¿Es más dura la recesión de lo que nos dicen?
Clemente Polo
Cada trimestre asistimos a un ritual preestablecido que finaliza con la publicación de los valores estimados de los principales agregados macroeconómicos.
El 23 de octubre se publicaron las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al tercer trimestre de 2009; unos días después el Boletín Económico del Banco de España (BE) adelantaba en su Informe Trimestral las tasas de variación de algunas magnitudes macroeconómicas; el 12 de noviembre el INE presentaba la estimación avance de la variación del indicador del índice de volumen (encadenado) del PIB; y el ciclo se ha completado el 18 de noviembre con la publicación de los valores a precios corrientes e índices de volumen de los principales agregados macroeconómicos, tanto por el lado de la oferta como de la demanda.
Para el PIB, las estimaciones entre los dos organismos empleando datos desestacionalizados difieren en esta ocasión una décima, tanto en la tasa de variación intertrimestral, -0,4% según el BE y -0,3% según el INE, como interanual, -4,1% según el BE y -4,0% según el INE. Curiosamente, el Gobierno ya había manifestado unos días antes de que el INE hiciera público el avance que las cifras serían algo mejores que las estimadas por el BE… y el INE ha dado la razón al Gobierno.
Sería ridículo debatir, como a veces se ha hecho, si la economía española ha caído un 4,0 o un 4,1 por ciento, como estiman el INE y BE, respectivamente, porque además de desconocer hasta qué punto esa diferencia se debe al redondeo o a las distintas fuentes y procedimientos empleados por una y otra institución en sus cálculos, hay poderosas razones para pensar que ambas estimaciones infravaloran considerablemente la caída que registra el PIB de la economía española.
Las variaciones interanuales de los índices de volumen de valor añadido bruto (VAB) de los últimos trimestres difieren en magnitudes muy significativas de las variaciones interanuales de diversos indicadores de producción y actividad en tres sectores clave de nuestra economía, Industria, Construcción y Servicios de mercado que, según los cifras de Contabilidad Nacional en los tres primeros trimestres de 2009 aportan el 73,61% del PIB.
En el caso del sector industrial, las caídas de los índices de producción de las industrias extractivas y manufactureras que aparecen son muy superiores a las variaciones del valor añadido bruto (VAB) a precios básicos reflejadas en las Cuentas Nacionales. En el caso de la Construcción, todos los indicadores de actividad disponibles (licencias de Ayuntamientos, viviendas visadas, viviendas iniciadas, viviendas terminadas y consumo aparente de cemento) muestran unas tasas de variación interanual que superan en bastantes trimestres el 30, 40 y hasta 50 por ciento, valores también muy superiores a las modestas reducciones del VAB en las Cuentas Nacionales que, en ningún trimestre, han superado el 7%.
En el caso de los Servicios de mercado, el índice global de actividad -al igual que los subíndices de Comercio, Turismo. Transporte, Tecnologías de la Información y Servicios a las empresas- registra contracciones que en los tres últimos trimestres superan el 15%, en tanto que las reducciones del VAB en las Cuentas Nacionales se han mantenido por debajo del 3%. En este último caso, las discrepancias resultan incluso menos justificables a la vista de la estrecha evolución de ambos índices en otros trimestres.
No hace falta decir que las variaciones de los índices de actividad no tienen por qué ser idénticas a las del valor añadido, pero resulta sencillamente increíble que la actividad en Construcción se reduzca a un tercio o incluso a la mitad, dependiendo del indicador, y el valor añadido lo haga tan sólo un 5 ó 6 por ciento. Algo similar se puede decir del sector Servicios de mercado donde las variaciones del índice se separan abultada y sospechosamente de las del VAB a partir del III trimestre de 2008.
Si ciframos en el 3% el crecimiento del valor añadido en el sector de Servicios no de mercado en los últimos trimestres y si, siendo conservadores, cuantificamos la reducción en Agricultura, Energía, Industria, Construcción y Servicios de mercado en el 1, 6, 20, 15 y 10 por ciento, respectivamente, se llega a la conclusión de que el PIB se ha reducido el 8,75%, una cifra bastante más elevada que la caída máxima (5,07%) estimada para el segundo trimestre de 2009, revisada al alza nada menos que 0,61 puntos porcentuales al publicarse el avance del tercer trimestre el pasado 18 de noviembre. El PIB se contraído seguramente algo menos en el tercer trimestre de 2009 que en el segundo, como se afirma desde instancias oficiales, pero hay fundadas razones para creer que las caídas han sido muy superiores a lo que se dice en ambos casos.
Catedrático de Fundamentos del Análisis Económico
Universidad Autónoma de Barcelona
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