martes, 11 de marzo de 2008

melancolía y vulgaridad


Creemos que escapamos gracias a nuestros orgullos y a nuestros pesares, arrancada a nuestra cobardía.
Como un vándalo roído por la melancolía, me dirijo hacia ya no sé qué rincones...
Sería difícil delimitar la cantidad de esta vulgaridad, tanto más cuanto que ningún acto se dispensa de ella. Se es un desechado de la vida y se prueba que se fue suficientemente sórdido... Quien triunfa en un conflicto con su prójimo surge de un muladar; y quien es vencido paga por una pureza que no ha querido ensuciar.
Quien no esparce a su alrededor una vaga irradiación fúnebre y tanto es salvado por esa melancolía.
Andrómeda

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