Publicado por: Juan Carlos | 17/09/10 en 9:20
Hemos mejorado la productividad de la misma forma que la presencia de ácido úrico en sangre disminuye en el enfermo de gota cuando le da el ataque y el ácido úrico le cristaliza en la articulación inflamada del dedo gordo del pie impidiéndole caminar.
La metáfora del purasangre tiene algo de incompatibilidad con el reconocimiento expreso que JCD hace de "excesos residenciales" pendientes de absorber (El Pisito) y de "problemas de financiación de nuestras comunidades y ayuntamientos" (El Terruñito).
Hay algo en la metáfora pura sangre que me rechina. Un Seat Toledo nunca será un BMW. Pero ser Seat Toledo no esta mal. Parece como que solo importara ser BMW. ¡No!, ser pony también está bien.
Pero la cuestión importante es que, hay dos Españas, la pura sangre, pony o buen asno o burro o mula; y la otra, la parasitaria.
Descontado el buen ánimo voluntarista de quien la enuncia, la metáfora del purasangre lo que de verdad evoca es a un precioso burro juanramonjimeneciano, visto con buenos ojos por su amo ("se diría todo hecho de algodón"), pero con las pezuñas inflamadas y lleno de garrapatas inmobiliarias y terruñísticas.
El que es verdaderamente "purasangre" es quien, de corazón, nos desea lo mejor, o sea, "nuestro querido" JCD.
En cualquier caso, las buenas palabras de JCD son bienvenidas.
¿No echan ustedes en falta, en esta situación de adversidad y tribulación tan parecida a 1898, discursos que verdaderamente nos infundan respeto y confianza en nosotros mismos?
Según nuestro leal saber y entender, lo que sea, desde luego, tiene como precondición superar el cantamañaneo contemporizador y dar por muertos El Pisito y su versión político-económica, El Terruñito.
Publicado por: dosespagnas | 16/09/10 en 14:51
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Columnista - JOSÉ CARLOS DÍEZ
Productividad
José Carlos Díez - 16/09/2010
El huracán financiero que asoló España antes del verano se aleja de nuestras costas pero no ha remitido ya que sigue haciendo estragos en Grecia, Portugal e Irlanda. Alegrémonos de haber acertado con las medidas pero no nos relajemos, la confianza de los inversores sigue bajo mínimos y cualquier traspié puede hacer que la niebla vuelva a cubrir nuestra querida España. La intensidad del huracán fue de tal magnitud que era esperable que los daños sobre la economía real fuesen cuantiosos, pero por fortuna no ha sido así.
Tras conocer los datos de contabilidad nacional del segundo trimestre, la economía ha registrado el mayor crecimiento del consumo privado en los países desarrollados con un 4,5% de crecimiento anualizado. Algo de efecto anticipación por la subida del IVA no desluce el dato y aunque las ventas de coches caerán en el tercer trimestre, tras el final de las ayudas, sólo pesan un 5% del consumo total y la caída será más que compensada por el 95% restante.
Nuestras exportaciones de bienes siguen su intensa recuperación y están a punto de superar los niveles de 2008 previos a la Gran Recesión, algo que en Europa sólo ha conseguido Alemania. Las pernoctaciones turísticas de extranjeros también se han recuperado con fuerza en 2010, ya superan también los niveles del verano de 2008 y serán el principal componente que contribuirá a tener un crecimiento positivo del PIB en el tercer trimestre. La inversión en equipo de las empresas se recupera con fuerza, muy ligada a sectores exportadores que han demostrado con creces su competitividad. Tras diez años soportando un diferencial de inflación con nuestros socios europeos y tras la mayor caída del comercio mundial conocida, la empresa que haya sobrevivido es inmortal.
El problema es que nuestro purasangre sigue digiriendo los excesos residenciales de la última década y ahora se une el plan de austeridad y los problemas de financiación de nuestras comunidades y ayuntamientos que ha hundido un 35% la licitación de obra pública en el último año.
Pero ¿cómo explicar el buen comportamiento del PIB ex vivienda y construcción? La respuesta siempre suele ser la misma en economía: productividad. En la mayoría de argumentos sobre la economía española y escenarios a futuro se sigue hablando de nuestro bajo crecimiento de la productividad, pero la realidad demuestra que es un tópico. En 2008 y 2009 se ha cumplido de nuevo el comportamiento anticíclico de la misma, algo que ya sucedió en 1979 y en 1992. Desde 1976 un tercio del crecimiento de la productividad se concentra en los periodos recesivos. Pero en el último ciclo, que comenzó en 1994, el 75% del crecimiento de la productividad del periodo se ha producido en 2008 y 2009.
La ineficiente regulación de nuestro mercado de trabajo ayuda a explicar el anormal patrón de nuestra productividad y está por ver los efectos de la reforma aprobada recientemente por el Congreso, pero el boom residencial ha sido determinante. La construcción de viviendas tiene una productividad un 20% inferior al promedio de la economía y ha crecido menos que el promedio en el último ciclo. Esto explica que cuando se ha desplomado el boom residencial hayan aflorado los avances de productividad en el resto de sectores.
Tras la recesión, si calculas el crecimiento promedio anual de nuestra productividad desde 1994 es del 0,5%, tan sólo una décima inferior a la de nuestros socios de la eurozona. Esto explica que tengamos un 10% más de productividad que el promedio de la UE 27 y en 2009 hemos superado a Alemania, sin duda un hito histórico. No obstante, sigue siendo un crecimiento bajo si lo comparas con EE UU, aunque tiene mérito ya que hemos aumentado un 50% nuestra base de ocupados, de nuevo el mayor crecimiento del empleo acumulado de los países desarrollados.
Conclusión, nuestra convergencia en renta con nuestros socios europeos es permanente, la incapacidad para devaluar no será un impedimento para nuestra recuperación, nuestra pertenencia al euro no está en cuestión y nuestro endeudamiento público y privado es sostenible. ¿Qué sucederá en la próxima década? Nuestra renta por habitante y nuestra productividad están en el promedio europeo y, por lo tanto, el futuro está en nuestras manos. Lo que queda de nuevo en evidencia es que apostar contra nuestro purasangre es jugar a caballo perdedor, especialmente si lo haces contra nuestros consumidores.
José Carlos Díez. Economista Jefe de Intermoney
Frente a esa realidad exite una ámplia mayoria de tejido empresarial de baja productividad debido, fundamentalmente y de eso existen estudios internacionales, a la mala organización, gestiión y supervisión, debido a los pobres recursos con los que cuenta la empresa pequeña, poco personal, poca capacidad, pocos medios y menos conocimientos. Por supuesto que todo el tejido empresarial no es igual y hay muchas diferencias, pero yendo a lo genérico lo que podemos ver es lo que he expuesto. También podemos observar diferencias territoriales, Hay zonas como Cataluña, Navarra, Euskadi, incluso Aragón donde las empresas son claramente más productivas que en el resto.
Se necesita avanzar un poco en los aspectos señalados de baja productividad para que el conjunto de la economía notase un beneficio por el aumento producitvo.
También es verdad que el sector de la construcción tiene una baja productividad (debido el consumo de suelo en su proceso productivo) que es muy representativo en las zonas donde su peso es mayor en el PIB.
Todo esto está cambiando la situación, solo la bajada del precio del suelo y la baja actividad del sector cosntrucción ha significado mucho porcentualmente en la elevación de la productividad general.
Es curioso como ahor acon baja actividad económica la productividad suba, debido a estos cambios, donde el parón en la inversión en suelo compensa el coste del paro.