Si pinchas aquí podrás acceder al informe de 2010 de la DGT. 1.730 personas perdieron la vida en nuestras carreteras el pasado año lo cual siempre es una mala noticia. No obstante, las comparaciones históricas e internacionales sin duda son una de la mejor noticia de la última década. En la página 4 puedes comprobar cómo es la menor cifra de fallecidos en carretera desde 1963, con un pequeño matiz en 1963 el parque móvil de turismos era de 440.000 y ahora supera los 22 millones y seguramente los kilómetros conducidos por automóvil son ahora muchos más.
Muchas causas explican esta caída del número de fallecidos. La mejora de la seguridad en los vehículos, la mejora de las vías, la eliminación de puntos negros, etc. Pero no hay duda de la introducción del carné por puntos ha sido una variable determinante. Entró en vigor en 2006 y el año anterior hubo 3.268 muertos casi el doble que en 2010. En la página 9 puedes ver cómo ha disminuido los muertos que no usaban casco en las motos, cinturón de seguridad en los coches o por alcohol o exceso de velocidad.
Recuerdo en 2006 cuando entró en vigor escuchar las mismas estupideces que ahora con la Ley antitabaco. Yo había vivido en EEUU y había visitado países europeos con carné por puntos y era evidente que su conducción era mucho más cívica y menos arriesgada y no tuve duda de que sería una gran medida, como así ha sido. En la página 10 puedes comprobar el espectacular salto que hemos dado y que nos sitúa con los países europeos con menos accidentes. Aún así conviene no relajarse y seguir avanzando, por ejemplo protegiendo los quitamiedos para evitar amputaciones de los motoristas o mejorando el trazado de nuestras carreteras, conservando su asfalto en condiciones, etc. Incidir en el uso del casco del cinturón de seguridad, evitar el exceso de velocidad, el consumo de alcohol y, sobre todo las distracciones, somnolencia y las salidas de la vía que siguen siendo la principal causa de muerte.
En estas fechas toca recordar a las personas que han fallecido en accidentes y apoyar a las familias en su sentimiento pero también ser conscientes de los que podríamos haber fallecido y seguimos vivos para contarlo. Es imposible valorar una vida pero que duda cabe que evitar muertes tiene un enorme valor económico.
Jose Carlos Díez
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