Los ojos del mundo se concentran en lo que sucede en Egipto. Tras varias décadas de democracia perfecta, similar a la del PRI mejicano, en las últimas elecciones Mubarak ganó por una diferencia ridícula y a este economista observador le olía a pucherazo. Antes de las elecciones seguí con atención la campaña egipcia, un país clave en las relaciones árabe-israelíes. De hecho la mayoría de cumbres se hacen en la ciudad turística de Sham el Sheik en el Mar Rojo.
Estas revoluciones silenciosas y por internet, como corresponde al siglo XXI, no fueron anticipadas por nadie pero no es casual que se produzcan después de una crisis tan brutal y con una espiral de inflación de alimentos que hace que la tasa de miseria en estos países favorezca la ira de la sociedad y el ansia de un país mejor con más oportunidades.
Estos sucesos son caóticos ya que nadie puede anticiparlos, nadie sabe cual será su evolución y como acabarán. Los tanques están en la calle y Mubarak se ha rodeado del servicio secreto en su nuevo Gobierno, por lo que no está claro si se irá o si aquello acabará en un baño de sangre. Esperemos que se vaya y que Egipto puede celebrar una elecciones en paz y a ser posible laicas sin la siempre amenaza en la zona de los partidos islamistas radicales.
Hoy las bolsas han subido y el diferencial de los bonos periféricos han caído con fuerza por lo que parece que los inversores no están muy preocupados por la situación. No obstante el precio del petróleo ha repuntado intensamente, superando la mítica barrera de los 100$/barril en Europa. Las pasadas navidades este economista observador anticipó en este blog que veríamos esta barrera pero nunca imaginé que sería como consecuencia de riesgo geoestratégico.
Egipto controla el Canal de Suez que es el camino natural del petróleo del Golfo Pérsico a Europa y EEUU. En la Guerra del Yonki Pur en 1973, los israelitas invadieron la península del Sinaí y aquello llevó a la creación de la OPEP y el precio del petróleo pasó de 1$ a 3$ provocando la primera crisis del petróleo.
En caso de que Mubarak abandone el poder, el premio Nobel de la Paz El Baradei parece que se encargaría de formar un gobierno de unidad nacional que permita elecciones libres y una transición a un Egipto más democrático. Si este es el escenario, no habría riesgo de suministro de petróleo. El problema es que el proceso degenere, como sucedió en Irán, y sean grupos de descontrolados los que se hagan con el poder y el país acabe en el caos como sucedió en Irán en 1979. De momento, los mercados mantienen la calma aunque los observadores siguen con inquietud lo que sucede en una de las zonas más calientes y más estratégicas del mundo. Por eso conviene ser prudentes y esperar a ver como se desarrollan los acontecimientos.
por Jose Carlos Díez
No hay comentarios:
Publicar un comentario