miércoles, 16 de enero de 2008

un mito de la decadencia



En el siglo veintiuno es más fundamental afirmar lo que nos une en un proyecto común, hay más de común que de diferente, en los hábitos folcklóricos se ha exagerado el hecho diferencial, la historia es un compromiso también con la libertad y la justicia y hay que conocerla para trazar el horizonte. Una España de herejes y de inquisición, de nacionalismo y de centralismo, ésa ha sido la historia de España, la chapuza de la modernidad, la España caínita frente a la facilidad de hacer amigos, hay una falta de rigor pero nos sentimos bien, hay hospitalidad, nos interesa lo que le pasa al vecino, esta España es una España inacabada, hay que pensarla como un proyecto de futuro, no como pasado, como una nación viva, no de las cortes de Flandes ni de la división de Trento, ni de la bandera militante, no cuenta el pasado, cuenta el futuro, el plebiscito diario.


Siempre ha habido un mito de decadencia en nuestro país, no viene de ahora sino desde Roma, del año ochenta y dos antes de Cristo, siempre nos ha seguido la historia de un país negro, el mito de una decadencia. Los perderdores de la guerra civil fueron los anarquistas en verdad, porque ellos renunciaron después a un partido, ahora los perdedores son las víctimas de Eta. No, no tenemos que pensar en eso sino como pasado y abrir un proyecto nuevo.

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