España, ¿locomotora de Europa?
ÁNGEL LABORDA 05/09/2010
Vota Resultado 31 votos
Por una vez desde hace años, el mes de agosto último no ha deparado eventos negativos importantes. Eso sí, los mercados financieros, que no descansan, parece que no han disfrutado mucho, pues siguen sin recobrar la confianza en la recuperación de la economía mundial y mucho menos de las economías del sur de Europa, a las que siguen exigiéndoles diferenciales de tipos de interés anormalmente altos. Parece que las medidas de ajuste de los déficits y de reformas estructurales tomadas por los Gobiernos tras el estallido de la crisis de la deuda soberana no les acaban de tranquilizar. En el fondo, los operadores de estos mercados siguen pensando que a estas economías les va a ser muy difícil remontar el vuelo, lo que les deja en mala situación para hacer frente a sus obligaciones financieras. Ello se traduce en altos diferenciales de tipos y, lo que es peor, en un nuevo corte del crédito al sistema bancario de dichos países, que si no ha tenido graves repercusiones hasta ahora ha sido por la barra libre que mantiene el Banco Central Europeo.
Recuperación incierta
La noticia en otros webs
webs en español
en otros idiomas
En este contexto, la economía española intenta salir de la recesión. De hecho, técnicamente ya ha salido, pues ha encadenado dos trimestres consecutivos de aumento del PIB
[gráfico superior izquierdo]. Al final, las dificultades de estimación de la contabilidad nacional del segundo trimestre las resolvió el INE, como antes el Banco de España, calculando un aumento de dos décimas (0,7% en tasa anualizada) del PIB. El trimestre no empezó bien, pero fue mejorando, especialmente cuando se conocieron los datos de empleo de la EPA. El empleo volvió a caer, pero a un ritmo notablemente menor que el de los trimestres precedentes (-1% en tasa trimestral anualizada frente a -2,6% en el primer trimestre), lo que apoyaba ese tímido repunte del PIB. No obstante, la alegría no fue mucha, pues en los mismos días Eurostat publicaba la contabilidad de la zona euro, con un crecimiento del 1% (4% en tasa anualizada). España ha tardado más en iniciar la recuperación y, además, esta es mucho más moderada. Se confirman, por tanto, los temores de los operadores de los mercados financieros. Por ello, muchos empiezan a vernos como una rémora para la economía europea.
Ahora bien, cuando se analizan con detalle los datos de la contabilidad nacional de los dos primeros trimestres del año, esta apreciación no es del todo correcta. Paradójicamente, en estos trimestres España no ha sido una rémora, sino que ha actuado de locomotora de las economías europeas. El crecimiento español se ha basado en el consumo y la inversión de las empresas en equipo, cuyo aumento trimestral anualizado alcanzó el 5% y 19,7%, respectivamente, en el segundo trimestre [gráfico superior derecho], mucho más de lo que aumentaron en la zona euro. Como consecuencia, las importaciones se dispararon, beneficiando a los países europeos. Es más, el crecimiento de las importaciones durante los dos primeros trimestres del año ha superado al de las exportaciones, lo que ha vuelto a traducirse en una contribución negativa del saldo exterior al crecimiento del PIB, como en los tiempos gloriosos de expansión. Como consecuencia, el déficit frente al resto del mundo, que a lo largo de 2008 y 2009 se corrigió rápidamente hasta situarse por debajo del 4% del PIB, ha vuelto a aumentar, alcanzando en términos desestacionalizados el 5,4% del PIB en el segundo trimestre [gráfico inferior derecho].
Este comportamiento de la economía española es inconsistente y, por ello, insostenible. Nuestro nivel de endeudamiento es la madre de todos nuestros males, y los mercados financieros muestran una notable reticencia a prestarnos o lo hacen a tipos de interés altos. Mientras, nosotros nos dedicamos a ampliar las necesidades de financiación. No creo que vayamos demasiado lejos por este camino. Por ello, y por otros motivos, la recuperación tímidamente iniciada no puede continuar, al menos no puede continuar por los mismos derroteros. Hay que consumir e invertir, por supuesto, pero reduciendo la propensión a importar. Y sobre todo, hay que exportar más. Todo ello requiere medidas que tiendan a aumentar nuestra competitividad y a ampliar la base de empresas exportadoras.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
No hay comentarios:
Publicar un comentario