Campa intenta ganar crédito exterior y asegura que el ajuste será doloroso
El Gobierno se desmarca de la crisis de otros países y niega presión por el rating
LALO AGUSTINA - Madrid
José Manuel Campa, secretario de Estado de Economía, reconoció ayer en una entrevista a la cadena estadounidense CNBC que el plan de ajuste que prepara el Gobierno para atajar el déficit público constituye "una buena dosis de realismo" yque será doloroso. Esta tesis, a la que se llega tras examinar los datos macroeconómicos y las perspectivas del país, gana adeptos cada día.
Ayer mismo, el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Olivier Blanchard, afirmó en una entrevista al diario Les Echos que España, Grecia y Portugal probablemente tendrán que realizar "grandes sacrificios" para restaurar su competitividad, lo que podría incluir una bajada de los salarios. Es lo que dijo, hace unos meses Paul Krugman, Nobel de Economía, en su visita a España cuando habló de que había que reducir sueldos y precios para superar la recesión.
Toca empezar a pagar la crisis y ahora, con España en el euro. es imposible devaluar la moneda propia para recuperar la competitividad perdida. De momento, el Gobierno ha presentado un plan para ahorrar 50.000 millones de euros en los próximos tres años, lo que debería ayudar a cumplir el objetivo del plan de estabilidad y situar así el déficit en el 3% del PIB en el 2013. En el 2009, el déficit de todas las administraciones públicas alcanzó el equivalente al 11,4% del PIB, aunque esta cifra es provisional y podría resultar superior.
La urgencia de estos planes viene también porque es necesario recuperar la credibilidad de los mercados en España, muy tocada, yde ahí el anuncio de la reforma del sistema público de pensiones o la del mercado laboral, que se presenta este viernes. Las muestras de desconfianza hacia España llegan en especial de la prensa anglosajona - ayer mismo el Financial Times alertó sobre un drama "potencialmente grave" que se está gestando aquí-hasta el ministro de Economía griego, George Papaconstantinou, para quien España o Portugal podrían sufrir las mismas consecuencias que el país heleno por su nivel de déficit.
Campa quiso ayer marcar distancias ante unas comparaciones que el Gobierno no quiere admitir.
"Los niveles de deuda (de España) son bajos; la credibilidad es alta ya medio plazo no nos preocupan los ratings", insistió el secretario de Estado de Economía. En los últimos meses los inversores han aumentado su pesimismo sobre España al encarecer la prima de riesgo sobre los credit default swaps (CDS), o contratos de aseguramiento del crédito. A tenor de este indicador, el riesgo de impago en España se ha duplicado (véase el cuadro adjunto), aunque en el caso de Grecia, la referencia negativa desde principios de año, se ha multiplicado por cuatro.
Tanto en un caso como en el otro, las consecuencias del miedo tendrán un coste. En España, afectarán a las futuras colocaciones de deuda pública del Estado y del resto de las administraciones, que deberán pagar presumiblemente mayores diferenciales. La factura de la deuda será superior. Y esto repercutirá, como por contagio, a la deuda privada.
La mayor desconfianza en el país conlleva al mismo sentimiento hacia sus empresas. En la banca ya lo están sufriendo. Los CDS del Santander y del BBVA también se han duplicado desde principios de año y, en el caso de la banca mediana, han sufrido un repunte importante. Para las cajas, ocurrirá lo mismo con las colocaciones de deuda de los próximos meses. En el peor de los escenarios, algunas entidades pueden encontrarse los mercados cerrados. Al margen de sus propios planes de reestructuración o del desarrollo de sus negocios, dependen en parte del plan de consolidación fiscal del Gobierno.
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