La diferencia cambia de sentido de golpe.
Ya no es la diferencia entre un sujeto y otro, es la diferenciación
interna del mismo sujeto hasta el infinito. Y la fatalidad que lo
gobierna es del orden del vértigo interior, de la explosión en lo idéntico,
del espejismo no ya de su propia imagen, sino de su propia fór-
muía de síntesis. Alienados, nosotros ya no lo estamos a los otros y
por los otros, lo estamos a nuestros múltiples clones virtuales. Es
como decir que ya no lo estamos del todo... El sujeto actual ya no
está alienado, ni dividido, ni lacerado^
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