sábado, 20 de febrero de 2010

Conclusión, flexibilidad

Conclusión, nuestra economía ha ganado en flexibilidad y eso ayuda a explicar que nuestra pérdida de competitividad no sea tan elevada cómo comenté ayer en el post “el mito de la competitivdad”, a pesar de haber registrado el mayor aumento de la demanda interna de la OCDE junto con Irlanda desde que entramos en el euro. No obstante, eso no exime la necesidad de reformar la negociación colectiva y la temporalidad en el mercado de trabajo para conseguir que en el próximo ciclo los salarios vayan más ligados a la productividad, que la productividad crezca durante la fase expansiva e intentar que el ajuste en el mercado de trabajo sea vía cantidades, aunque en el caso del empleo en construcción poco se podía haber hecho para evitarlo. Por supuesto que el ajuste se ha hecho, a diferencia de Japón donde las empresas no ajustaron sus costes, entraron en pérdidas, pararon la inversión y fueron de cabeza a la deflación, y nuestras empresas ya han vuelto a retomar un ciclo de inversión. Pero se ha hecho pero con un coste social brutal y un grave deterioro de nuestra distribución de la renta.

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