El Gobierno ha sido bastante estúpido confiando en que reduciendo el control político de las cajas de ahorros bastaría para facilitar el crédito a la economía real y mantener el bien público social, pero el caso de Cajasur, que fue defendida por Rato en su día, va a terminar enseñando que las entidades seguirán siendo el retiro dorado de la clase política autonómica. La obra benéfico-social se mantendrá en manos de los gobiernos autonómicos.
El imaginario colectivo, cuando ve acercarse la pobreza a los servicios sociales del Estado de Bienestar, acusará inmediatamente al Gobierno de haber sido débil ante la dejadez de los banqueros en el periodo de crédito fácil y barato. Acusarán al Gobierno de haber sido complaciente con empresarios como Ferrán y sempiternos como Méndez. Éstos dos han impedido el aumento de la productividad durante estos años pasados. También se acusará al Gobierno de haber sido excesivamente blandos con la llegada de inmigrantes sin papeles que hoy día colapsan el gasto público en Sanidad y Educación. Por otro lado, se recordará que no se haya reformado l estructura de precios en el mercado duopólico de la energía. Y por último se recordará que no hubo tiempo para diseñar y aprobar una reforma fiscal que beneficiase a las pymes en un momento de ahogo crediticio.
Los jóvenes y los parados de larga duración recordarán aquella frase de “no os abandonaré”.
Manuel Portela
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