No dejes que el insomnio me desvele, que se me acaben en humo los pulmones, reclama tu ración de sudor, de aire puro, acompáñame por un largo, oloroso camino. No te me quiebres, no enfermes, cuerpo gozoso, cuerpo de mis gacelas, de pan y de uvas, afirma tu solidez, no, no estamos perdiendo el tiempo en estas noches.Yo te admonezco. Amor de frutas, déjame rodar. Déjame beber fuentes, tu cuerpo es el paraíso perdido. Ven, despertemos del barro, te invito al aire de mis nuevas alas. Te convoco a un amor alto, sólido, tronco de un árbol, apaciguaremos la muerte, enterneceremos las piedras.Y si juntamos las manos encenderemos el fuego imprescindible, acomodémonos, acurruquémonos y forjemos un nuevo elemento, un cuenco profundo de aire, fuego y agua.
Gioconda Belli
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