Un problema político no puede ser apolítico. A pesar de la neutralidad que cualquier observador debe mantener, esa neutralidad no se puede entender como indiferencia o equidistencia. La neutralidad proviene del respeto a un conjunto de normas propias de las disciplina económica que, todos aquellos que todavía creemos en la racionalidad y la falsación y renegamos de la postmodernidad, compartimos.
Si del análisis de la gestión del gasto se inducen pautas particulares, estas pautas inevitablemente son indicadores que pueden servirnos de guía en situaciones hipotéticas. Y como el voto es un compromiso con una proyección de nuestro presente, lo condicionamos a escenarios hipotéticos. Cuanta más información tengamos sobre esos escenarios hipotéticos, más certero (suponemos) podrá ser nuestro voto.
Por lo tanto, querer mantener fuera de estos debates la política partidista es del todo imposible. En todo caso, debemos trabajar para que este debate sea lo más sólido y fundado posible, y lo menos falaz, tergiversado y denigrante que podamos esperar.
Hace mucho tiempo que no escucho a Cristobal Montoro decir nada, y me temo, que es porque no tiene nada qué decir, porque de la situación actual poco se puede decir en el fondo que sirva para ganar votos. En consecuencia, imputar como han hecho algunos al autor del blog la naturaleza política de sus comentarios, pero no cuestionar los procesos y argumentos que sustentan sus conclusiones es, simplemente, un discurso de amiguismos y enemiguismos, miistas contra otristas...
¿Encender el ventilador...? Esto no es una discusión sobre si tú más que yo, esto es el frágil mundo en el que vivimos. ¿Estamos a 40 grados Celsius sobre un barril de pólvora y queremos mantener discusiones tabernarias mientras fumamos...?
Por favor, es el momento de usar la cabeza con serenidad, pese a quien le pese y tenga las consecuencias que tenga.
Si el gestor X ha sido un desastre, que se explique porqué ha sido un desastre y, si no se comparten esos argumentos, que se discutan esos argumentos, pero basta ya de argumentos ad hominen.
Si del análisis de la gestión del gasto se inducen pautas particulares, estas pautas inevitablemente son indicadores que pueden servirnos de guía en situaciones hipotéticas. Y como el voto es un compromiso con una proyección de nuestro presente, lo condicionamos a escenarios hipotéticos. Cuanta más información tengamos sobre esos escenarios hipotéticos, más certero (suponemos) podrá ser nuestro voto.
Por lo tanto, querer mantener fuera de estos debates la política partidista es del todo imposible. En todo caso, debemos trabajar para que este debate sea lo más sólido y fundado posible, y lo menos falaz, tergiversado y denigrante que podamos esperar.
Hace mucho tiempo que no escucho a Cristobal Montoro decir nada, y me temo, que es porque no tiene nada qué decir, porque de la situación actual poco se puede decir en el fondo que sirva para ganar votos. En consecuencia, imputar como han hecho algunos al autor del blog la naturaleza política de sus comentarios, pero no cuestionar los procesos y argumentos que sustentan sus conclusiones es, simplemente, un discurso de amiguismos y enemiguismos, miistas contra otristas...
¿Encender el ventilador...? Esto no es una discusión sobre si tú más que yo, esto es el frágil mundo en el que vivimos. ¿Estamos a 40 grados Celsius sobre un barril de pólvora y queremos mantener discusiones tabernarias mientras fumamos...?
Por favor, es el momento de usar la cabeza con serenidad, pese a quien le pese y tenga las consecuencias que tenga.
Si el gestor X ha sido un desastre, que se explique porqué ha sido un desastre y, si no se comparten esos argumentos, que se discutan esos argumentos, pero basta ya de argumentos ad hominen.