jueves, 9 de septiembre de 2010

Weber y el mundo desencantado

Explícaré un poco el nombre del blog.
La teoría de que el mundo está desencantado desde las revoluciones liberales-industriales empezó a estudiarse con Max Weber (1864-1920). En esta teoría, se expone como ya no hay lugar en la sociedad para el mito, para la magia, para el encanto. Ya todo tiene una explicación unívoca y lógica por la ciencia, en la cual la Voluntad o la Ética no cuentan para nada.
Ojo, yo no reniego de la lógica, pero digo que no lo es todo. ¿Cual es la lógica de los héroes, cual la lógica de Leónidas en las Termópilas?
Tambien Weber habló de dos tipos de ética: ética de la convicción y ética de la responsabilidad. Pero ya hablaré de esto más adelante.
Los factores de este desencantamiento son: el materialismo, el capitalismo, el acomodatismo, la tecnocracia, el utilitarismo, el abandono de las ideas de Voluntad y Honor...
Es un bonito mundo para las máquinas o para el ganado, pero no para los humanos.
Un ser humano se mide por su Voluntad, no por su dinero, ni por su placer.
Es la vieja dicotomía dura verdad-feliz irrealidad y es muy triste que ésta última venza, porque la feliz irrealidad otorga una felicidad irreal. Aquí se encuentran todos los que se drogan, todos los que nunca se comprometerán a nada, todos los que piensan que la valentía y el coraje son una estupidez, todos los que, en definitiva, nunca serán Héroes.
Pero Héroes es lo que necesita este mundo. Héroes que se sacudan el yugo del materialismo y que vivan realmente como humanos, y no como ganado.
El infame Bernard Mandeville también nos trata como al ganado en su Fábula de las abejas. Es un gran responsable del desencantamiento del mundo y de la separación entre Ética y Economía.
Mi deseo es que el mundo vuelva a encantarse, y que podamos vivir el Mito.
Por suerte últimamente todavía se encuentran héores, como el economista Amartya Kumar Sen, que le devuelve la dignidad al ser humano, o como el escritor Peter Dickinson.
Bueno, ya desarrollaré todas estas ideas otro día. Por hoy basta.

3 COMMENTS:

Blogger Radical Ed said...

Todo lo que quieras, pero no has arreglado todavía nada.

23:48
Blogger Dom Seraphim said...

No tengo mucho tiempo, ¿sabes?

14:23
Blogger Radical Ed said...

It's a lie...
It's a lieeee!


EL DESENCANTAMIENTO DEL MUNDO

Con la creciente intelectualización, el hombre moderno deja de creen en poderes mágicos. Pero al perderse el sentido profético se encuentra forzado a vivir en un mundo “desencantado”. Lo que denomina «irracionalidad ética del mundo» procede del antagonismo de valores ligado a la intuición fundamental de la infinita diversidad de la realidad misma. Por lo demás, el mundo moderno experimenta una gran dificultad para producir nuevos dioses o nuevos valores. La humanidad, o al menos la occidental, se halla en grave peligro de pasar de la irracionalidad ética a la «glaciación ética»; el supuesto politeísmo de los valores en una sociedad moderna no es más que la fachada bajo la que se oculta un indiferentismo hacia los valores, que ya no se confrontan entre sí. Bajo este pluralismo lo que sucede es una pura uniformización.

El concepto de «desencantamiento del mundo» [Entzauberung der Welt – traducible también por “pérdida de la magia” “desembrujo”...] permite un doble planteamiento. Por una parte constata el agotamiento del poder que antes poseyeron las religiones para determinar de manera significativa las prácticas sociales y para dotar de sentido la experiencia global del mundo. Pero además ofrece un criterio para evaluar el papel de la Ilustración. Esto es, sin embargo, una cuestión que conviene plantear en un contexto coherente. No se trata de un juicio, que sería contrario a la neutralidad axiológica, sobres si el movimiento de las Luces ha fracasado al no poder ofrecer una forma civil de esperanza al mundo. El desencantamiento del mundo, suscitado por el actual pluralismo de valores, no es imputable a la “racionalización” como tal sino a la forma racionalista de concebir la racionalización, que WEBER denomina «intelectualización».

Esta intelectualización obliga en nuestra época a reconocer que para encontrar un sentido a los conocimientos científicos del mundo, los humanos se enredan en un conflicto racionalmente insolucionable entre ideales incompatibles. Sólo las religiones tradicionales eran capaces de conferir al contenido de los valores culturales la dignidad de imperativos éticos incondicionales. Pero hoy las prácticas religiosas pertenecen al ámbito de lo privado. Las teodiceas y las promesas de salvación se substituyen por una ética individual; los controles sociales establecidos por una economía capitalista y un Estado burocrático no tienen la fuerza de la religión de antaño. Mientras que la religión podía definirse como una forma de acción colectiva portadora de sentido, en cambio la «intelectualización» está en el origen del «desencantamiento del mundo». La religión, que WEBER distingue claramente del “virtuosismo” sectario es un tema de este mundo y no del más allá que produce un “ethos” muy concreto; no es que exista algo así como una “lógica interna” de las religiones que conduce a una ética, sino que en la religión cristaliza de una manera muy específica el núcleo de intereses (materiales e ideales) que rigen la vida de los humanos. O, como se acostumbra a decir, la religión inserta lo extraordinario en la vida ordinaria.

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