Te adjunto un link al último artículo que ha publicado uno de mis maestros Antonio Torrero sobre la crisis del euro en la que estamos inmersos. Antonio fue crítico con el proyecto de Unión Monetaria desde el principio y ahora analiza sus problemas y su viabilidad futura. Su análisis como siempre es sereno, preciso, conciso y esclarecedor.
Coincido con él que sin un paso adelante en la Unión fiscal y un compromiso claro de Alemania sobre el futuro del euro, tras las dudas que ha generado su actuación durante la Tragedia Griega, será difícil estabilizar los mercados y recuperar la confianza de los inversores. El problema es que la debilidad de Merkel en Alemania es otro foco de incertidumbre. Hoy estaba chupando cámara aprovechando el repaso que su selección le ha dado a Argentina pero ¿qué pasará el miércoles si un país periférico les apea del mundial y les devuelve a la cruda realidad?
Antonio describe con maestría el entorno institucional de los mercados financieros y sus implicaciones macroeconómicas y ansía al igual que yo una nueva regulación internacional que limite el riesgo sistémico. Mi única discrepancia con el artículo es la situación de España. Coincido que nos hemos pasado de endeudamiento. Coincido que parte de ese endeudamiento fue para financiar suelo y desarrollos urbanísticos de difícil rentabilidad y eso supondrá sangre sudor y lágrimas hasta que lo digiramos. Pero discrepo sobre las dudas que deja subliminalmente Antonio sobre nuestra competitividad.
Antonio fue mi profesor de economía española en la Universidad. Cuando definía competitividad hablaba de los costes laborales unitarios en dólares. En el artículo el sólo cita nuestro diferencial de inflación para poner de relieve nuestra pérdida de competitividad lo cual es irrefutable. Nuestro IPC ha aumentado 14 puntos más que el de la Eurozona desde que entramos en el euro. Por lo tanto, aunque hemos fijado el tipo de cambio nominal, nuestro tipo de cambio real se ha apreciado durante ese periodo. Además el euro ha estado sobrevalorado y ha sido la moneda fuerte del sistema monetario internacional. Pero entonces ¿por qué no hemos perdido cuota de exportación de bienes y hemos doblado la de servicios?
El misterio se llama productividad. Te adjunto el link de nuevo a los datos de Eurostat de productividad por ocupado en los que España está 9 puntos por encima del promedio europeo y ha superado a Alemania en 2009. Cómo dice Antonio, al final dentro del euro sobrevivirán los que mejor organización y capacidad para hacer negocios tengan. En 1992 Antonio me decía que el principal hándicap de la economía española era su falta de multinacionales y su incapacidad para desarrollar negocios rentables en entornos competitivos internacionales. Hoy eso es historia. Hace meses coincidí con Antonio en una conferencia en su Almería natal por invitación de la Universidad de Almería y de la Fundación Cajamar. Yo hice una presentación en la que expliqué las virtudes de nuestro Pura sangre y también sus debilidades. Antonio me felicitó y luego en la comida coincidió conmigo en el cambio estructural de nuestra economía en los últimos quince años en el ámbito del comercio y las inversiones internacionales. ¿Habría sido posible eso sin el entorno de estabilidad, bajos tipos de interés y acceso a la financiación internacionales que proporciona el euro? No.
Desde que España orientó su política económica en 1959 para incorporarse al barco europeo, hemos sido testigos de un milagro económico. Ahora que el euro y el proyecto europeo vive momentos difíciles es cuando hay que demostrar nuestro europeísmo y seguir apostando por el proyecto que nos iluminó para salir de la penumbra de la pobreza. De nuevo nos toca vivir tiempos duros, pero la sociedad española ya ha demostrado en la crisis de 1975, en la de 1979 y en la de 1992 que sabe superar las encrucijadas. Yo mantengo intacta mi confianza de que Yes we can.
Jose Carlos Díez.
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