martes, 16 de marzo de 2010

la zona euro discute su futuro

LA ZONA EURO DISCUTE SU FUTURO
Christine Lagarde critica a Alemania por su gran superávit comercial

Berlín reacciona con nerviosismo a las críticas sobre el modelo exportador

RAFAEL POCH - Berlín. Corresponsal

Poco a poco la cara oculta de la crisis del euro asoma en el debate europeo. No se trata de las obvias y profusamente aireadas responsabilidades de los pobres y manirrotos del Sur, sino de la política egoísta que en una comunidad de naciones con moneda única practican quiénes desde el principio ocuparon el mejor puesto del mercado ¿Tiene su política económica algo que ver con la actual crisis en la eurozona?

Ese fue el torpedo que lanzó ayer contra Alemania la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde. En declaraciones al Financial Times, Lagarde dijo que, "quienes tienen superavit podrían hacer algo, aunque sea un poco", para equilibrar el panorama. "Para bailar el tango se necesitan dos", añadió, pero sobre "el tema de los desequilibrios" internos en la Eurozona, "no se habla de buena gana con Wolfgang", dijo, refiriéndose a Wolfgang Schäuble, el duro ministro de Finanzas alemán.

"Alemania ha hecho un excelente trabajo en los últimos diez años, mejorando su competitividad al ejercer una presión enorme sobre los costes laborales. Han hecho un trabajo tremendo en eso, pero no estoy segura de que sea un modelo sostenible a largo plazo para todo el conjunto del grupo, debe haber un sentido de comunidad hacia nuestros socios", añadió.

Traducida en datos, la declaración de Lagarde se lee así: desde la creación del euro Alemania incrementó un 10% su productividad. En esos diez años, los salarios reales alemanes no aumentaron, sino que disminuyeron un 2,8%. Esa estrategia empresarial benefició sobremanera a la economía exportadora alemana que vende en Europa el 60% de lo que exporta y genera el 35% de su PIB, y la hizo aún más competitiva.

Junto con los beneficios empresariales alemanes, aumentaron también las diferencias entre países europeos en favor de Alemania. Teniendo en cuenta la situación actual, ¿debería Alemania plantearse algo esa estrategia, sacrificando un poco de su beneficio en pro de la sostenibilidad y el equilibrio de un mercado en el que ocupa el puesto central?

La Canciller ÁngelaMerkel fue interrogada sobre ese aspecto en la conferencia de prensa que dió el uno de marzo en Hannover junto con José Luis Rodriguez Zapatero. Su respuesta fue negarlo todo. "Todos los países se han beneficiado mucho del euro", dijo. "También Alemania pagó un precio por adoptar el euro, igual que otros países". El único sacrificio que citó fue que, "los salarios han aumentado muy poco en Alemania", lo que en realidad forma parte de la ventaja.

Alemania, su prensa y sus políticos, han sido bastante prolíficos al hablar en las últimas semanas de la crisis del euro, reduciéndolaaun"problema del Sur". El diario sensacionalista Bild,el más vendido en el país, batió el récord de la desvergüenza el 5 de marzo al publicar una carta abierta al Primer Ministro griego, Giorgos Papandreu, el día que llegó a Alemania para consultas. "Llega usted a un país muy diferente al suyo, aquí la gente se levanta pronto y trabaja todo el día", un país de "empresas sólidas" que envía el dinero de sus turistas a Grecia cada verano. Un par de diputados Bundestag han propuesto que los griegos paguen sus deudas vendiendo islas a Alemania. Evidentemente, el debate alemán no se reduce exclusivamente a esas vulgaridades, pero en él apenas figuran las consideraciones de Lagarde, estimadas como fundamentales por algunos ilustres economistas alemanes aunque hayan tenido poco eco mediático. La declaración de la ministra francesa "ha roto un tabú", constataba ayer el semanario Der Spiegel.

Las asociaciones de empresarios alemanes reaccionaron al unísono. "Tenemos éxito porque hacemos nuestros deberes", dijo el portavoz de la Asociación de Comercio Exterior. El problema no es Alemania, sino, "cómo los demás países se las arreglan para alcanzarnos", dijo el portavoz de la Canciller Merkel. El gobierno alemán está preocupado y ha impartido catálogos de respuestas a estos inquietantes reproches en Bruselas. Respecto a los sindicatos, IG Metall el principal de ellos, acaba de acordar moderación salarial a cambio de preservación de empleo en la metalurgia. No hay visos de que el rodillo vaya a ceder.

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