martes, 18 de mayo de 2010

los empleos que se destruyeron

Las dos Españas
Publicado el 17-05-2010 , por Robert Tornabell

En tiempos del poeta, una de las dos Españas tenía que herirte el corazón. Ahora, las dos padecen del mismo mal y también nos hieren. Las recientes medidas de austeridad presentadas por el presidente del Gobierno al Congreso –y todavía no aprobadas por el Consejo de Ministros– han levantado el revuelo que era de esperar.


Para los sindicatos de funcionarios, movilizaciones porque tienen colectivos de mileuristas por encima de lo que la gente imagina. Los trabajadores del sector privado no quieren quedar al margen de esas quejas. Ellos fueron los primeros en sufrir el ajuste de la economía.

A lo largo de casi veinte meses han venido perdiendo sus puestos de trabajo: en la construcción, la industria, los servicios y, últimamente, en bancos y cajas de ahorros, por prejubilaciones, que la ley no reconoce si se producen, bajo ciertas circunstancias vergonzantes, antes de los 58 años. Han sido despidos simplemente por las decisiones de las empresas oportunistas que aprovecharon la ocasión para adelgazar plantillas, o bien deslocalizar la producción, a pesar de las ayudas que habían recibido en distintas comunidades autónomas.
Los más de cuatro millones de trabajadores que están en paro no son funcionarios.

Proceden de las filas del sector privado, porque ellos fueron los primeros en pagar la improvisación y la falta de medidas que, con suficiente anticipación –como hicieron Holanda, Francia y Alemania, entre otros– aprobaron desde septiembre de 2007 acciones y programas para evitar que las filas de los parados crecieran con la caída de la actividad económica. Otros tuvieron que aceptar recortes en salarios y condiciones de trabajo más graves que las que ahora se imponen a los funcionarios. Algunos han opinado que los empleos destruidos en España eran simplemente 'empleos basura’'.

Una persona puede ser respetable, pero sus opiniones, si son puras necedades, no pueden serlo. Entre el grueso de los que perdieron su empleo se encuentran los mejores oficios, de hombres y mujeres; jóvenes y trabajadores maduros. En enero de 2010, el número de beneficiarios que recibieron prestaciones por desempleo fue de 3,16 millones. Otros ya las agotaron. Y el gasto representa ya más del 3% del PIB, la mitad de lo que el Gobierno ha decidido ahorrar en inversiones, obras de infraestructura y proyectos que habrían dado nuevos empleos.

Exportaciones
En el cuadro macroeconómico que el Gobierno presentó a la Comisión Europea, la contribución de las exportaciones netas a la creación de riqueza; es decir, al PIB, va decreciendo, hasta llegar en 2013 apenas a una décima. Hubiéramos podido apoyar las exportaciones, pero cuando sólo es posible vender al exterior si se da crédito, era muy difícil que nuestras empresas, que no encontraban capital circulante en la banca para poder pagar las nóminas, consiguieran líneas de crédito que sí crearon Francia, Alemania y los que se dieron cuenta de que las prestaciones por desempleo son más caras que las medidas de creación de empleos exportando bienes y servicios.

Los funcionarios tienen, en su mayoría, empleos fijos, pero sueldos más bajos que los del sector privado. Los trabajadores que dependen de las fluctuaciones del mercado están expuestos a todo tipo de medidas arbitrarias, aunque muchos proceden de las empresas pequeñas y medianas, familiares o no, que fueron cerrando cuando no tuvieron recursos para pagar las nóminas, o bien las grandes industrias les pagaron tarde y mal y con márgenes cada vez más reducidos.

Estados Unidos lo resolvió saliendo al ruedo su banco central. No era lo suyo, pero descontó todos los pagarés que le presentaron, porque la banca privada incumplió su estatuto de entidades para el bien general. Por un canal inesperado, la liquidez llegó a tenderos, pequeños talleres, pero también a los gigantes de la industria. Y redujo el paro hasta donde pudo.

No consiguió el milagro de Dinamarca y Holanda, con un paro del 3,5%, pero tomó todos los medios para que no sobrepasara el 9%. Y Alemania, en toda la crisis, sólo destruyó 200.000 empleos. Pero no fue por azar. En el Rey Lear quedó escrito que de la nada no sale nada, aunque ahora, según The Economist, una parte de la física moderna lo desmiente.

No hay comentarios: