A riesgo de ser "asno", le diré que esta noche "he visto la luz". Sí, ayer a la luz de sus argumentos flaqueé... pero si todavía no he asimilado en su integridad su escrito de ayer menos puedo hacerlo, aún medio dormido, con el de hoy. Pero, pero, pero... si en el sistema hay 100 unidades monetarias de oro depositadas en los bancos no discutiremos que hay 100 unidades monetarias de oro. Si los bancos dan certificado, billetes, por 100 unidades seguiremos creyendo que hay 100 unidades monetarias de oro. Si con el tiempo, comprobando fehacientemente los bancos que los clientes no retiran sus saldos, emiten 50 billetes adicionales para concederlos como crédito nos encontramos con que el banco se compromete en ese momento a entregar 150 unidades monetarias si se le solicitan. Imposibilidad metafísica. ¿Cuánto dinero hay? ¿100 ó 150? (A esta hora no tengo tiempo para comprobar si ése "ó" va acentuado o no)?
Yo creo que hay... ¡una mentira! Y después se creerá, o no, si ésa es la base de la burbuja.
Pero, en una visión integral del hombre, sabemos que el dinero es una Institución fundamental que permitió ampliar enormemente los intercambios y seguramente contribuyó a normalizar el lenguaje e ir formalizando el derecho. Por tanto, atacar a los fundamentos del dinero es atacar a la esencia del hombre y su vida en sociedad.
Es imposible que los bancos cumplan su contrato desde el segundo siguiente al que dan crédito a cuenta del dinero depositado: ¡doble disponibilidad sobre un mismo bien! He aquí el atropello al derecho (aunque una salvedad legal establezca ese odioso privilegio para la banca).
No hay que prohibir los depósitos bancarios sino adecuarlos a su sentido jurídico real, diferente del contrato de préstamo. Si uno recibe un préstamo puede a su vez prestarlo, es decir, renunciar a su disponibilidad durante un tiempo acordado. Lo que no puede es abrir un depósito y que el banco lo preste a un tercero porque ahí empieza la doble disponibilidad y la manipulación del dinero.
Ya están todos los argumentos sobre la mesa, queda en su poder la "última palabra" (siempre que no me "provoque", claro está).
a) Toda empresa que tenga como actividad típica y habitual recibir fondos del público en forma de depósito, préstamo, cesión temporal de activos financieros u otras análogas que lleven aparejada la obligación de su restitución, aplicándolos por cuenta propia a la concesión de créditos u operaciones de análoga naturaleza...".
Otra idea que hace inteligible el asunto: el Balance contable consolidado, que crece "cuadrado". El depositante, que tenía dinero en su Activo, pasa a tener un derecho de crédito contra el depositario, que le debe su dinero. Pero, el depositario está "matcheado": el dinero que tiene (Activo), se lo debe al depositante (Pasivo). Si lo presta a un tercero, la transformación patrimonial que sufre solo es en el Activo: sustituye el dinero depositado por un segundo derecho de crédito sobre el prestatario. Y éste también está matcheado: el dinero que pasa a tener (Activo), se lo debe al prestamista (Pasivo). Nótese que depositante y prestatario dirán que "tienen" dinero, pero solo tienen disponibilidad de dinero vía chequera, cada uno, aunque una chequera muy distinta, respectivamente, de cuenta corriente/ahorro y de crédito, una da intereses, otra los cobra. Dicho de otro modo, el dinero bancario computa en la Oferta Monetaria, pero es "otro" dinero de naturaleza jurídica y económico-contable muy distinta. No nos confundamos. En efecto, un mismo dinero originario da lugar a otro dinero derivado, pero el Balance crece equilibrado en la misma proporción. Dicho de otro modo, los dineros se multiplican (cada vez con características jurídicas y contables diferentes), pero también crecen las deudas. Para cerrar este entretenido planteamiento contable, falta decir que el dinero originario (circulación fiduciaria o dinero plenamente líquido) es una deuda de quien tiene la soberanía monetaria (el Estado).