriptivo de la realidad en cuanto tal, porque lo que importa parece ser es la capacidad de entendernos y todo lo que podemos expresar con el lenguaje.
No obstante está también la distinción entre un consenso fáctico o “convención” y un “consenso racional” o contrafáctico.
Es decir, las reglas lingüisticas no sólo nos permiten expresarnos sino que también nos permitirían "criticar" las propias reglas del lenguaje, y abordar una crítica racional de las instituciones existentes dentro de dicha comunidad y dicho contexto.
Y esto es lo verdaderamente relevante de este aspecto lingüístico, su aspecto institucional.
Otra cosa es la realidad fáctica, y las cuestiones sobre el poder, pero sobre esto mejor hablamos en otra ocasión.

Quede suya, Andrómeda.

lo dijo Andrómeda a Daven

Abocados a formas degradadas de sabiduría, enfermos de duración (dureé), en lucha con esa tara que nos repele tanto como nos seduce, en lucha con el tiempo, estamos constituidos de elementos todos los cuales concurren en hacer de nosotros rebeldes divididos entre una mística llamada que no tiene ningún lazo con la historia y un sueño sanguinario que es su símbolo y su nimbo.
Si tuviéramos un mundo nuestro, ¡poco importaría que fuese el de la piedad o el de la risotada! nunca lo tendremos, ya que nuestra posición en la existencia se sitúa en el cruce de nuestras súplicas y de nuestros sarcasmos, zona de impureza en la que se mezclan suspiros y provocaciones.

Estoy citando a Cioran, creo que de la mística escojo la parte de la risotada de buda y de lo ateo escojo la parte de la no-acción que me parece la afirmación de la realidad racional contrafáctica.

Andrómeda, agnóstica, ex-tempore y griega.


El romanticismo viene a llenar el hueco que ha dejado la religión: no quiere decir que vaya otra vez a traerla, la intepretación que se hace de mi texto no debe ser ésa. Una no implica la otra, pero sí el mundo de los sentimientos, de la naturaleza, el romanticismo es más bien una vuelta a los valores clásicos y griegos.

Yo no tengo ninguna añoranza por la religión y que ésta venga a cubrir un hueco que no pudiera cubrir la razón.

No, me gustaría aclarar esto.

Otra cosa es cuando en otro momento hablé de los universos simbólicos de legitimación y de la infuencia de las religiones monoteístas en la cultura occidental y en la burocracia para crear esta realidad de universalidad que después va a ser sustituida en la Ilustración por el proyecto de la razón como patrimonio universal del hombre.
Esto es lo que quisiera aclarar para no volver a ser malinterpretada, pues usted con su mente poliédrica también le gusta sacar del discurso toda clase de sustancia.
Desde luego espero que esta idea no le parezca una barbaridad, pues está aceptada así por los historiadores de la modernidad.

Sinceramente de usted.

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