miércoles, 16 de enero de 2008

teoría del mal y la culpa



Si yo no me hubiese desprendido de mi ego de esa forma, en que negué a lo que más quería, tal vez ahora yo arrastraría otras culpas, porque la vida es así, y no creas que formarme una identidad mía haya sido lo más importante, sino el ser coherente con la realidad de la vida y no ser creo egoísta.

La conciencia de culpa podría definirse como algo que no me afecta sólo a mí, en cuanto a infractor, sino al universo entero, al que amenaza con sumirlo en el caos y la incertidumbre.

Se caracteriza como la ansiedad que sigue a la transgresión no de una ley sino de un tabú.

Para Freud, por ejemplo, no hay duda que el tabú se ubica en el reino de lo sagrado.

Los tabúes por tanto son cultura y también viceversa, pues “una cultura sin tabúes vendría a ser algo así como un círculo cuadrado”. Y a nuestra participación en ellos le debemos la misma distinción moral entre el mal y el bien, por este orden.

Pues de acuerdo con las premisas que anteceden sólo conoceríamos lo que es bueno conociendo primero lo que es malo, así como únicamente conocemos lo que es malo al realizar el mal nosotros mismos.

El hecho de unir el sentimiento de culpa al hecho religioso pertenece a una época, que marca también la ruptura con lo religioso en el hombre. Freud suele hablar también de represión, de inhibición de inclinaciones naturales, de fuerzas o pulsiones que están reprimidas en el inconsciente, para darle un sentido científico y despojado del sentido cristiano de culpa.

Pero en el sentimiento de culpa, del que yo hablo al principio, y del que digo que rompo con algo muy querido para unirme tal vez a otro algo, veo ese mismo lazo del que hablaba Freud o Kolakowoski, o del que habló Dostoiesvky cuando dijo: "Si dios ha muerto todo está permitido". Y veo también la huella de Jung cuando inaugura un concepto del inconsciente colectivo como arquetipo de una huella que está en un antepasado mitico del hombre.

Es decir, hemos renunciado a algo para darnos a otro algo más poderoso y que no tiene que ver con un ego personal o un individualismo sino con algo que trasciende a todo eso. Algo que respondería a un inconsciente colectivo, tal vez una pulsion mayor, incluso el mismo sentido de la vida, o la pulsion de matar, aunque no es este el caso normal de una ilusión joven.

No, en mi caso, a pesar de que el sentimiento de culpa nació con una gran desilusion y un abandono y mas que eso con una perversion radical de mí y de lo que yo creía que podía tener de lo mejor en mí. Pero si hay algo que se ha roto, yo no creo que haya sido del todo. Cuento aquí con las palabras de María Zambrano cuando nos dice que en el paso de la vida al final nos volvemos a reconciliar con las huellas de nuestro pasado.

sylphides

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freud, una teoría sobre la culpa

la represión de la libido, freud, y jung
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