La actividad bancaria vende bienes con escasa capacidad de diferenciación y tienen altas barreras de entrada por lo que siguiendo la metodología del Boston Consulting Group tiende a entornos de concentración. Ahora en España hay exceso de capacidad y el sector tiene que reducir su tamaño y las fusiones son una opción muy complicada pero el resto de opciones son más complicadas aún por lo que fusionarse es la opción más acertada.
El entorno es muy duro. Los tipos del Euribor y de las hipotecas están en mínimos históricos y la guerra del pasivo aumenta los costes de financiación lo cual explica que los márgenes de intermediación están bajo mínimos, como los embalses en época de sequía. A este economista observador le resulta curioso como en 2008 cuando el Euribor era rígido a la baja todos los medios de comunicación hablaban de ello y satanizaban al sistema bancario y ahora que la gente paga menos por las hipotecas que lo que recibe por un depósito nadie dice nada. La banca es una institución clave en una economía de mercado y tiene que tener una rentabilidad mínima para funcionar con normalidad y en esto momentos no la está teniendo, lo cual dificulta la normalización del crédito.
Adicionalmente, la demanda de crédito está débil y el aún difícil acceso a los mercados financieros también complica la capacidad del sistema bancario para transformar ahorro en crédito, su principal misión social. Por abajo en la cuenta de resultados, el ciclo de morosidad y de provisiones sigue deteriorando los márgenes. Por lo tanto la única forma de mejorar la rentabilidad en esta situación es mejorando la eficiencia. ¿Qué significa eso? Lo enseño magistralmente Adam Smith con su ejemplo de la fabricación de alfileres y que definió cómo “división del trabajo”.
Jose Carlos Díez
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