Marcos Ezquerra - Madrid - 19/07/2010 entrevista a Jose carlos Díez:
Hace pocas semanas, la escuela de negocios Esade publicó un documento en el que valoraba los pronósticos de los principales organismos de análisis públicos y privados durante los últimos años. Los autores apuntan al Gobierno como el menos acertado, y a Intermoney como el que más se aproximó a la realidad. José Carlos Díez, el responsable de sus análisis, también es el autor del blog El Economista Observador, que se publica en la web de este periódico.
Después del plan de ajuste, ¿qué queda por hacer?
El año pasado, cuando pocos entendieron el anuncio de la subida del IVA, yo dije que era buena para tranquilizar al bonista, que de otro modo podía elevar el spread de la deuda y elevar mucho más el gasto.
Ahora lo que falta es concretar el recorte de gasto; falta el compromiso claro de comunidades y ayuntamientos, y eso preocupa muchísimo a los inversores porque saben que manejan buena parte de su montante. Estos recuperarán la confianza cuando vean, de hecho y no de palabra, la reducción del gasto.
¿Y en el ámbito de las reformas?
La parte de la oferta es la que ofrece más oportunidades de actuación para estimular la economía. La implantación de la directiva de servicios es tan importante como la reforma laboral. Además, se debe abrir el tema de las pensiones, y hacerlo todo con una premisa cervantina: leyes, pocas y que se cumplan.
El otro ámbito de actuación crucial es el financiero, donde, una vez finalizada la reestructuración, queda recapitalizar las entidades a través del FROB, y publicar las pruebas de esfuerzo. Serán muy buenas contra la incertidumbre, y los mercados valorarán el ejercicio de transparencia realizado por España respecto a unos tests cuyo diseño no favorece sus intereses. A partir de ahí, la prueba de fuego será recuperar el crédito minorista, que sigue sin fluir. Reducir el endeudamiento bancario es el gran reto pendiente para la economía.
¿Cómo puede lograr ese objetivo?
Sólo hay dos formas: la primera, recortar el volumen nominal de deuda, lo que nos llevaría a un escenario japonés de depresión del consumo. La menos dañina, a mi juicio, es la recapitalización del sistema bancario, que ya está en marcha. Es evidente que quedará un agujero, pero no todo va a ser pérdida para el contribuyente. Un ejemplo positivo es el de Banesto, que se recapitalizó a principios de los 90 y hoy no lo necesita. En cambio, en el modelo de Alemania, donde buena parte de los que pincharon a principios de la década hoy han vuelto a requerir ayuda pública. Se han creado un banco malo para absorber 90.000 millones de euros de una sola entidad. ¡Eso es casi el volumen del FROB al completo!
¿Cómo evolucionará la actividad en el medio plazo?
España estaba hace pocas semanas en fase de recuperación, como demuestra que la tasa de ahorro comenzaba a recortarse. Pero la crisis griega y el cambio brusco de la política monetaria han devuelto la incertidumbre. Volvemos a una fase de estancamiento, con un modelo de crisis en forma de U cuya base puede durar hasta el segundo trimestre de 2011. La aversión al riesgo de los inversores internacionales será determinante, aunque hay datos esperanzadores, como el recorte de la prima de riesgo de la deuda a corto plazo.
"La historia se contará muy distinta"
El responsable de análisis de Intermoney manifiesta un optimismo poco habitual respecto al devenir económico español. "Si llevamos la vista hasta 1992, en la anterior recesión económica de España, hoy encontramos circunstancias muy similares, como la elevada tasa de paro, las dificultades de entidades financieras, o un Gobierno acosado y con popularidad decreciente; pese a ello, hoy hay un 50% más de personas trabajando que entonces. Una vez pinchada la burbuja inmobiliaria, ¿dónde se emplean? Está claro que las empresas están mejor gestionadas y, los jóvenes, mucho mejor formados que entonces. Creo que la historia se contará muy distinta dentro de algunos años".
A su juicio, los recientes ataques de los mercados de deuda no se deben a las circunstancias particulares de la economía española. "El año pasado, la situación de los bancos, el nivel de deuda, la tasa de paro y el déficit público eran similares a las actuales, pero el Ibex registró las mayores subidas de Europa y el diferencial con Alemania era de cincuenta puntos básicos. Sin cambios internos, este último se ha multiplicado por cuatro. Lo único que ha cambiado es la crisis griega. La lección es que, hoy en día, muchas decisiones superan al Estado nación. Por fortuna, España está donde se realizan, en la Unión Europea y en el G-20
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