La demanda de energía crecerá un 40% hasta el 2030
La AIE reclama un acuerdo en la cumbre de Copenhague
MANUEL ESTAPÉ TOUS - Barcelona
Después de dos años a la baja debido a la recesión global, la demanda mundial de energía aumentará un 40% hasta el 2030, con la consiguiente tensión sobre los precios del petróleo y con una mayor presión sobre el entorno ecológico y el calentamiento climático. En la presentación, ayer, de su informe anual, el economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Fatih Birol, subrayó la importancia de que las grandes potencias económicas alcancen un acuerdo en la cumbre de Copenhague sobre el cambio climático para asegurar una transición desde unas energías fósiles que serán cada vez más caras y que podrían doblar la factura energética en los próximos veinte años.
Sin acuerdo en Copenhague, advirtió, la proporción del gasto energético en relación al producto interior bruto de los mayores países consumidores se habrá multiplicado por dos en el 2030. En relación al petróleo, la AIE pronostica que la demanda crecerá un 1% anual, con lo cual el consumo mundial pasará de 85 millones de barriles diarios en la actualidad a 105 millones de barriles diarios en el 2030. Birol recordó que los precios del petróleo que rondarán los 60 dólares este año (después de 97 dólares en el 2008) se situarán en 110 dólares en 2020 y en 115 dólares en 2030, en términos reales, es decir, descontando la inflación. "Eso quiere decir que si no hacemos algo con nuestro sistema energético, tendremos problemas" aseguró.
Los combustibles fósiles sumarán un 77% de la demanda mundial, mientras que en una nueva muestra de los cambios económicos en curso, los países emergentes y en desarrollo serán los responsables de un 90% del proyectado aumento en el consumo de energía. En el 2025, China superará ya a EE. UU. como el mayor consumidor de energía mundial. India se situará en tercer lugar, superando a Japón, en el 2020.
A muy corto plazo, la oferta de energías fósiles es amplia después de la reducción de la demanda registrada en el 2008 y el 2009, lo que ha provocado un exceso de la oferta de gas natural licuado. Los precios del gas en Estados Unidos se sitúan en el 50% de los precios del petróleo (con una base energética equivalente). Birol pronosticó que el exceso de capacidad de gas natural licuado se multiplicará por más de tres hasta el 2015 (250.000 millones de metros cúbicos). Este inesperada evolución refleja una explosión de la producción de gas en Estados Unidos ya la construcción de plantas licuadoras en Oriente Medio. Pero esta sobreproducción se extinguirá a partir del 2015, cuando se entrará en un periodo en el que el incremento de la demanda mundial se cifrará en el equivalente de cuatro veces la producción de Rusia, primera potencia mundial en este campo.
Hace un año, Birol realizó una predicción semejante en relación al mercado del petróleo, con un pronóstico similar: en el 2030, ante los problemas de oferta de crudo sería necesaria la producción de cuatro Arabias Saudíes. Más que nunca, el informe se pone verde y reclama un "plan agresivo para limitar la concentración de gases de efecto invernadero" que permita limitar a dos grados el aumento de las temperaturas en lugar de los seis grados que se incrementarían las temperaturas si se mantienen los actuales niveles de consumo. "Ha llegado el tiempo de actuar", concluyó Fatih Birol. "Las energía fósiles son el corazón del problema".
Pero fundamentalmente la demanda china y de los países emergentes va a convertirse en la previsión global de los analistas acerca de un incremento del precio de las materias primas. De hecho, tal y como se recogía en EXPANSIÓN pág 24 el 19 de noviembre, la encuesta de gestores de fondos de Merrill Lynch establece que la inversión de los analistas ha alcanzado máximos desde 2005 en este mercado. Comprenderán ustedes que así se define un horizonte posible de crecimiento de la inflación en la OCDE. Y con ello el final de la política monetaria de bajos tipos de interés y del inicio de la famosa estanflación.
La OPEP estableció hace muchos años conseguir de manera estable una banda objetivo de precios de 35-40 dólares barril. Ahora, supone inevitable la depreciación del dólar, querría desplazar la banda anterior hasta los 60-80 dólares. Quizás no sea todavía el momento económico y político adecuado. Pero no va a abandonar sus pretensiones. Sería la mejor fórmula para mantener inalterables los ingresos propios y, también, los de aquellas economías (Rusia, Nigeria y Venezuela) que necesitan incrementar el crecimiento económico. Se facilitaría además la cohesión interna de los miembros de la OPEP.
La OPEP necesita incentivar la disciplina del cártel para poder mantener esa banda de precios cuando llegue el aumento de demanda que traiga la próxima recuperación económica de los EEUU sin llegar a estrangularla. Ha llegado el momento para que aumenten los precios de las materias primas. La cohesión interna es importante, porque la OPEP es víctima continua del dilema del "gorrón" (free rider), aquel en el que una organización otorga beneficios a todos los miembros incluso a los que ni colaboran ni participan. Dentro de poco habrá que aprovechar la ocasión para modificar la estructura del mercado, puesto que hasta ahora la evolución del precio del crudo ha demostrado que la OPEP es una estructura de productores que tiene menos poder que la de los consumidores.
Si la OPEP gana en cohesión podría beneficiarse la economía internacional. Ayudaría a eliminar la incertidumbre sobre posibles reducciones en el bombeo y facilitaría que la política monetaria y los resultados empresariales fuesen más predecibles. Hace un par de meses muchos analistas pronosticaban como probable que el barril de crudo llegase a situarse en los 70-80 dólares mientras que ahora existe un consenso casi unánime en la franja de los 90-100 dólares. Todos los Gobiernos de los países de la OCDE sabrían que, durante un tiempo, podrían controlar las expectativas de los agentes económicos, que son el motor más consistente de la reactivación. La combinación de un dólar depreciado respecto del euro y una estabilidad en el precio del crudo ayudará al control de la inflación en Europa. Es pronto para poder saber si esta tendencia hacia la estabilidad va a poder mantenerse, pero si la alianza EEUU-OPEP llega a tener éxito, aumentará la confianza en una próxima recuperación económica.
Aunque hay analistas como los del Deutsche Bank que, según EXPANSIÓN pág 32 del pasado viernes 13, señalan que el petróleo podría bajar hasta los 60 dólares en 2010, hay opiniones, basadas en la falta de visibilidad de la política global, que estiman que el crudo no bajará de los 100 dólares barril (Economista jefe del CIBC-Jeff Rubin-en La contra de LA VANGUARDIA).
Harían también ustedes bien en leer el comentario de Daniel Lacalle publicado ayer en cotizalia.com, sobre la inversión de Buffet en Exxon: "China Exxon y la guerra del petróleo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario