jueves, 27 de mayo de 2010

con la boca abierta


Seguro que ustedes no han tenido el valor de escuchar o ver esta mañana el debate en el Congreso sobre las medidas de ajuste, que al final se ha aprobado por los pelos. Toda la población activa contempla asombrada cómo en muy pocos días se ha encontrado con una verdadera emergencia nacional. Ha sido todo tan sorpesivo, que no se entiende cómo todos los políticos tenían tantos coches oficiales tan caros sin habernos dado cuenta; como por ejemplo Gallardón, que ha prescindido de su Audi A8, por un Toyota eléctrico sin blindaje. Por otro lado, todos los altos funcionarios han recibido la orden de rebajarse un 15 % el salario. Nadie se cree que exista solidaridad voluntaria alguna y que los directores generales hayan dejado de viajar en primera clase o comer en 5 tenedores . Todo el mundo tiene un amigo haciendo fotocopias de lo que factura el director general al ministerio correspondiente. Cuando dentro de pocos años se escriba la historia económica del presente, podrá leerse que al ajuste fue inversamente proporcional al nivel de renta y que terminó creando el default del bono del Reino de España. Si ésta ucronía no se convierte en realidad es debido a que los políticos actuales perderán las próximas elecciones. Las expectativas públicas que a principios de junio dará a conocer el CIS, dará por falso aquel principio marxista de que el sacrificio del presente sirve para convertir el futuro en una esperanza racional. En esta época presente basada en el conocimiento de las TIC, nadie quiere sacrificarse para un feliz futuro. Lógicamente, los gobiernos de la OCDE, que han tenido la mala suerte de gobernar cuando llega la recesión de las subprime, terminarán por ser odiados y descalabrados. Más pronto que tarde, los mercados vana obligar a los pueblos a eliminar a esos políticos gafes.

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