martes, 14 de diciembre de 2010

el orden opuesto del jardín

El mismo autor citado antes, Antonio Gala, dice:

“No deseo engañarme más: mi jardín, el pequeño jardín en el que me he movido, es lo contrario de la naturaleza, como lo contrario de un río es un pantano. Quizá el pantano sea más práctico y más útil, pero el río no es él; el río, con sus avenidas y sus estiajes, es algo vivo y fluyente. La naturaleza es la selva, la jungla, la aridez o la feracidad: lo opuesto a los recortados macizos de un jardín, lo opuesto a la artificialidad domesticada de los setos y de las podas. El desorden de fuera no lo entendemos porque es más grande que nuestro corazón. Lo que entendemos es el orden del jardín, siempre tan confortable.”


Lo cierto, es que eso. Estamos más allá del jardín, porque esperamos una trascendencia que nos  ligue al mismo tiempo.

Y es que me ha recordado la novela de Antonio Gala “Más allá del jardín” de la que extraigo una cita:

“Puede que sólo me quede ya de la vida una breve noche -breve e inacabable, porque no se mide con el tiempo-; pero, en ella, este amor mío y suyo es un irreprimible impulso que no destituye la individualidad de ninguno, sino que la subraya, porque yo lo quiero a él exactamente como es, y él a mí exactamente como soy. Y los dos queremos también como son a los que cohabitan nuestro mundo… Sólo de este amor, de este inesperado y sorprendente amor, puede afirmarse que es el motor del universo, que es la causa que mueve el sol y las demás estrellas. »
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