miércoles, 28 de abril de 2010

un nuevo análisis de las agencias del rating

Independientemente de lo que digan las agencias, los inversores están preocupados por nuestra elevada tasa de paro por nuestro elevado déficit público y por las dudas sobre nuestro sistema bancario. Por lo tanto, hay que cerrar cuanto antes el dialogo para la reforma laboral, finalizar el proceso de reestructuración bancario y a la apelación al Frob y poner en práctica el plan de estabilidad presupuestaria, en el cual es imprescindible la implicación de CCAA y ayuntamientos que gestionan la mitad del gasto público y para ello es prioritario el acuerdo de los dos grandes partidos en el Parlamento y en Consejo de Política Fiscal.

Otra tentación es tomar medidas al son de los mercados. Por naturaleza los mercados son volátiles y no son buenos consejeros para desarrollar la política económica, ni en las épocas de euforia ni en la de tensión. Conviene interpretar bien sus señales y llevar a buen puerto las medidas que ayuden a reducir su incertidumbre y al final los inversores acaban retornando la senda de estabilidad.

La situación recuerda la crisis de 1992. Aquella crisis tuvo final feliz y acabó en más Europa y el nacimiento del Euro pero durante varios años los inversores estuvieron muy nerviosos. S&P anticipa un escenario japonés para España con un crecimiento débil hasta 2016 y riesgo de deflación. Las familias están sobreendeudas, han aumentado su ahorro para reducir su deuda nominal y eso mantendrá el consumo estancado por un periodo prolongado.


La deuda familiar es elevada pero está concentrada en la mitad de los hogares y dos tercios de los mismos ya han pagado su primera vivienda. El ahorro familiar se ha doblado en dos años pero lo más probable es que sean las familias menos endeudas las que más han ahorrado. La historia demuestra que no conviene apostar contra el consumidor español. Desde que S&P anunció sus amenazas sobre la rebaja de rating, las ventas de coches han aumentado un 60%, las pernoctaciones turísticas de españoles un 10% y las ventas minoristas que hemos conocido hoy un 2.5%.


Por Jose Carlos Díez

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