en CINCO DÍAS del 21-22 de noviembre, pág 17, hay una interesante entrevista a Pedro Más, director general de Banif Gestión, titulada "Vemos un 40% de probabilidad de una recaída de las economías", en la que dice: "La clave reside en saber si la economía se recuperará en forma de U o de W, y eso lo sabremos en unos meses". Y aunque dice también que "creemos que estamos en la parte más baja del ciclo", no se hagan ilusiones, porque "durante más de nueve años la economía mundial ha vivido desequilibrios importantes", por lo cual podría ser que la recuperación tardara, si no otro tanto, bastante más en recuperar el ritmo de demanda de consumo de lo que algunos preveían.
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Miguel Rodríguez - Madrid - 21/11/2009
Pedro Más (Madrid, 1967) se declara prudente, pero optimista. El director general de Banif Gestión ha descartado ya una depresión económica mundial, pero aún ve posibilidades de que el crecimiento sufra una recaída; todo dependerá de si el consumidor final hace su aparición en escena. El ejecutivo ha trabajado en Banco Herrero y Banco Urquijo e ingresó en Banif en 2006. "De momento somos cautos con la Bolsa", afirma.
¿Cómo valora la situación económica a raíz de la crisis?
El año pasado vivimos una tormenta perfecta. Si observamos el promedio de las tres últimas recesiones vemos que la crisis actual es la más importante desde la II Guerra Mundial. Es muy virulenta en magnitud, y con una característica que la hace única: es la primera vez en la historia de la economía que todos los ciclos a nivel mundial se han sincronizado, y eso es consecuencia de la globalización. Estamos ante un reto desconocido en la economía porque el mundo está en un proceso de reequilibrio.
¿Cómo ha afectado a los activos financieros?
Si estudiamos el S&P 500 desde mediados del siglo XIX observamos que 2008 fue el tercer peor año de la historia. Sólo ha habido caídas mayores o similares en 1937 y 1931. Pero esta caída se ha producido con la paradoja de que no se venía de una burbuja de valoración. Habitualmente las grandes caídas bursátiles, más que por recesiones económicas, se producen después de periodos de exuberancia irracional.
¿Qué exposición tienen en Bolsa?
Estamos ante los 10 peores años de la Bolsa desde 1900. Así que en noviembre sabíamos que estábamos ante una gran oportunidad. El problema era saber cuándo cambiaría la tendencia. Un primer paso fue mayo. En la primera parte del año tuvimos poco peso en Bolsa y la gran apuesta fue EE UU, el motor de la recuperación. Hoy por hoy estamos neutrales en emergentes, muy largos en Europa y neutrales en Estados Unidos. Todo por valoración. Creemos que por valor intrínseco en Europa hay mucho recorrido. En cualquier caso, damos una probabilidad del 40% a una recaída económica, por lo que somos prudentes con la Bolsa.
¿Cómo ha evolucionado su visión de la economía?
Creemos que estamos en la parte más baja del ciclo. A principios de año manejábamos dos escenarios. Uno de recuperación muy moderada de la economía mientras el mundo se va desapalancando, y otro de depresión a la japonesa. En el primer escenario las economías crecerán todavía por debajo de su potencial, y tardarán tiempo en alcanzarlo. Este escenario supone una salida en forma de U e incluso de W, con una recesión muy profunda en las economías occidentales combinado con una desaceleración importante de los países emergentes, que producirá un reequilibrio del crecimiento mundial. En una recuperación en L no se produce ese reequilibrio de la economía mundial. La recesión se produce en todas las economías, lo que provoca una caída de la demanda agregada a nivel mundial y una depresión, es decir, una recesión que dura tres o cuatro años.
¿Ha cambiado su visión con respecto a comienzos de año?
Sí. Hemos eliminado la probabilidad de una depresión a la japonesa. Las percepciones de riesgo han mejorado mucho, los mercados se han normalizado, han crecido los indicadores adelantados y se ha recuperado el comercio mundial. Finalmente, se ha producido la mayor purga de inventarios de la historia de EE UU. Hay un proceso de recuperación de stocks de las compañías y todo ello está produciendo los llamados brotes verdes. Ahora, después de este proceso tiene que tomar las riendas el consumidor final. Y ahí es donde tenemos dudas. Los factores que generan incertidumbre son el crédito, que sigue sin fluir como debería, y las altas tasas de desempleo. Ahora manejamos dos escenarios de recuperación moderada. Uno en U y otro en W, que dependerá de si el consumidor releva a la recuperación de los inventarios.
¿Cómo han trasladado esta visión a sus carteras?
En diciembre no teníamos renta variable: todo era renta fija y parte de gestión alternativa. En mayo, con la eliminación de las probabilidades de recesión, realizamos un cambio abrupto y elevamos con fuerza el peso de los activos con riesgo, especialmente renta variable. Asimismo introdujimos emergentes a través de materias primas.
¿Asistiremos a un reequilibrio de fuerzas económicas?
Durante más de nueve años la economía mundial ha vivido desequilibrios importantes y eso significa que no puede depender ad infinitum del consumidor americano, que tiraba de la economía gastando más de lo que ingresaba. El consumidor americano está empezando a ahorrar y EE UU tiene que ser más exportador. Las economías emergentes se dirigen hacia el patrón contrario, más consumo y menos exportación.
¿Es la depreciación del dólar un factor clave para ese reequilibrio?
Sí. El mensaje de un dólar fuerte de EE UU sigue en el fondo, pero la realidad es que a su economía le viene muy bien un dólar débil, que le permite reequilibrar la economía mundial.
"Creemos que estamos en la parte más baja del ciclo"
"La clave reside en saber si la economía se recuperará en forma de U o de W, y eso lo sabremos en unos meses"
"No nos gusta nada la deuda estatal"
"No nos gusta nada la renta fija gubernamental, en ningún tramo. Creemos que no hay valor", afirma Pedro Más. El director general de Banif Gestión no espera grandes movimientos en los tipos de interés, por lo que no encuentra valor en la deuda de los Estados. Su percepción es diferente para la renta fija empresarial, probablemente la gran apuesta el banco privado en estos momentos. "Durante la crisis se dispararon los diferenciales de los bonos hasta un punto que las probabilidades que daba el mercado de impago eran unos porcentajes nunca vistos en la categoría de inversión. Si en 1929 había llegado al 3%, en esta ocasión se daba la probabilidad del 15% de impagos. No tenía sentido, así que hicimos una cartera diversificada de crédito. La corrección de los diferenciales ha sido tremenda, pero aún no están normalizados", explica. Más prevé que los diferenciales sigan estrechándose, aunque a un ritmo más pausado que en el pasado reciente. "Después de lo que ha corrido este activo, hay que tender más a cubrir el riesgo de curva, hacia bonos flotantes con tipos variables o con duraciones no superiores a dos años y medio".
Su opinión es similar para los bonos convertibles, un híbrido entre la renta fija y la variable. "Es una opción lógica, si tenemos en cuenta que nos gusta la Bolsa y la renta fija privada. Seguimos apostando por este activo aunque es posible que nos salgamos a final de año porque ha tenido mucho recorrido".
La gestión alternativa de riesgo bajo es otra de sus apuestas. "Tenemos cerca del 20% de las carteras", afirma.
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