La primera crisis del euro
Las bolsas caen por la recogida de beneficios y las dudas sobre el euro
La inyección temporal del BCE lleva la calma a los mercados de deuda
LALO AGUSTINA – Madrid
Las bolsas mundiales retrocedieron ayer ligeramente después del atracón del lunes, en el que hubo avances espectaculares, sobre todo en España, donde el Ibex subió como nunca, un 14,43%. Ayer llegaron las lógicas correcciones, inferiores al 1% en la mayoría de los mercados europeos, excepto en Frankfurt, que ganó un 0,33% y, por el lado negativo, el Ibex, que se dejó un 3,32% para salvar por los pelos los 10.000 puntos.
El selectivo español llegó a caer cerca de un 6%, aunque luego redujo sus pérdidas a la mitad.
Sacyr, con un retroceso del 5,4%, volvió a ser el peor, nuevamente secundado por la banca, con Bankinter y Popular perdiendo un 4,5% y los grandes – Santander y BBVA-cediendo algo más del 3% cada uno. El Ibex pierde un 16% en lo que va de año, mucho más que las principales plazas europeas.
La volatilidad parece asegurada. Según información de la Bolsa de Madrid, los títulos en préstamo – que son los que utilizan los bajistas para apostar con ventas masivas por la caída de un valor para derrumbar la cotización y luego comprar el mismo número de acciones más barato-no se han marchado. En la última semana, apenas han bajado sus posiciones en la bolsa española un 0,1%.
Ayer, como dicen los clásicos de los parquets, tocaba “recogida de beneficios”, ya que se impusieron las ventas tras la fuerte subida del lunes. Pero los excesos nunca son buenos, como avisó por la mañana Christine Lagarde, ministra de Economía y Finanzas de Francia: “Los mercados dieron el lunes una respuesta excesiva” al plan de la UE para estabilizar los mercados, afirmó en una radio francesa. Lagarde se refirió también a los especuladores, que disfrutan con las grandes oscilaciones del mercado y les contrapuso a la acción de la UE y de los gobiernos de los estados: “Para nosotros se trata de la estabilidad de una zona y una moneda que nos une”.
El euro se ha salvado de momento de mayores turbulencias – incluso de sucumbir-,pero no ha recuperado la confianza de los inversores. Ayer, la moneda única se mantuvo en los 1,27 dólares pese a las inyecciones masivas de los bancos centrales comprando deuda. Está, pues, en el mismo lugar al que llegó el viernes de la semana pasada, después de vivir algunos de los días más duros de su historia reciente. Al contrario que la deuda o la renta variable, el euro no se recupera.
Sí la deuda. La acción coordinada de los bancos centrales y el BCE, activada desde el lunes, ha devuelto los spreads o diferenciales de rentabilidad entre el bono alemán y los títulos de deuda de España, Portugal y Grecia hasta niveles muchos más asumibles por los estados. En el caso de los bonos del Tesoro a diez años, ayer arrojaban una rentabilidad del 3,938%, 100 puntos básicos (o un 1%) más que el bono alemán.
Con el aval de la UE, el dinero ha fluido de la renta variable a la fija y han traído la calma momentánea. Lo dijo ayer Ewald Nowotny, miembro del consejo de gobierno del BCE, quien declaró a Reuters: “La intención es recuperar el control de unos mercados desordenados y creo que este es un objetivo que hemos conseguido extraordinariamente de una manera efectiva, así que tiene lógica que continuemos en el camino que hemos emprendido”. Pese a esto, los problemas de fondo continúan, según algunos analistas. “La retirada de liquidez del BCE ejecutada en los últimos meses no ha variado, a pesar de este movimiento puntual referido al mercado de la deuda y por eso es previsible que las tensiones volverán a hacer acto de presencia”, asegura Lorenzo Dávila, del Instituto de Estudios Bursátiles. Para este experto, el euro caminará hacia la paridad con el dólar en los próximos meses.
Otro de los motivos que avalan esta tesis está en las perspectivas de crecimiento en la UE. “La inseguridad sobre cómo evolucionará la economía en la zona del euro persiste”, explicó ayer el experto en divisas del banco HSBC, Thomas Amend. A su juicio, los inversores mantienen aún sus dudas sobre la capacidad de los países miembros de la eurozona más debilitados en la aplicación de las reducciones de déficit prometidas.
Por este motivo, la estabilización de los mercados depende, más que nunca, de la consistencia de los planes de consolidación fiscal de los estados. Hoy, las miradas estarán puestas en España, donde el presidente del Gobierno anuncia cómo piensa abordar la reducción del déficit.
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