Pero luego fui a tomarme un café también por alguna otra cafetería de esas nuevas que han puesto por la Alameda, es que este es el barrio más alternativo de Sevilla, para la gente creativa y joven, y he visto que hay muchos sitios nuevos ahora, que yo no conocía y otros también los historicos, pero yo me fijé en los restaurantes nuevos, estaba impresionada. Y luego te digo que en esta cafetería pusieron música variada, estilo jazz algo y luego pop británico, pero al final salió algo de rumba latina y me pusieron la de Camaron, “si tú te vas, si tú tevas, yo me quedo en Sevilla hasta el final...”. Pero la cosa no queda ahí, resulta que cogí el camino hasta mi casa, que está a más de media hora andando desde la Alameda hasta Triana, bueno pues iba todavía por el centro caminando y a todo que aparece un pasacalles con orquesta de jóvenes, de trompetas y hasta trombones, y ¿sabes qué canción estaban tocando? Pues la misma, otra vez, la de Camaron, pero en versión instrumental esta vez, “y si tu te vas, si tu tevas, yo me quedo en Sevilla hasta el final”...
Y me lo tomé como si fuera algo pretendido contra mí, una provocación de esas que te pone la vida, porque claro yo estaba viendo cada vez más claro mi futuro fuera de Sevilla, pero en realidad esta canción no trastoca nada, más bien lo fortifica, porque bueno me hace sentir que estoy viviendo algo especial con respecto a mi ciudad, que en verdad no la quiero dejar, que estoy descubriendo nuevos sitios. El problema es que no quería volver por la Alameda, por los sitios que yo había sido feliz al llegar a Sevilla desde Alicante, porque todo eso es para mí pasado, pero ahora veo que hay otra vida, que han cambiado, que se ha transformado todos los sitios, que hay nueva gente, que la gente te trata bien.
Estaba yendo a la Buhaira, a Triana, no quería salir de lo cotidiano, pero me parece que yo vuelvo o volveré a lo mío. Y luego por el camino me encontré a uno de los guitarristas rockeros de uno de los mejores grupos de rock de Sevilla, y se vino hacia mí y me dio dos besos, y estuvimos un momento charlando sobre algún concierto, en fin. La ciudad no se quiere despedir de mí, no, empieza otra vez, quien sabe.
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fotos de este sábado en la Alameda de Hércules, en un restaurante estilo marroquí o kebap, "taibísimo", y comida mediterranea, y luego paseo y por un café de la Alameda. Y luego también en casa de vueltas.
tomando un té y un café en la Alameda, en el corral de esquivel, un nuevo café muy bonito, estilo tertuliano.
domingo, en la Alameda
hoy he vuelto a dar otro paseo, y parada por una feria de artesanía en la Alameda, he conocido a un chico guatemalteco. Ha hecho mucho frío, he tomado café.
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