la guerra por el pasivo de la banca

La Vanguardia, página 52
Noticias maquetadas 14.04.2010 Fernández Ordóñez ve inevitable la guerra por el pasivo en la banca


El Banco de España lo entiende por la dificultad para financiarse en el exterior


LALO AGUSTINA – Madrid



El gobernador del Banco de España, Miguel ÁngelFernández Ordóñez, aseguró ayer que es inevitable que se produzca una guerra entre las entidades financieras para tratar de atraer más depósitos de sus clientes. En las últimas semanas, algunos bancos y cajas han aumentado la retribución de sus imposiciones a plazo hasta niveles próximos al 4%, en determinadas condiciones. Esto supone un sobreprecio importante sobre el coste oficial del dinero en Europa, donde los tipos oficiales del BCE están en el 1% desde hace casi un año.


“La oferta a los ahorradores me parece casi inevitable porque la financiación externa de los bancos todavía no está normalizada y se ha encarecido”, dijo el gobernador en unas jornadas sobre el sector financiero organizadas por Deloitte. “Es evidente que se trata de una decisión empresarial que debe entenderse dada la situación de la financiación mayorista”, concluyó.


La banca ha emprendido esta política consciente de que puede afectar seriamente a su margen de intereses. Los viejos créditos, indexados al Euribor – que está en el 1,2%-,apenas dejan un 2% anual a las entidades, comisiones aparte, una vez sumados los diferenciales. Los nuevos, en cambio, incorporan lo que los bancos llaman “prima de riesgo”, el sobreprecio que bancos y cajas estiman conveniente en una situación como la actual, de gran incertidumbre en España y en el contexto internacional. Para empresas y particulares es hoy prácticamente imposible financiarse por debajo del citado 4% con el que se llega a retribuir el pasivo.


Pero la batalla por el pasivo, en un contexto en el que el crédito cae por la falta de liquidez y la fuerte demanda de financiación del sector público, puede dañar a las entidades menos fuertes, tanto bancos como cajas. Ayer, el Financial Times aludía ayer a estas últimas en tono tremendista y señalaba que la guerra de precios podría ser “el catalizador para el colapso masivo del sector de las cajas”, de acuerdo con banqueros y analistas no citados por el periódico. La batalla por el pasivo, dice el FT, “es uno de los últimos clavos del ataúd” de las cajas.


Las entidades de ahorro, obviamente, no comparten este análisis. En las mismas jornadas en las que participó Fernández Ordóñez, lo hizo también Braulio Medel, presidente de Unicaja, quien dijo que el ahorro que se puede captar con estas promociones es “una masa caliente que está en el mercado y lo mismo que va en una dirección, el día de mañana puede volver en la contraria”. Medel recordó que el año pasado las cajas ganaron cuota de mercado a los bancos tanto en créditos como en depósitos.


Las jornadas de ayer pusieron de relieve las preocupaciones de los directivos de los bancos y los de las cajas. Los primeros – representados por ÁngelRon (Popular), Alfredo Sáenz (Santander) y Miguel Martín (Asociación Española de la Banca)-pidieron celeridad en la reestructuración del sector, esto es, en las fusiones de las cajas con ayudas públicas. “Las palabras ya no sirven de nada”, sintetizó Martín.


En el otro lado, los presidentes de las cajas recordaron varios hechos. En primer lugar, que, como dijo el gobernador, están haciendo los deberes, con más de la mitad de las 45 cajas en proceso de fusión. Pero el tema del momento es la solvencia. Medel dijo que dar derechos políticos a las cuotas participativas – como plantean el Gobierno yel Banco de España-no va a ser la solución ahora, en plena crisis. Por eso, abogó por explorar otras vías, como sacar las corporaciones empresariales a bolsa, crear empresas conjuntas para los seguros o los créditos al consumo o, simplemente, vender la cartera de participadas para obtener beneficios. Antonio Pulido, presidente de Cajasol, afirmó que había que buscar fórmulas para capitalizar las cajas y Mario Fernández (BBK) insistió en que las cajas no deberían estar en desventaja con las bancos para captar capital.