sábado, 27 de octubre de 2007

el bien que quiero







Medea pide compasión a su yo pasional (thymós) como a un amo implacable, pero en vano: «Conozco la maldad que voy a cometer, pero el thymós es mas fuerte que mis propósitos, el thymós, la raíz de las peores acciones del hombre.» Siglos después San Pablo va a decir algo semejante: «Hago el mal que no quiero y no hago el bien que quiero.» No habla de thymós sino de sark, de la carne. Da igual: se trata del mismo principio poderosísimo y devastador.

sylphides
lo dijo aomar:
a veces hacemos el mal que no queremos y no el bien que queremos porque todo está enredado.
Nuestros sueños de grandeza, nuestras pretensiones de libertad, se miran con desánimo sus tristes pies de barro.
un saludo

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