Para que pueda fluir el crédito a la economía real, es condición necesaria, aunque no suficiente, que las propias entidades financieras puedan financiarse a sí mismas. Pese al respiro otorgado por el BCE al reinstaurar temporalmente las subastas con adjudicación total a tres y seis meses, cuanta menos cantidad consigan refinanciar los bancos y cajas en el mercado mayorista (mediante emisiones de bonos y cédulas), mayor será la restricción adicional del crédito a empresas y familias.
Lo mismo que era inevitable el ajuste de las cuentas públicas, del que sólo hemos conocido el inicio, la reestructuración del sector financiero es urgente. Cuanto antes se realice y se despejen las dudas sobre la solvencia de determinadas entidades, mayor será la confianza de los inversores para adquirir sus emisiones, y por tanto, mayor capacidad tendrán las entidades financieras para facilitar créditos a empresas y familias.
Pese al fuerte incremento del ahorro familiar en España, con una tasa superior al 24%, la economía española sigue teniendo un déficit de financiación, medido como déficit por cuenta corriente, del 5% del PIB. Es decir, pese a la crisis la economía española sigue consumiendo e invirtiendo un 5% más de lo que produce y ahorra internamente. Como consecuencia España necesita que cada año los inversores extranjeros financien en al menos 50.000 millones € a nuestra economía.
Cuanto antes se tomen las medidas necesarias para recuperar credibilidad de los inversores que nos financian, mayor volumen podrán refinanciar las entidades financieras, y menor será la restricción del crédito a empresas y familias.
Jesús Sánchez-Quiñones es director general de Renta 4.
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