También he recibido hoy constestación de Zenon, una respuesta profunda y considerada, acerca de Spinoza y también habla de la escuela eléata y la estoica y sobre que hay dos Zenon, uno es el alumno de Parménides y otro es Zenon de Citio que es el fundador del estoicismo.Voy a citarle ahora a él, a mi amigo Zenon, en su interesante alocución que viene a dar respuesta a todas nuestras conspiraciones acerca de la ética.
Me parece también acertado acercarnos una vez más al mundo ese de la culpa y de Spinoza:
lo dijo zenon:
Condenado a no acercarme a escasos codos de cualquier ciudadano de pro de la urbe de la filosofía, me atreveré a comentar los amables comentarios.
En primer lugar, como es de rigor ser agradecido, gracias por vuestros comentarios. A Chema, cuyo comentario me anima más de lo que el supone, y a Daven por el rigor con el que pelea conmigo y con Andrómeda. A Andrómeda especialmente, pues tu comentario atiende a la condena ética que mi texto implica, y no lo reduce a una metafísica o fenomenología o psicología, que también pretende soportar. Prometo leer tu texto sobre Zenón; pero una aclaración: cuando elegí para este blog, el alias de “zenon” pensaba en el eléata, no en el estoico Zenón de Citio, que supongo que es sobre el que versa tu reseña. Aunque, en el fondo lo que ocurre es que me gusta ese nombre, suena bien. Si lo escribo huérfano de tilde, es por diferenciarme de mi tocayo el eléata en algo; más humilde me quedo en minúsculas y sin acento (es medio broma, amiga mía.). Así que Daven, acierta en referirme precisamente al posible alumno de Parménides. Sólo en eso.
Creo que debo esclarecer mi relación con aquello que se llama filosofía, sea esta lo que sea –para cada cual, creo hay una acepción adaptada a sus intereses vitales- Intentaré ser breve: me licencie en eso en la Universidad de Barcelona hace más de veinte años. Es, decir ocupé parte de mi vida a leer lo que los llamados filósofos han dejado escrito. Gentes respetables todos, en la medida que su actividad no ha tenido, en general, remuneración que no sea en las especias de la vanidad y la soberbia. No todos, por supuesto. Pero el ser soberbio no invalida el razonar de nadie. Mi vida discurre lejos de ámbitos académicos. No sé cuando ocurrió, pero a partir de un momento preferí filosofar por mis medios (y con toda mi mochila de filosofemas, aprendidos a mucha honra) que seguir estudiando filosofía (cosa que siempre se acaba haciendo...)
Me dicen que me ponga al día, con el argumento de que los eleatas, al fin y al cabo, pretendían sólo negar la realidad. ¿La Realidad? Esa es crítica que supongo que se hace desde el convencimiento de saber qué es la Realidad. En qué consiste tal cosa, de qué materia está hecha, qué leyes la rigen, si es una o diversa, etc. Parece que mi amable comentarista ha dado con la Verdad. Espero afanoso me indique donde se compra una kilo de Verdad de esa. Hace años abandoné cualquier pretensión de erudición. Sin rechazarla, pues tienen mi admiración quienes en ella porfían. Así, pues, si se me saltó la lección de la verdad verdadera, indíquenme, por favor, donde se encuentra. Me pondré, verás al día, al menos en el siglo veinte, con Wittgenstein. Tras dos mil quinientos años, concluye que es mejor no hablar de lo que no se puede: ¡y eso engloba, precisamente, mentada Realidad!
¿Es el noúmeno la “Realidad”? ¿La fenomenología es una estupidez? Recurriendo al eléata: el movimiento se muestra andando...pero andando NO se demuestra, como bien sabéis. Lo siento, pero el sentido común, sigue siendo esencial en el pensar. A pesar de lo que decía Aristóteles del mismo. Mucho seuidor de Russell, corre por acá. Pero, a mí, que tengo casi olvidada la filosofía que aprendí, me parece una renuncia mayor negar el problema del Ser, que renunciar, como sensatamente Ludwig propone –aunque puedo no hacerle repajolero caso, pues me quedaría en exceso aburrido- ha hablar del mismo.
Por cierto, hablando de Federicos, gracias a quienes han comentado tan amablemente el poema que le dedico aquí. Era un homosexual, es cierto convencional; me he tomado alguna licencia...poética claro. Pero con cariño.
Y del otro Federico, Nietzsche, quisiera decir que es un creador de valores: sustituye unos con otros. Los de la tierra, frente a los del cielo (aunque ya sabéis que en él todo es metáfora, todo encierra un enigma.. Lo digo como me place, pero ¿a qué se me entiende? Dijo que tardarían cien años en comprenderle, y se quedó corto, veo. A veces creo que nos hemos caído del puente que llevaba al superhombre y somos tan necios que presumimos de ello. Sólo a veces.
Personalmente creo que es lícito seguir filosofando absolutamente sobre todo y con las herramientas que cada cual escoja. Más, pienso, cual pesimista que soy, que sólo nos queda la poesía y el misticismo. No es que nos vayan a descubrir la “verdad” o la “realidad”, simplemente es que son mas majas y, sobretodo, tienen una enorme capacidad creadora. La mirada poética genera colisiones creadoras. Hace tiempo que renuncie a habitar los mundos de la certeza. Fui expulsado al fantasmagórico mundo de las sugerencias.
¡Ay, Spinoza! ¿Sabéis? Lo mejor de su ética es su metafísica. Por ella empieza su Ethica More Geométrico. Manda huevos. Discutir, por muy ordenadamente, sobre la materia y sus atributos, para fundamentar una moral, es discutir de metafísica ¿Le diríamos a Baruch que estaba dieciséis siglos atrasado, por usar terminología aristotélica? Tengo una deuda con Spinoza. Hace mucho años, me refugié en una mansión que hay en la misma playa mediterránea de Torredembarra, Era, entonces un lugar bellísimo. Un palacete burgués, de corte isabelino al que la gente del lugar llama “la casa de las palmeras”, pues está rodeado de ellas. El mar batía todo el día a escasos metros de mí. Y el mar se convirtió en la sublime metáfora de las conjeturas que leía sobre la única substancia y sus atributos. De pronto se me hizo tangible, era el mar y las olas. Somos olas de un único mar.. El permanece, nosotros nos movemos, nos dirigimos ¿a dónde? La metáfora dotaba de sentido a la pretensión geométrica Sugerencias, sugerencias...
La serie “Frutas de la Razón Triste” la escribí hace ya más de quince años. Solo es un esbozo que recupero ahora, y publiqué en este blog sin saber si lo retomaría. La razón es subsidiaria de la biología, paridora de la moral al servicio oculto de la especie. En este sentido la razón traiciona al individuo, en tanto le utiliza con engaño..la poesía hace los contrario...con engaño también.
Es que me gustan los acertijos.
Un beso muy fuerte a todos.
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Véase este artículo sobre Zenon:
Zenón de Citio, el estoicismo
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Andrómeda
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