jueves, 22 de octubre de 2009

las cárceles holandesas

Bélgica alquila una cárcel en Holanda para sus presos

ENRIQUE SERBETO | BRUSELAS

Los gobiernos de Bélgica y Holanda han llegado a un acuerdo para que los presos belgas, que abarrotan las cárceles en su país, sean internados en una prisión holandesa, que está a punto de ser cerrada por falta de condenados. Desde la privatización de las cárceles en el Reino Unido diseñada en los tiempos de la primera ministra Margaret Thatcher, éste es el caso más parecido de la introducción de mecanismos de mercado en el sistema penitenciario. Bélgica pagará 30 millones de euros al año para que Holanda mantenga recluidos a quinientos presos.

Sólo este año, casi cuarenta presos se han fugado de las cárceles belgas, en ocasiones hasta en helicóptero. Según las estadísticas del Consejo de Europa, la población penitenciaria está llegando al 120 por ciento de la capacidad de las prisiones, es decir, más de diez mil personas están cumpliendo condenas o prisión preventiva en cárceles donde caben en el mejor de los casos unos 8300 reclusos.

Cuarteles del Ejército

El ministro de Justicia, Stefaan De Clerck, había propuesto incluso utilizar algunos de los cuarteles que el Ejército belga tiene que cerrar por falta de presupuesto, dado que "las instalaciones pueden ser fácilmente adaptables" y el ministro de Defensa, Pieter de Crem, no veía con malos ojos esta apuesta, "siempre que las poblaciones de los alrededores estén de acuerdo".

Sin embargo, la verdadera solución ha venido de la vecina Holanda, donde ocurre exactamente lo contrario. La población reclusa disminuye a un ritmo espectacular y en estos momentos unas dos mil celdas están vacías, de modo que ciertas prisiones pueden ser cerradas.

Todos los periódicos belgas hablan de este acuerdo oficial entre los dos países y no tienen más remedio que interrogarse por las razones de que en dos países tan cercanos se estén produciendo fenómenos inversos. Y la conclusión a la que llegan en la mayor parte de os casos es que mientras en Bélgica existe una tendencia a mantener a todos los delincuentes tras las rejas, en Holanda, sin embargo, han encontrado mejores soluciones alternativas. La memoria del caso Marc Dutroux, un famoso asesino pedófilo, pusieron al sistema patas arriba. Dutroux fue puesto en libertad antes de cumplir la mitad de su condena por violar a seis niñas. Por falta de espacio en la cárcel, se le puso en libertad, y eso le permitió secuestrar y asesinar al menos a otras cuatro.

Mientras en Holanda las penas de menos de seis meses se resuelven con un brazalete electrónico pero en casa, en Bélgica los jueces optan por la prisión preventiva a la mínima. A las ventajas sociales que reportaba el sistema del brazalete, a Holanda se le ha añadido una económica: el gobierno holandés recibirá 60.000 euros por recluso belga y año.

Así que la prisión de Tiburg, en el sur de Holanda, llenará las celdas que están vacías con presos belgas, originarios de Flandes, que están más cerca de la frontera holandesa y comparten el idioma. Los guardianes serán holandeses, pero se aplicará el reglamento de las cárceles belgas, aunque para los delitos que puedan cometer allí, se aplicará la ley holandesa.

Bélgica tiene en marcha un plan para la construcción de nuevas prisiones que deben estar terminadas en 2012. La solución holandesa es, en principio, provisional. Sin embargo, muchos comentaristas se preguntan si no sería mejor seguir en parte el ejemplo holandés.

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