martes, 1 de diciembre de 2009

opciones sobre acciones

Stock options


Una "stock option" es simplemente una opción de comprar una acción de la empresa a un precio determinado, similar a la opción que algunos equipos de fútbol tienen de comprar jugadores a final de temporada. Imaginemos que le damos a un directivo la "opción" de comprar un millón de acciones a 10 euros dentro de un año. Si, cuando llega el día, las acciones valen 50, el ejecutivo podrá comprar a 10 y vender a 50, por lo que ganará 40 millones de euros en cuestión de minutos. Si las acciones valen menos de 10, él no ejercerá su opción y no ganará, aunque tampoco perderá nada.

El problema es que las "stock options" crean dos tipos de incentivos perversos. Primero, dado que si las acciones suben, el directivo gana y, si bajan, no pierde nada, éste tiene la tentación de embarcarse en proyectos excesivamente arriesgados en los que se puede ganar mucho..., pero en los que también se puede perder todo. Segundo, cuando hay pérdidas, tiene tentaciones de encubrirlas durante unos meses para que no bajen las acciones mientras él ejecuta sus opciones, y se forra. Es decir, las "stock options" explican, a la vez, el riesgo excesivo y los intentos de camuflar pérdidas.

¿Por qué, pues, las empresas complementaron los salarios de sus directivos con "stock options" durante los años noventa? Pues, por un lado, porque a los accionistas también les interesa que las acciones suban, por lo que las "stock options" hacen que los deseos de los directivos se alineen con los suyos. Por otro lado, porque el sistema fiscal introducido en 1993 limita a un millón de dólares el salario que las empresas podían deducir y no obliga a considerar el valor de las "stock options" como pago que reduce los beneficios. Es decir, el fisco permite pagar menos impuestos si las empresas regalan "stock options" a sus directivos que si les pagan salarios reales. La consecuencia, lógicamente, es el uso y abuso de esos medios de pago. Dado que el sistema fiscal fue introducido por el Estado, se podría argumentar que más que un fracaso del mercado, lo que está pasando es consecuencia de un fracaso del Gobierno

Pero lo que hay que hacer no es buscar culpables sino soluciones. Y la verdad es que la iniciativa privada ya lo está haciendo. Por ejemplo, la Bolsa de Nueva York (una entidad privada a la que no le interesa que haya fraudes) ya ha propuesto nuevas reglas contables de mayor transparencia a todas las empresas que quieran cotizar en su bolsa. La S&P (una agencia privada dedicada a catalogar la credibilidad empresarial) también está desarrollando nuevos principios que obliguen a contabilizar las "stock options" como gastos y tiene pensado hacer públicas las auditorías de todas las empresas americanas.

Mientras tanto, la "solución" de Bush no es otra que la de poner en marcha la lenta maquinaria burocrático-legislativa. Pero en lugar de crear reglas nuevas, mejor sería que hiciera cumplir las leyes actuales (que ya prohíben falsear y destruir documentos y utilizar información privilegiada) y que eliminara la legislación fiscal del 1993, que induce al abuso de las "stock options". Mi sospecha, sin embargo, es que las acciones de Bush no son más que fuegos artificiales electorales que, en el mejor de los casos, no van a solucionar nada. Y si no, que se lo pregunten a los accionistas de Mario Conde, que perdieron todo su dinero a pesar de que docenas de auditores del Banco de España les "protegían" inspeccionando a Banesto durante dos años, sin enterarse de lo que pasaba hasta que fue demasiado tarde.

No hay comentarios: