sábado, 14 de noviembre de 2009

el cambio tecnológico en la economía

Yo lo plantearía como que estamos ante un callejón sin salida. Y es porque no hay integración ni regional ni del sector de la productividad.
Algo de esto sin embargo en Japón ya pasó y se resolvió a través de lo que los economistas llamaron la teoría de los gansos voladores.

Situaciones en las que la dinámica descrita en las curvas de aprendizaje se puede utilizar para enriquecer a los países, mejorándolos tecnológicamente unos detrás de otros, y eso es lo que tendríamos que hacer aquí y claro que tiene la culpa Zapatero y en general los responsables de la economía, también los bancos que sólo buscan el propio beneficio, sin pensar en el beneficio de un país.

Hace algunos años, por ejemplo, Japón producía ropa barata, consiguiendo aumentos de productividad que elevaron tanto el nivel de vida a “modo difusivo”, que ya no se podía producir rentablemente allí un producto relativamente poco sofisticado como un vestido. De su producción se hizo cargo Corea del Sur, mientras que Japón mejoraba gradualmente su industria pasando a fabricar algo un poco más sofisticado como eran los televisores. Cuando Corea del Sur mejoró la ropa se fabricó durante un tiempo en Taiwán, hasta que allí sucedió lo mismo: los costes de producción aumentaron demasiado. La producción se desplazó entonces a Tailandia y Malasia, y la historia se repitió. Finalmente, la producción de ropa se desplazó a Vietnam. Pero en el ínterin toda una serie de países habían aprovechado la producción de ropa para elevar su nivel de vida: todos ellos habían pasado sucesivamente por la misma curva de aprendizaje, y todos ellos se habían hecho más ricos. Esta dinámica requiere, por supuesto, que el ganso que va en cabeza siga implementando continuamente nuevas tecnologías.

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El problema es que aquí no se implementa con nuevas tecnologías, se cierra y no se puede hacer nada. Este modelo de mejora tecnológica sucesiva difiere radicalmente del viejo modelo colonial estático, que podemos denominar “modelo del callejón sin salida”. Estoy basándome en lo que escribe Erik Reinert, un economista noruego-estadounidense.

Este economista muy sagaz en sus análisis escribe:

Si se produce un cambio tecnológico, el país pobre que sigue el modelo del callejón sin salida pierde su producción. Mientras que la integración de Asia oriental ha seguido en su mayor parte el principio de los “gansos voladores”, las relaciones económicas de Estados Unidos con sus vecinos meridionales se ha caracterizado en su mayor parte por el principio del “callejón sin salida”. Canadá ha seguido históricamente el modelo europeo de emulación temprana, aunque la propiedad de las fábricas canadienses estuviera en gran medida en manos estadounidenses.
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El problema también yo creo que es el de la explosión de productividad en un sector mientras se crea se enriquece en esa actividad y ayuda a crecer la renta del país, pero después cuando la curva decrece, no sabemos pasar de ese modelo a otro modelo renovado y que tenga un rendimiento creciente. Y al sector de la ropa como vemos le ha pasado eso, que lo han absorbido otros países u otros sectores regionales más competetitivos en ese sector.

Erik Reinert dice: Con el tiempo, el crecimiento económico se manifiesta en la forma de mayor productividad y nuevos productos que satisfacen nuestras necesidades. Sin embargo, el aumento de productividad se distribuye muy desigualmente entre las diversas actividades económicas.
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El problema es así, no es que los trabajadores sean los malos, es que se les ha encajonado sin una salida. Mira cómo en Japón y en la integración de los paises de asia oriental en cambio se renovaron. Creo que los trabajadores deberían aprender a renovarse, pero tendría el gobierno que ponerles los medios suficientes de renovación tecnológica que precisasen. Aunque ellos pongan de su parte, el gobierno tiene una gran responsabilidad sobre ello también.

Y llegados a este punto, más que creer en el libre comercio, creo en la integración regional -europea donde estamos- de nuestros productos y la aceptación y sinergias entre las regiones que comerciamos.

Otra cosa que dice este profesor, es sobre el “ciclo vital del producto”, y pone el ejemplo de los zapatos: “Al perder pendiente la curva de aprendizaje, la presión sobre los salarios creció, y poco a poco la producción de zapatos se trasladó a regiones más pobres. Estado Unidos exportó zapatos durante mucho tiempo, pero ahora importa prácticamente todos los que consume. Este fenómeno -que los países ricos exporten en los sectores con un gran desarrollo tecnológico, e importen en los sectores con escaso desarrollo tecnológico- está relacionado con lo que en la década de 1970 dos profesores de la Escuela Empresarial de Harvard que describieron el fenómeno, Raymond Vernon (1913-1999) y Louis T. Wells, denominaron “ciclo vital del producto” en la teoría del comercio internacional”.

Gustavo Mata:

Es magnífico ser el país en donde se diseña la ropa y en donde se controla la venta de la misma -las tiendas por todo el mundo-; ahí está el valor añadido. Donde se confecciona no es la clave; se confecciona donde menos vale la mano de obra.
Ese es el problema, por llamarle algo, porque eso no es el problema; es un dato del mismo.
¿Cuál es la solución?: la producción enviarla al tercer mundo y el valor añadido dejarlo aquí. Por ahí sopla el viento de la historia.
Claro que si un capitalista -Jove- fracasa en sus inversiones por no saber encontrar la estrategia adecuada, lo pagamos todos; pero cuando aciertan nos beneficiamos todos. Mirad a Amancio Ortega: sus negocios van bien y a todos -clientes, accionistas, directivos, proveedores, sindicatos, estado…- nos va bien con él.
Armar un gran pollo por parte de los trabajadores beneficia a otros. ¿A quién le beneficia el conflicto?
Ese es el asunto.

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