lunes, 10 de mayo de 2010

el caso de Brasil

Jorge Levi Matosso-Economista y ex asesor de Lula da Silva: “Brasil no se deja manejar por los inversores”


Yago González. Madrid


A escasos meses de las elecciones generales brasileñas, el país opta entre seguir el modelo de Lula da Silva –con la candidatura de Dilma Roussef por el Partido de los Trabajadores– o la alternativa de José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). El doctor en Economía y profesor Jorge Levi Matosso (Porto Alegre, 1949), antiguo asesor de Lula y ex presidente de la Caixa Econômica Federal de Brasil, afirma que su nación aún tiene “grandes retos” a los que enfrentarse.


El diplomático español Carlos Alonso Zaldívar aseguró recientemente que, gane quien gane las próximas elecciones, “Brasil no experimentará cambios radicales ni en política interna ni en política económica”.

Creo que es una afirmación equivocada. No tengo duda de que sí habrá cambios porque las personas no son las mismas ni sus políticas tampoco. El país quiere cambios, aunque continuando la trayectoria que el Gobierno ha dibujado en los últimos siete años. Pero el inmovilismo no hace bien a nadie: esté el país o no en campaña electoral, siempre hay que trabajar para mejorar el desarrollo y la distribución del ingreso e intentar que más personas se integren en el mercado del consumo.


Entonces, si gana Dilma Roussef, ¿será su política económica una prolongación del de Lula?

Será la misma en las líneas que hasta ahora han funcionado. Conviene recordar que nosotros conseguimos que 30 millones de personas pasaran de la pobreza a la clase media mediante el impulso del mercado interno, y esto debe continuar. Por otro lado, hay que seguir trabajando en las políticas macroeconómicas para acelerar el crecimiento, cuidar la inflación, mejorar el sistema fiscal y perfeccionar la extracción y exportación del petróleo.


También hay que trabajar en las infraestruturas, que es un sector en el que Brasil aún está débil, sobre todo con la presión del Mundial de fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016. Es necesaria una revisión de los mecanismos de financiación a largo plazo: no puede seguir siendo una misión exclusiva del BNDES (Banco de Desarrollo de Brasil), sino que el sector privado debe contribuir más.


¿Qué retos tiene pendientes el país en el mercado exterior?

Brasil tiene cada vez más presencia externa, pero todavía es escasa. La industria, que hasta ahora se había volcado en el mercado interno, debe mirar para afuera. Gran parte de las exportaciones han sido de commodities, y hay que evolucionar hacia un modelo de producción de bienes de equipo.


Las previsiones apuntan a un crecimiento del PIB del 5% al 6% en 2010. Goldman Sachs, no obstante, cree que la demanda subirá hasta el 8%, por encima del PIB, la inversión y el consumo privado. ¿Qué medidas se deben tomar para la creación de capital?

A Goldman Sachs no le corresponde hacer esas valoraciones, dados los serios problemas internos que ya tiene. Además, ha cometido muchos errores de previsión, por lo que no creo que deba tener más influencia que otros agentes. Sus proyecciones de crecimiento suelen ser más elevadas que el mercado, por lo que parece que su objetivo es meter presión para elevar las tasas de interés.

Como banca de inversión, ese es su negocio y es respetable, pero no responde a la realidad del país. Brasil debe elevar las tasas de interés cuando la inflación obligue a ello, no cuando lo decidan los inversores. El BNDES subió las tasas hace dos semanas, y creo que hizo bien.


¿Qué opina de la supuesta alianza económica del Sur-Sur?

Uno de los cambios importantes de Brasil a partir de 2003 se produjo en política externa. El país dijo no al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y ha buscado, sin confrontación con EEUU o Europa, una mayor alianza con sus vecinos de América del Sur y con Rusia, India y China. Nos hemos marcado nuestros propios objetivos, esto ya no funciona como en los 80 o los 90, cuando los demás países nos decían qué política debíamos hacer.


¿Cómo valora a España como socio comercial de Brasil?

Lo cierto es que esta relación es más beneficiosa para Brasil que para España, aunque ésta ha sido una inversora importante en nuestro país en los últimos quince años. Brasil está en un momento bueno pero aún muy retrasado por la crisis de las últimas dos décadas, por lo que nuestras empresas, excepto algunas muy grandes como Petrobras, han salido poco hacia afuera. Vuelvo a afirmar que las inversiones a largo plazo corren a cuenta del dinero público, pero esto no puede seguir así. Necesitamos más inversores.


El asesor de Asuntos Internacionales de Lula afirmó el pasado miércoles que si el presidente de Honduras, Porfirio Lobo, acudía a la próxima Cumbre de la UE y América Latina, “al menos diez presidente latinoamericanos no irían, entre ellos el brasileño”. ¿Está de acuerdo?

La cuestión de Honduras no se ha aclarado todavía, y los países de América Latina debe enfrentarse a ello. Estoy seguro de que se encontrará una solución al problema, y por lo menos ése es el deseo de la diplomacia brasileña.

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