Aquí tienen ustedes un hermoso ejemplo de como, en estos momentos preelectorales, cualquier medida sensata de política económica puede ser tergiversada, manipulada o envuelta en pura mierda ideológica sin que esa naturaleza de mierda impida su difusión. La Red ofrece una libertad de expresión que facilita la difusión amplificada de cualquier basura intelectual. Y, además, la basura tiene mucho más fácil apropiarse de una cierta “credibilidad” por difusión. Ahora crear basura resulta ser mucho más barato que hacerlo sin Red. Los creadores de basura intelectual tienen más ocasiones temporales para extender su mensaje. Por supuesto que puede haber gente, incluso titulada y experimentada, como lo es esté periodista de Hispanidad.com que pueda razonar sobre el copago farmacéutico diciendo por escrito que “Salgado se opone a legislar al copago que exige aplicar Bruselas porque así se incita a aprobar la eutanasia”. Puede que ese tipo de explicación llegue a alcanzar difusión a través de la Red pero la misma debería venir acompañada de una valoración pública en la escala de la incongruencia. Valoración de algún auditor del Ministerio de Cultura, o mejor, del Ministerio de Elena Salgado. La gratuidad en el acceso a la Red perjudica la creación intelectual. Porque, desde luego, mi voz acerca de la utilidad de una política económica basada en la reglamentación del copago en los servicios públicos no puede valer lo mismo, a igual difusión, que lo que vale lo que dice este señor que dirige un periódico digital llamado Hispanidad.com. Desde luego vale mucho menos que la mía. Y que sino lo diga el auditor de la Ministra Salgado.
PASEN, LEAN, COMPRUEBEN Y VALOREN. Esto es lo que dice el tal Eulogio en su periódico digital: Salgado se niega al copago farmacéutico: a lo mejor tiene que rectificar.
El gasto farmacéutico
El gasto público en farmacia parece ser siempre desordenado, con unos ritmos de crecimiento que continuamente superan el aumento del PIB nominal y duplican el de la inflación. La literatura dice que la experiencia de los sistemas universales de asistencia médica en poblaciones con tendencia al envejecimiento enseña que “el gasto farmacéutico siempre tiende a crecer por encima del ritmo de la inflación”.
Los conocedores del entramado comercial que forman la industria y las farmacias, junto con la alianza, basada en la benevolencia, de los médicos con los pacientes, siempre han dicho que las medidas de control son inútiles. Las cifras parecen mostrar que todas las sucesivas medidas, el “medicamentazo” (en 1998), la reducción de los márgenes de los laboratorios (1999) y farmacias (2000), el listado de productos genéricos (2000) y el Plan Integral de Medidas de Control del Gasto Farmacéutico y Uso Racional del Medicamento (2002 y 2008), producen parecidos y repetidos efectos: frenazo del gasto durante un corto plazo de tiempo después de la aplicación de la medida y repunte superior a continuación. En unos casos hay reducción en el número de recetas pero aumenta la factura de cada una de ellas; y en otras ocasiones, como es la del año pasado, aumenta tanto el número de recetas (el 6,39%) como el gasto medio de cada una de ellas.
Todos los profesionales saben que la reducción del gasto farmacéutico público pasa por establecer el “copago”, tal y como se hace en Italia, Alemania, Francia y Suecia y otros 25 países de la UEM. Pero para ello hace falta que coincida la voluntad y el calendario político. Hasta que no se limite la demanda nada cambiará, puesto que el gasto en la “farmacia gratuita para el ciudadano” crece rápidamente por tres razones independientes de las intenciones de los gestores. Unas son estructurales: la inercia del sistema, el envejecimiento de la población y la extensión del aseguramiento público. Otras razones son accidentales: siempre que se anuncia una reforma que afecta a sus ingresos todos los intermediarios “adelantan” la facturación de recetas. Y las últimas son de gestión: el medicamento suple la insuficiencia en la atención personalizada de la asistencia sanitaria y la estrategia de las empresas farmacéuticas se basa en sustituir productos por otros más caros a los que se han incorporado ligeras y prescindibles modificaciones de sus calidades y en impedir la venta de unidosis.
Los Ministerios se Sanidad y Economía están obligados a legislar el copago, ya sean con tarifas de 2 a 5 euros según se trate de atención primaria o especialista. Si no lo hacen volverá a subir el diferencial con el bono alemán ahora situado en 250 Pb. porque en algún momento los mercados de acreedores impedirán que el BCE siga comprando bonos de los países europeos.
Decía el en una entrevista que le hacía LA VANGUARDIA al ex ministro turco Kemal Dervis este decía algo muy sabio “”si no sabes explicarlo, no sabes gestionar una crisis”
Claro es que, para mantener los votos socialista, el Gobierno debería de aplicar un copago con progresividad fiscal. Ya lo decía la ministrilla María Geli en Catalunya: Geli defiende el copago sanitario en función de los ingresos
Manuel Portela
Manuel Portela
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