lunes, 16 de noviembre de 2009

el proteccionismo de Obama y China

China tiene más de un millón de dólares en bonos del tesoro estadounidense y allá va el carismático Obama disfrazado de Maobama, a intentar, tal como señala EL PAÍS pág 3, que China consuma más productos de Estados Unidos, mientras China persigue que Obama garantice la estabilidad del dólar. El buenismo de Obama ha llegado a decir a la Agencia Reuters que lo importante es una competición amigable, que compartamos con clientes y mercados dentro de la legalidad internacional. Para que Obama pueda demostrar a sus ciudadanos que puede conseguir, por lo menos una promesa, es necesario que tuerza la mano a la segunda G-2 del que habla el famoso Jaques Attali, en una entrevista que realiza el periodista Manuel Estapé
[LA VANGUARDIA pág 11 del suplemento DINERO, 1 de noviembre] Hay que reirse de una presunta guerra limpia en el comercio internacional. Por ejemplo Paul Krugman titulaba una de sus famosas opiniones "China va a su aire" [EL PAÍS pág 7, suplemento NEGOCIOS, 1 de noviembre]. Por su lado, las grandes constructoras europeas esperan que la CE vete a las firmas estatales asiáticas que pujan por las obras públicas muy por debajo de los presupuestos de licitación [CINCO DÍAS del pasado 2 de noviembre, pág 3]

La profunda y extensa recesión económica ha traído consigo el proteccionismo. Cuando hay dificultades es fácil, se dice que es comprensible, volver a los gestos proteccionistas, muchas veces disfrazados de especificaciones técnicas. Hay cosas que son imposibles sin una prosperidad que engrase el proceso económico. La construcción de la Unión Europea es el ejemplo más cercano de ello. El proteccionismo es la forma más rápida que tienen los políticos para poner a resguardo la producción nacional de la competencia exterior. Ha sucedido con el acero, los transgénicos, productos agrícolas y las construcción de los airbus.

Gran parte de la competencia a los productos del G-8 proviene de las economías desarrollados que tienen mayor productividad o pagan menos impuestos de sociedades. Por eso se produce esa "carrera" por disminuir la carga fiscal efectiva sobre los beneficios empresariales. Por eso es la devaluación "competitiva" permanente del dólar frente al euro ha iniciado el dólar frente al euro. Por eso es la presión de las autoridades europeas y norteamericanas para que el yuan chino abandone la cotización fija con el dólar y, como consecuencia, se revalúe.

En los últimos años ha surgido una nueva competencia que proviene de las economías emergentes que cuentan con salarios más bajos. Por eso es que los políticos prorrogan las ayudas directas e indirectas a la producción (en el sector naval, automovilístico y aeronáutico) y desarrollan el derecho de patentes. Y "deslocalizan" la producción que requiere mayor cantidad de mano de obra (textil, muebles). Hasta hace poco el "dumping social" basado en los bajos costes del trabajo en el tercer mundo no compensaba suficientemente frente a la calidad de producción que se obtenía con la especialización y tecnología de la industria del primer mundo. Los empresarios dejaban allí las tareas de ensamblaje intensivas en personal y aquí las sofisticadas intensivas en capital. Pero pasado el tiempo el segundo mundo ha adquirido la tecnología y la formación necesarias para competir con mejores precios para parecida calidad. Si además consiguen ayudas a la producción, el mercado, y con él los puestos de trabajo, se trasladan siguiendo esas ventajas comparativas. Este proceso tiende a desarrollarse sin interferencias cuanto menor es el acuerdo internacional de comercio que busca la OMC. Si esa deliberada negligencia benigna norteamericana llega a convencer a China, tal como afirma el periodista Fernando Martínez el pasado 3 de noviembre en CINCO DÍAS pág 26, el cambio de política de China anticiparía un dólar débil permanente.

Será difícil que en la cumbre mundial sobre seguridad alimenticia que la FAO realiza hoy en Roma pueda conseguir un plan factible y coherente de erradicar el hamdel tercer mundo.

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