Un presupuesto de circunstancias
Sábado, 25 de septiembre del 2010 Votos:+1-0Comentarios(2)
José Carlos Díez
ECONOMISTA JEFE DE INTERMONEY
Los recursos son escasos, por eso hay problemas económicos, y en muchas ocasiones los agentes tienen que elegir entre lo malo y lo peor, y esto es lo que ha hecho el Gobierno con los presupuestos. En junio, España estaba en el centro del huracán de la crisis de la deuda europea y, gracias a las medidas aplicadas, principalmente el plan de austeridad del gasto público, nuestro Tesoro emite bonos a dos años al 2% y a 10 años al 4%, mientras en Portugal y en Irlanda lo hacen al 4% y al 6,5%, respectivamente. Si tuviéramos que pagar estos tipos, ya estaríamos de nuevo en recesión y por encima de los cinco millones de parados.
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Para cerrar un déficit público del 11% es necesario subir impuestos, reducir gastos y que la economía crezca. El problema es que las tres cosas están interrelacionadas y la solución es muy compleja. El Gobierno opta por aumentar la progresividad con dos nuevos tramos para las rentas más altas en el IRPF y elimina el diferimiento del pago en las Sicav. El impacto sobre las rentas es mínimo y apenas afectará a las decisiones de gasto, por lo que el PIB ni se enterará de la medida. La recaudación por IVA aumentó en julio un 40% anual y aún no había entrado en vigor la subida de los tipos al 18%, lo que es una clara señal de que el ciclo de negocios está en expansión.
El recorte del gasto es histórico en la Administración central, un 7,5%, lo cual obligará a aumentar la eficiencia y eliminar duplicidades que se han producido durante el proceso de descentralización del gasto en las comunidades autónomas. No obstante, comunidades y ayuntamientos también tendrán que hacer un esfuerzo de eficiencia y racionalización del gasto.
Previsión de crecimiento
La mayor controversia se centra en las previsiones de crecimiento. La clave es el crecimiento del PIB nominal, ya que la recaudación va ligada a la inflación y la previsión de un crecimiento próximo al 2,5% anual parece altamente probable de alcanzarse. En el 2011, la vivienda dejará de tener una contribución negativa al PIB y, si eliminamos ese efecto, la economía ya ha crecido en el primer semestre del 2010 cerca del 1,5% anualizado. Con este escenario, estimar que la inflación aumentará solo el 1% parece un ejercicio presupuestario prudente.
¿Puede haber una recaída del crecimiento? La tormenta financiera de la pasada primavera apenas ha afectado al crecimiento, por lo que la recuperación del consumo privado y la inversión doméstica es más sólida de lo esperado. A pesar de la percepción de crisis, nuestro consumo privado en el primer semestre ha registrado el mayor crecimiento de los países desarrollados, superior al 4% anualizado. ¿Cómo es posible ese crecimiento del consumo con una tasa de paro del 20%? Porque el 80% mantienen su empleo y los jubilados comienzan a perder el miedo y están disminuyendo su tasa de ahorro, aunque sigue siendo elevada y hay margen para que continúe bajando en el 2011. No obstante, el crecimiento del consumo privado se compensa con la caída de la inversión en construcción, por lo que el crecimiento vendrá mayoritariamente del sector exterior, especialmente en Catalunya.
Las exportaciones de bienes ya han recuperado el nivel del 2008 previo a la crisis, un año antes de lo esperado, y las pernoctaciones en hoteles han superado en julio y agosto los niveles de los mismos meses del 2008, desmitificando la supuesta falta de competitividad de nuestra economía. No obstante, una recaída del comercio mundial, especialmente de nuestros socios europeos, sí pondría en riesgo nuestra recuperación, pero, de momento, también es poco probable que se produzca. ¿Es oportuno el ajuste? ¿Subir impuestos es contraproducente para la recuperación? Son debates conceptualmente interesantes, pero en la práctica están fuera del conjunto de restricciones. Versionando a Galileo, y a modo de conclusión: «A pesar del recorte de gasto público, aun así se mueve». Ánimo, podemos
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