jueves, 22 de abril de 2010

varios apuntes del año pasado

Nosotros estamos más cerca del chimpancé que éste del gorila, del chimpancé nos separan noventa y ocho con ocho genes, es una diferencia muy pequeña.

Otro descubrimiento admirable es que diversos organismos tienen más, o proporcionalmente más, genes que los seres humanos. El cromosoma del arroz contiene 50.000 genes, y el de la mosca 14.000, por citar dos ejemplos.

Un 20% de los genes humanos han sido patentados - National Geographic News anticipa hoy los resultados de un informe (que publicará la semana próxima Science, titulado One-Fifth of Human Genes Have Been Patented) donde se dice que más de 4.000 de los 24.000 genes humanos han sido ya patentados en los Estados Unidos. De ellos, un 63% lo han sido por empresas privadas y un 28% por universidades.
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dolor:
Cuánta trascendencia damos a la vida y qué fácil es morir: quizá sea ésa la razón de su trascendencia. Es lo único que tenemos: la vida y acaso una remota posibilidad de saber la verdad. Qué futilidad la nuestra y la de todo. Como para tirar cohetes y quemar en seguida la falla que nos costó sudores plantar...
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Eres una cobarde. Hablas y escribes de esto o de lo otro; pero no de lo que tendrías que hablar y que escribir... Para ti el dolor es una puñalada trapera: o te mata o te dura un minuto... Pues jódete porque el que tú y yo sabemos tu auténtico fracaso, tu auténtico dolor, lo subes y lo bajas a espaldas tuyas, como Sísifo su piedra. Hasta el mismísimo puto día en que te aplaste...
No te engañes a ti misma: no confundas más tu fracaso literario con otro fracaso más grande: el fracaso total de tu vida sinsorga.

“No digas que fue un sueño...” Porque en serio y por última vez: ¿cuál es el sentido de la vida? Ninguno, ninguno, ninguno, tía cargante. Y aunque tuviese alguno no lo dominaríamos. Fuera de aquí lo veo por la ventana, todo sigue, todo avanza, todo concuerda o se opone. Se me hubiera muerto antes de abrir este dichoso cuaderno, hace cinco minutos, el mundo no se habría alterado. No, no la vida no es nuestra; ¿somos nosotros suyos o tampoco?

Sigo pensando, por tanto sigo por el camino opuesto al que conduce a la felicidad. Soy una pobre mujer redicha pero imbécil.
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deseos

¿Es tal vez mejor una sabiduría oriental? Tal vez, no lo sé. Lo cierto es que el deseo no se sostiene mas que con la carencia. Cuando se opera sin restricción se queda sin realidad y sin imaginario.
El espectro del deseo estaría en todos lados salvo en el mismo deseo físico.
Y aunque pudiésemos incluso cambiar las leyes del universo o prever sus caprichos, el alma nos subyugaría por sus miserias, por el principio de su ruina.
Pues, con armas invisibles quizás también. El “logos” o la palabra, es un arma invisible que por “sublimación” nos permite desplazar el objeto del dolor y ver con la mente o proyectar el deseo inicial hacia otro sitio.
Esto significa jugar con la “creencia”, que es un juego con una economía del poder, por lo que incluye también una forma de terror en él.
Pero además del poder de sublimación tal vez podemos contar con el poder invisible no solo de la magia y del misterio de las palabras sino del misterio de todo lo que nos impresiona.
Como dice Baudrillard en “La seducción” se trataría de la economía de una seducción, de un juego y no de un consumo o una consumación.
El deseo no se sostiene más que con la carencia. Cuando se agota en la demanda, cuando opera sin restricción, se queda sin realidad al quedarse sin imaginario, está en todos lados, pero en una simulación generalizada.
El espectro del deseo estaría en todos lados salvo en el mismo deseo físico. Y aunque pudiésemos incluso cambiar las leyes del universo o prever sus caprichos, el alma nos subyugaría por sus miserias, por el principio de su ruina.~
Existen dos enemigos invisibles, uno es el dolor y el otro el hastío.

Ante el dolor todo lo demás nos parece insignificante. Se infiltra en nosotros y se apodera con su hegemonía secreta.

Pero el dolor se encuentra localizado. El hastío sin embargo evoca un mal sin sede, sin soporte, sin nada excepto esa misma nada que nos corroe. Corrosión imperceptible que se metamorfosea lentamente y nos convierte en una ruina invisible.

¿Con qué armas derrotar a tales enemigos? Y aunque pudiéramos cambiar las leyes del universo o prever sus caprichos, el alma nos subyugaría por sus miserias y por el principio de su ruina.

Sólo con armas invisibles, como la oscuridad y el silencio, y aun así el espectro del deseo sólo seguiría vivo por el principio de la carencia. Pues cuando se opera sin restricción se queda sin realidad y sin imaginario.
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inversión de valores

inversión de valores
Si queremos mirar a lo mejor, miremos a lo peor, y aqui es cuando se cita a Nietzsche, a la inversion de todos los valores, se le intenta hasta conciliar con el cristianismo.
La razón, que la postmodernidad exclusivamente funda en el principio de subjetividad, y en que su transición al "nosotros" tiene un componente hegeliano, se reducirá para Nietzsche a “pervertida voluntad de poder” y, ya en nuestros días se ha visto sucesivamente sometida a la reivindicación de “lo heterogéneo” o irreductible a la razón como en Bataille, a la purga de toda pretensión racional de validez en el discurso que acompaña al “desenmascaramiento de las ciencias humanas” por parte de Foucault, o a la denuncia del “logocentrismo” a manos de Derrida.
me libren los dioses de su imprecación y por eso invoco esas fuerzas de la naturaleza que tienen que ver con el mal mas que con el bien. Pues tambien decía Nietzsche: al contrario, rebatamos el por qué hay diablo y no dioses. Aqui es donde estaría la verdadera fuerza para todo.


De la felicidad

Desde luego la lucidez o el impaciente esfuerzo por comprender no creo que nos haga felices. Pese a que quizá sean el dolor y la lucidez lo que nos mueva a vivir con más intensidad (por lo menos a mí), la felicidad parece más bien un trance de inconsciencia, de anhelada inconsciencia. Porque tiene más de enajenación -en ella una está vendida- y de alteración -en ella una se convierte en otra- que de serenidad. Linda con el sentimiento más que con el raciocinio y con la voluntad. Como si fuese una participación de nuestro ser entero -y más aún de su parte física- en la ebriedad del mundo. Una extraña ceguera, un olvido de sí, una vibrante imprecisión que por un lado tacha los pronombres y por otro los afina hasta compenetrarlos.

Llamamos dichosos a ciertos instantes cuando ya han transcurrido: nos enriquece el tiempo malgastado. La felicidad vacila con frecuencia entre la nostalgia y la melancolía. Por eso nos entristece tanto volver a los lugares en que fuimos felices.


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Reflexiono sobre la fragilidad de los sentimientos, no sobre el amor ya sino sobre el deseo. Y sobre cuanto tiempo le durará el engaño. Será que el sexo siembra tambien dolor?
Las heridas en el alma o en el corazón no cicatrizan nunca.

Las mujeres que ya no sirven para ser amadas son incómodas, parlonas, emprendedoras, masculinas. Quizá servimos para amigas más que para amantes. Coño pues jódete aprende de una vez a joderte. Aprende de una vez que el infierno no es verdad que sean los otros, el infierno es nosotros.

Dolor

El miedo a la muerte es el fruto enfermizo del sufrimiento.
A medida que los dolores maduran y se agravan, alejándonos de la vida, nada nos aleja más de la muerte que su cercanía.

Recesion
The Economist dio hace dos meses la voz de alarma al preguntarse si los bancos centrales no se equivocan al tratar de evitar las recesiones porque pueden ser positivas para la economía a largo plazo y que habría que rescatar al legendario economista Joseph Schumpeter y su Teoría de la Destrucción Creativa. También decía que una recesión ahora en EE UU tendría bastante ventajas porque:
-Aunque la parte más dolorosa de la recesiones es el desempleo, la bajada de salarios y beneficios y la quiebra de empresas es necesario purgar los excesos de la burbuja inmobiliaria que generó Alan Greenspan.
-Hay que cuidar la cotización del dólar.
-Hay que amortizar los activos fuera de balance para definir con claridad qué tipo de transparencia se aplica al sistema.
-La recesión recortaría a los ingresos fiscales y obligaría al Gobierno a reducir el gasto
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Déjase, y abriendo las alas renovar el vuelo comenzado, y la sombra abandonada. Me duele hasta donde pienso, y el dolor es ya de pensar, huérfana de un sueño suspendido.
La filosofía moderna, instaurando la superstición del yo, ha hecho de ella el resorte de nuestros dramas y el pivote de nuestras inquietudes, añorar el reposo en la indistinción, el sueño neutro de la existencia sin cualidades, todo yo es ruptura con la quietud de la unidad.

Tal vez te compadeciste de ti mismo, te creíste tonto y sentimental, pero no... hay algo noble y extraño.
Tal vez nunca te recompongas de ti, tal vez por eso huiste de todo porque la tranquilidad de alguien que se enfrenta con la única realidad con sentido te hace huir.
Aunque esa tranquilidad tu la veas como una derrota es el mayor triunfo sobre ti mismo


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Creo que tenemos una capacidad infinita para ser infelices y para buscarnos nuestra infelicidad. Yo misma me estaba ahogando, me estaba metiendo otra vez en la boca de un pez, lo que no quería era justificar mi mala suerte, lo que no quería era reconocer que de lo que huía era del dolor que él me hacía.

De aquí deriva la impresión de que cada dolor, cada disgusto, son infinitos. Lo son, en efecto, pero solamente para nosotros, para los límites de nuestro corazón; y aunque éste tuviera las dimensiones del vasto espacio, nuestros males serían aún más vastos, pues todo dolor sustituye al mundo y de cada pena hace otro universo.
Resulta así que la verdadera locura no es nunca debida a los azares o a los desastres del cerebro, sino a la concepción falsa del espacio que se forja el corazón...
La materia que sufre se emancipa de la gravitación, no es ya solidaria del resto del universo, se aísla del conjunto adormecido; pues el dolor, agente de separación, principio activo de individuación, niega las delicias de un destino estadístico.

El sentimiento del dolor también es transfigurador pero deja sus huellas más duras en el cuerpo.
Puedo ser más fuerte pero no menos sensible, ¿sabes cuántos días he estado yo enferma y con dolores de cabeza?, ¿por qué das por hecho que yo siempre saldré adelante?

Te he causado dolor para dar la vida, el misterio de la vida nos acerca y nos aleja, todavía me espanto y lloro cuando pienso que te he causado dolor.
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razón

No me dolieron prendas con Protágoras cuando tuve que darle la razón y hasta con Gorgias discutiera amablemente.
Y en fin con los sofistas alcancé todavía a compatir el júbilo de una época en que la razón podía aspirar a erigirse en guía de la actuación política de nuestros ciudadanos.
Pero la enriquecedora diversidad que la razón había venido alimentando pasó a degenerar en una despiadada guerra de todos contra todos, dentro de la que la razón pronto perdió el papel de guía para tornarse un instrumento al servicio del éxito.
Tal vez llevemos mucho tiempo con el rumbo perdido, y ciertos rituales místicos me recuerdan también ciertos abusos cometidos por la edad media, especialista en el refinamiento culto de la palabra y sus ritos mágicos.
La razón no tiene desde luego esperanza, vendida al mejor postor, como se halla, confíemos no en un rumbo lejano necesariamente, sino en ciertas enseñanzas que son parecidas a ese mundo anterior, en que nace la razón
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Pero aparte de esa gimnasia existe lo que se llama la emoción. Creo que hay mujeres que han sentido con más fuerza que ningun otro orgasos puramente emocionales. Sin necesidad de penetraciones, sobos, contactos, besos rechinados o ensalivados, ni otras majaderías. Sin necesidad tampoco de una inmersión metafísica en otro mundo. Ni de que la luz que emana la cabeza del otro vaya a la suya y la deslumbre... Sencillamente arrebatadas y muertas de deseo. Yo no he tenido en mi perra vida esa divina suerte.

Y es que nosotros, la verdad, hemos abandonado mucho la importancia del sexo. Me estoy poniendo un poco doctoral y bastante ordinaria, pero como no me oye nadie... Alardeamos mucho pero jodemos poco. Estudiamos el sexo con minuciosidad, pero jodemos poco. Hacemos descubrimientos que nuestros predecesores no necesitaban, pero jodemos poco. Históricamente en nuestro mundo el sexo significaba peligros y amenazas, sevicias, malos tratos y fuente de enfermedades múltiples y vergonzosas y eso que jodemos poco. Ahora los anglosajones protestantes han descubierto sus virtudes sanatorias: las del sexo, no las de ellos. Por lo visto, el orgasmo cicatriza las heridas y calma el dolor de muelas, la masturbación reduce las depresiones, las erecciones mejoran la mayoría de las artrosis y de las jaquecas... Pero seguimos jodiendo poco.
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Por tanto, somos una amalgama politeísta de pueblos.
Sacrifican la comodidad a la aventura, la dicha a la eficacia, y no admiten la legitimidad de ideas contradictorias, la coexistencia de posiciones antinómicas:

¿qué otra cosa quieren sino disminuir nuestras inquietudes por medio de... el terror y revigorizarnos triturándonos?

Todos sus éxitos les vienen de su salvajismo, pues lo que cuenta en ellos no son sus sueños, sino sus impulsos.
¿Que se inclinan a una ideología? Aviva su furor, hace valer su trasfondo bárbaro y les mantiene despiertos. Cuando los pueblos viejos adoptan una, les embota, mientras les dispensa esa pizca de fiebre que les permite creerse vivos de algún modo: ligero empujón de lo ilusorio...
Ya no más aventuras colectivas, no más ciudadanos, sino individuos lívidos y desengañados, capaces todavía de responder a una utopía, a condición, sin embargo, de que venga de fuera, y de que no deba tomarse la molestia de concebirla. Si antaño morían por el sinsentido de la gloria, ahora se abandonan a un frenesí reivindicador; la «felicidad» les tienta.
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La mujer es el Paraíso en tanto que noche. Así aparece en nuestra
sed de sedosa oscuridad, de dolorosa tiniebla. La pasión de los crepúsculos la coloca
en el centro de nuestra excitación, sujeto anónimo transfigurado por nuestra atracción
por las sombras.
Habiendo renunciado a los recursos del lamento y del sarcasmo, deja de comunicarse con su vida que erige en objeto. Incluso sus dolores ocurren al margen de su yo, y si los recensiona es para desplazarlos, para hacer de ellos cosas y abandonarlos a la materia.
¿El tedio, la amargura, la vida, el sueño? Déjase, y abriendo las alas renovar el vuelo comenzado, y la sombra abandonada. Me duele hasta donde pienso, y el dolor es ya de pensar, huérfana de un sueño suspendido.

Los grandes solitarios de antaño eran felices, no conocían la doblez, no tenían nada que ocultar: no se relacionaban más que con su propia soledad...

Pues el dolor, agente de separación, principio activo de individuación, niega las delicias de un destino estadístico.

Mientras tus sentidos frescos y mi corazón ingenuo se reencuentran y deleitan en el universo de las calificaciones.

El dolor en si como transmutación de vida, no lo es más por ésta última situación, es una simple prolongación de si misma. Pero nos preocupa, nos trasnocha y nos infunde profundo temor.
La idea, no es morir, sino perennemente permanecer.

Creo que la angustia es muda, por tanto no estoy en un momento exacerbado de dolor aunque sí de confusión.

al borde de un precipicio

En los grandes dolores, en los dolores monstruosos, morir no significa nada, es algo
tan natural que uno no puede descender al nivel de semejante banalidad. El gran
problema es entonces vivir; buscar el secreto de esa mortificante imposibilidad,
descifrar el misterio de la respiración y de las esperanzas.
El Arbol de la Vida no conocerá ya primavera: es un leño seco; con él harán ataúdes para nuestros huesos, nuestros sueños y nuestros dolores.
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El sistema mercantil cuyos ácaros corroen el paisaje y las relaciones humanas se siente como si el océano ayudara a preservar la naturaleza y la civilizacion contra la codicia de los tecnobárbaros.
Y no se trata de eliminar el mercado sino sólo de evitar que las inversiones y decisiones económicas condicionadoras del futuro se impongan obedeciendo a la lógica mercantil del dinero y no a los intereses vitales de la humanidad.
No es fácil exponer al aire la pervertida trastienda del mercado cuando el poder y sus complices lo divinizan.





humildad

¡Ya sabe que soy suya!" proclamó silencioso el
deseo en mi corazón, pero mi humildad, intimidada ante su grandeza, me prevenía
contra excesivas ilusiones..

—Sólo unas palabras pude pronunciar después –continúa mi padre–: "¡Me has vaciado
de mí!
¡Lléname de ti!" "Vas a amarme y a ser amada como no lo fuiste nunca –respondió–.

Te preguntas quién soy, un ser humano que como tantos lo callan, no lo digo por ti y por eso eres tu quien me asombra a mí, pro tu limpia transparencia, tu elemental integridad. Small is beautiful, decían en la Old England, te lo dije tu no eres del circo internacional, y cmo ves yo tampoco.
Pero tu humildad es de diamante y yo que no soy humilde no puedo más...

y tu eres feliz? Lo era sin saberlo a costa de mi ignorancia.
Pero ahora ya no veo en ti orgullo sino humildad, lo sentí lo vi todo cuando hable aquella vez contigo y oí tu voz.
Extraes sin duda las mayores delicias de ti pero para salvar las apariencias simulas terror o una intolerancia a ver tu ideal encarnado.
Small is beautiful tu humildad es de diamante y yo que no soy humilde no puedo más.
Eres demasiado honesto para no ser transparente.
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?


ternura
Hundida, sí pero no transformada. Lo amaba con la locura lúcida, frenética y embriagadora que manda Dionisos, con el amor furioso... ¿Debí amarlo y convencerlo con discursos platónicos? El no me escuchaba, él nunca hablaba de amor. El amor se agota en el instante mismo del orgasmo, aunque luego renazca en otros entusiasmos. No hay ideales, ni estéticas, ni convicciones razonables. El amor no se razona nunca. El amor no puede nacer de una persuasión: ¿a quién, con qué palabras, con qué razones se convence al otro a que ame o por lo menos corresponda a tu amor? Violencia, deseo, exaltación, ternura... Ah, la ternura, se me olvidaba. Pero ¿es que él era susceptible de ternura? Habría que enseñarle, desde el principio, un idioma distinto. Y eso no se improvisa. Antes llega la muerte “Mientras tú cantes, durará la fiesta”: y encima cachondeo... ¡Por creer en los sueños!
Y el amor que se prolonga hasta la muerte es ya la muerte misma. Debió serlo. Quiero como Rilke morir mi propia muerte. Es mi única salida, así mi muerte morirá conmigo. Y el dios, complaciente, y cruel y desdeñoso, hizo que el bosque ardiera y murieron los dos. Qué castigo tan duro es el amor.

Pero la propuesta de universalizar la diferencia tampoco se halla libre de paradojas para Celia Amorós: “Basta con representarse el espectáculo de una manifestación de mujeres reivindicando militantemente -y no veo cómo ello sería posible sin carga alguna de agresividad- los valores femeninos de la dulzura, la ternura y la emocionalidad”. En estas condiciones, se impone preguntarse “desde qué criterios determinar aquello que, del totum revolutum que constituye la subcultura femenina en la que consiste el ser social de la mujer, será promocionado al deber ser”.

Pero la pregunta misma vendría a resultar ociosa si se toma en serio la siguiente afirmación de Simone de Beauvoir: “En verdad, las mujeres no han opuesto jamás valores hembras a los valores machos. Esa división ha sido inventada por hombres deseosos de mantener las prerrogativas masculinas, que sólo han querido crear en él a la mujer; pero, más allá de toda especificación sexual, el existente busca su justificación en el movimiento de su trascendencia, y la misma sumisión de la mujer provee una prueba.

Lo que ellas reivindican hoy es ser reconocidas como existentes al mismo título que los hombres.”
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Cuando se abre el amor se abre sin estrecheces: a perder o a ganar. La que tiene amor para dar que lo dé. Sin poner condiciones. Que sienta el gozo de poder dar y dé a su vez las gracias: pero sin tener en cuenta y menos exigir lo que podría recibir a cambio.

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“Le he dado a elegir entre la manzana pequeña o ninguna” Así se usa y varía la libertad según para quién: el débil la quiere para poder elegir según su gusto y para eso necesita un árbitro regulando la operación. El fuerte la desea sin reglas ni control, para someter al débil según su voluntad. Es como cuando se habla de liberalizar el mercado de trabajo. ¡Fuera normas nada de regulaciones! Resultado: el obrero queda a merced de las condiciones impuestas por el patrón: o las toma o las deja.

No me mandaba pero tampoco se dejaba mandar, no se entregó nunca y nunca fue mi hombre.
Porque su padre tambien le sobreprotegía, le quería mucho manejándome.

Vuelve a escandalizarme la desvergonzada prepotencia de bushismo, el escandaloso silencio de otros responsables, la narcotizacion hedonista, la prostitucion del arte, la mercantilizacion de la vida, la persistencia de la miseria, y tambien la aceleracion de la ciencia.
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Eres demasiado honesto para no ser transparente.
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
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Acabo de decírtelo, tu honrada transparencia, y tu humildad, tu esfuerzo en lo oscuro, tu progresar a ciegas, tu dignidad, tu renacer en ti mismo, tu marcha hacia tu sitio.

Cuánto he tardado en saberlo, en sentirme otro con esta vocacion tardía pero ya definitiva!

















Humillarse:

-Eres como un varón sin machismo pero otras veces hay un amante en ti fetichista que goza en la sumisión: Una fantasía erótica ajena a represión
-Que soy qué? lo primero me cuadra pero lo segundo no me mola mucho .
-A un lado, lo luminoso y la sumisión de los místicos, al otro, ajena a represión, porque es ímpetu oscuro de la libertad materna y su fuerza vital. Donde represión se entiende que es represión educativa sexual:
Los hechos son mucho más variados y complejos que los dos comportamientos sexuales únicos permitidos por la cultura
oficial: el macho y la hembra, cada uno de ellos heterosexual cien por cien sin
resquicios, encarnando respectivamente el poder y la sumisión.

Pero por mucho que todas las demás variantes sean declaradas perversiones, la vida
en la naturaleza sigue produciendo los casos y matices más diversos... Supongo que
no necesito demostrártelo.

—Últimamente sólo me ha dolido el desprecio: El desprecio lo temen los poderosos porque les debilita; ellos prefieren ser odiados porque eso es reconocer su fuerza. Los débiles nos conformamos en ese desprecio ajeno porque es nuestra identidad.

-"El que se humilla será ensalzado", lo dicen hasta los
que necesitan dios, y es que al instalado en la sumisión no se le puede rebajar más.

-Me extraña, con la vida que has llevado. Cuando el sumiso se encara con el fuerte,
retándole a que le degrade y el fuerte reacciona maltratando y humillando, hace
precisamente lo que desea el sumiso. Es decir le obedece, se convierte en su
instrumento, aunque crea estar dominando... Mientras no te desprecies a ti mismo
ríete del desprecio ajeno y vive según tu propia verdad. Yo he conocido mujeres así, felices en la sumisión.
-El modelo oficial sólo tolera la castidad o la
dominación del varón y la sumisión de la hembra en la pareja heterosexual. Los
demás experimentos de la Vida se ven forzados a adaptarse, fingir, frustrarse o sufrir
las etiquetas de "pecadores" o "pervertidos", con todas las consecuencias.Como
escribió Jean Lorrain, "llaman vicio al placer que la sociedad no admite".

-Mi sexo es masculino, pero mi género es femenino, atraído hacia las mujeres y, para
concluir, sumiso. Así es que resulto un amante pasivo.

El sonriente, oprime mi mano entre las suyas. Siento su cuerpo muy al lado del
mío, fraternal, comprensivo todo él y no sólo en la expresión y la sonrisa. Hay una
acogida carnal en su actitud.
Su voz es tiernísima:
—Bienvenida a tu verdadera vida: te felicito.

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de diálogos, el amante pasivo



Me conmueve, pero mi voz suena sin su alegría:
—La verdad, no me atrae el dolor; no comprendo a sus adictos.
—Ya lo sé; eres sumiso, no te imaginas masoquista. Pero no lo sabes. En recibir azotes
no sólo hay dolor como ya te anuncié, hay muchas más sensaciones y formas de
acogerlas... Pero no trato de convencerte; no es ése mi propósito contigo. Solamente
evitar que seas tan ignorante como casi todos; procuro ampliar tu capacidad de
comprensión. A comprender no te resistes, supongo.
—¡Al contrario! ¡Quisiera comprenderlo todo!
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Te quedan muchos prejuicios; aprende a rechazarlos. Agradécele que te humille: al
hacerlo se ocupa de ti, se te entrega. Has de jactarte, incluso, de toda degradación
impuesta por su mano, por su voluntad, por su placer. Adorarla incluye lo que otros
llamarán envilecimiento: vívelo de modo que en ese abismo te exaltes hasta saberte
indigna de tanto bien, hasta ansiar más humillación y desprecio. Imita a los místicos,
los más altos vividores del amor aunque lo ofrezcan a un altar imaginario: muchos
quieren ser los más degradados a los ojos del mundo para sentirse más seguros en su
bajeza, más esclavos de lo que adoran. Ésa es la entrega del sumiso y más aún de la
sumisa como tú, entregada a su diosa: yo sé que ella lo es para ti más que yo misma
y, ya ves, no me ofendo, porque contribuyo a hacerte Tú.

—No la niegues; yo acato a Farida. Tengo mi lugar en ti: yo soy tu espíritu. Pero ella es
señora de tu aliento, de tu carne, de tu sangre.
Vívidamente recuerdo en un segundo el final de tita Luisa: Humillada y orgullosa,
escarnecida y dichosa.

—Así es –confirma mi diosa ese pensamiento–: como tu tía Luisa.
No hay mayor felicidad al final de la sumisión.
Mi silencio se prolonga para memorizar, asimilar esas sentencias irrefutables. Pero, al
final de mi cavilación, siento miedo al vacío: el dolor de mi actual soledad me
estremece:

¡Si estás ansiosa de vivirlo, de vivirte como eres! Te entregarás a fondo: te conozco
mejor que tú. Y serás otra magnífica precursora en la evolución de la Vida; gozarás de
la embriaguez de todos los adelantados, los descubridores de lo antes nunca conocido:
el sexo futuro.
La miro sin comprender.
—Está claro: recuerda la tabla de las variantes afectivas. Hoy, aunque se imponga, la
moral dogmática se incumple todos los días.
La sociedad la desdeña; el mundo marcha impulsado por los disidentes, como tú y
también como ella.

—¡No está sola, me tiene a mí! –protesto–. Cierto, no soy nada, pero ahora sé querer,
de verdad, con agonía: soy esa chispa de vida que tú me describiste una vez...
Nunca lo supe antes. Hacia mi madre sólo sentí dependencia y además rechazada.
—No la culpes: te adoraba. Su amor era de verdad.
—Sí, pero ciego. Dirigido a un hombre que yo no era.


Me quería deformado, vendó mis
pies como a las chinas y me estropeó el andar para toda mi vida... Por eso con los
demás todo fue fingimiento.
Desempeñé el papel de novio, de marido, de amigo, de funcionario...
¡No viví nada de eso, ni gentes ni oficios, sólo representé!... ¡Y ahora que estoy viva,
que muero de sed y tengo el manantial a la vista, Farida me deja sola!
Mi voz casi acaba en un sollozo. Ella me mira bondadosa:
—¿Y ella? ¿No se te ha ocurrido que seas tú quien la ha dejado sin ti? Sin querer,
desde luego, por accidente, pero de pronto te vio imposible, quebraste su esperanza...
¿No has pensado que la dejaste entonces tan sin nadie que puede haberse marchado
para no contagiarte su desolación?

No comprendo, pero descubro algo:

nunca pensé en que ella pudiera estar sola. La
consecuencia me aterra:
—¿Entonces tiene un refugio?
¿Un amparo, alguien?... ¿Entonces no volverá? –Me rompo en grito, en llanto, no sé.
—No pierdas la cabeza, niña, no te inventes fantasmas. Afírmate en los hechos.
—¿Cuáles? ¡Se ha ido! ¡Me ha dejado!
—¿Ya has olvidado su despedida? –Y añade lentamente como último argumento–:
"Culito respingón."

¿Y tus sesiones de sadomaso, con amas?
Las mencionaste alguna vez.
—Eso fue mucho más tarde, ya destinado yo a Barcelona. Quise probar esa vía, saber
algo más de mí... Me asomé unas cuantas veces, acudiendo a anunciantes, pero eran
siempre prácticamente lo mismo.
Algo casi burocrático, de puro rutinario; sin ninguna imaginación.
Aparte mi satisfacción secreta de atreverme a gestos condenados por la buena
sociedad no saqué más que cierto dolor físico y absoluto desencanto.

—Había imaginado que los culpables de ser diferentes, según yo me acusaba
entonces, podían pagar así y liberarse de la culpa. O, al menos, de la responsabilidad
al rendir su voluntad. Abdicar de la libertad le hace a uno libre; como es libre el monje
que se encierra en la clausura. Pero no encontré a ninguna dominante con la que yo
pudiera vincularme de alguna manera y convertir la operación mercantil en relación
mínimamente humana.
Renuncié a encontrarla, convencido de que no existían tales amas.
Ante su silencio interrogo a sus ojos. Me miran como a un inocente: tierna sabiduría,
iluminadora comprensión.
—Pues existen. Humanas, impulsadas sólo por el afán de vivir.

—¿Te asombra?
—No pero... No te cuadra...
Yo te siento muy distinta. Guía, inspiradora, Gran Maestra de un culto esotérico,
mágico...
Oprime mi mano, entregándose.


—La violencia sufrida me lanzó a la venganza para poder aceptarme y entonces
sobrevivir; lo que encendió en mí el antiguo placer de dominar, aprendido de mi
abuelo y gustado sobre mi esclava y sobre mis caballos. Siempre me resistí a la
sumisión femenina exigida entre mi gente, pero mi odisea me llevó a la máxima
rebeldía. La guerra alteró muchas cosas y me hizo más fácil emigrar a París para
estudiar medicina, que preferí a las letras después de haberla vivido como enfermera
voluntaria en los hospitales. Al principio pasé privaciones hasta lograr ingresos como
auxiliar en una clínica de lujo donde se me apareció la suerte al ingresar cierta
Madame d.Honville, originaria de la Kabylia como yo, que en su largo proceso
postoperatorio se encariñó conmigo, atraída por el paisanaje y nuestra lengua materna
común. Al darla de alta, la dama me contrató como señorita de compañía, pues vivía
sola tras haber enviudado de un coronel de aristocrática familia que le dejó una
fortuna y buenas relaciones sociales. El marido, secreto masoquista, la había
adiestrado como su propia dominante, creándole una adicción que ella siguió
ejerciendo gustosa con algunas amistades especiales. Nada que ver, como imaginas,
con tus anuncios en la prensa, sino a nivel de grandes damas y altos personajes
unidos por pasiones secretas en círculos del más difícil acceso y con sistemas de
seguridad inquebrantables.

Me instala a su lado en el diván. Me preparo a sorpresas.


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Sólo he vuelto a la ascesis de la sumisión para
reencontrarme.
Créeme, no soy radicalmente sádica. La verdad es que al principio me moví en el club
secreto con ilusión, esperando que entre aquellos hombres, todos diferentes de la
masa, alguno se mostraría soportable, quizás ajustable a una amazona como yo, pero
no fue así. Solían ser tan superficiales y tan machistas como la mayoría. Más bien se
aburrían y buscaban placeres sin arriesgar sentimientos; apreciaban la cáscara e
ignoraban la almendra.
Por eso yo les azotaba y humillaba sin escrúpulos, con un desprecio que les movía a
desearme más...
Pronto supe que allí no encontraría mi compañero de viaje ideal.

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Muchísimos. Aprendí a dosificar los grados y modos de la humillación, de la
represión, del dolor. La diferencia entre el látigo, la fusta, el martinete, el azote, el
rebenque y la caña, pues cada objeto causa efectos distintos, como la tímbrica de los
instrumentos musicales. Valorar las resistencias y texturas de la piel humana y sus
reacciones a cada golpe: el rojo inicial bajo el azote, el verdugón morado de la fusta, la
canaladura de la caña, el desgarro inmediato del látigo. Y los lugares del cuerpo, de
sensibilidad tan diferente... Un campo infinito...
Pero, sobre todo, me ejercité en el dolor pues, por supuesto, primero pasé por la
sumisión bajo Madame d.Honville, conociendo el potro y el azote, la colgadura y lo
demás; sin esa experiencia no se concedía la homologación como dominante por los
dirigentes del club.
Comprendí que el placer y el dolor están tan juntos como lo están la vida y la muerte.




Aprendí también que el cerebro puede interpretar diversamente una misma sensación
como placer o dolor: por eso el dolor sufrido no depende sólo de cómo nos golpea el
dominante sino, sobre todo, de cómo lo recibe y acepta el sumiso, el 'bottom'. Viví el
umbral del dolor y también su frontera, donde se confunde con el placer y a partir de
ahí se transforma del todo en éste: una vez más el erotismo conecta con los místicos y
con los mártires, dichosos en la tortura. A veces el dolor excesivo conduce a la
inconsciencia, pero también, en cambio, nos hace conscientes, en nuestro cuerpo, de
áreas, fibras y músculos que habitualmente ignoramos. Conocí, en fin, el dolor como
puerta de acceso a una experiencia física y como meta de llegada a otra experiencia
más alta: enamorada. Porque la relación amorosa entre dominante y dominado,
cualesquiera que sean sus sexos, llega a su hondura hasta la unidad de ambos
celebrantes, allí donde el sumiso es tan dueño como el amo y éste es un servidor de
aquél.
—Me cuesta trabajo entenderlo; perdóname.ç


~

—No eres masoquista y no has hecho la experiencia. Pero asomarse a ese cielo
abismal, y no a tus amas mercantiles vendiendo un simulacro, es otra de las
exaltaciones humanas, como la del poder máximo, la del arte supremo, la del
descubrimiento científico y, desde luego, la del amor. La sumisión es reducirse a la
voluntad del dominante; anonadarse para ser lo que quiera y como nos quiera nuestro
dueño. Y si éste nos somete al dolor, entonces el látigo es un cable comunicante: su
chasquido en la piel receptora repercute en el brazo hiriente, que así se entrega al
sumiso... Dar y recibir, ese goce completo de la vida, se cumple a la vez en ambos.
En su silencio adivino recuerdos. ¡Cómo me gustaría asomarme a ellos, saber hasta el
fondo! Aunque me hicieran sufrir. No puedo remediarlo:

—¿Os queréis mucho?
—¿Quiénes?
—¡No te burles! Esa Julia.
Tu amiga.
—No me burlo de ti. Te lo pregunté por broma; no has de temer nada. Las dos nos
tenemos cariño, ya te lo he dicho, y nos ayudamos, pero no es mi obsesión ni lo fue
nunca. Con el afecto necesario para someternos mutuamente y hasta para
dominarnos, que es lo más doloroso.
—¿Azotar es tan duro?
—Sí, cuando es por amor: un desgarro por dentro... Pero ya no necesito herir ni
vengarme.
Estallo:
—¡Yo no te azotaría nunca!



~

—¡Yo no te azotaría nunca!
¡No podría!
—¿Tan poco me amas?
Confundido, turbado, enmudezco.
¿Negarle nada?
—¡Hasta morir, pero no me lo pidas!... Yo no soy para eso, sino para ser arcilla en tus
manos, moldeada por ti, para tu goce...
Me anega su mirada, más intenso su gris y su azul.
—Cierto: Tú eres como eres y no pido más. Aunque aún has de probártelo. Recuerda:
no sólo serás arcilla, te dije, sino también espada. Aún no tienes el temple.
—Dámelo, Maestra, señora mía.
¿Se duelen sus ojos? Pero su brazo es muy entrañable al rodear mi espalda, aferrar mi
hombro y apretarme fuerte contra su cuerpo.
Descanso mi frente en el arranque de su cuello, cierro los ojos, me llena su perfume y
la tibieza de su piel. Mi susurro es más violento que un grito:


—¡No vuelvas a marcharte! ¡Y si te vas, llévame! Aunque sea para serviros a las dos,
incluso mientras os amáis.
—No digas eso, Miriam.
—Lo digo como lo siento. Llévame como un perrito, como un collar. O, mejor, márcame
con tu tatuaje... No vuelvas a dejarme sola.
—¿Marcarte? –


Me enlaza; me muevo sobre nubes, atento a no defraudarla.
Asombro, ilusión, entusiasmo, vértigo. Su brazo en mi cintura, su mano asiendo la
mía, me guían magistralmente. Su cuerpo me toca y se aleja, su calor me traspasa, su
aliento en mi cuello, su mejilla incendia la mía, su muslo abre mis piernas, me
arrebata la embriaguez... Su muslo entre mis piernas ¿será verdad?...
—Muy bien –me dice muy bajito–; llevarte es una delicia.
Me sofoco de júbilo.
¡Que el momento se eternice!
Giro como ella me manda; me alejo y la reencuentro, doy unos pasos a su lado y me
vuelve hacia ella, me estrecha... ¡Seguir, seguir!, pero se acaba, los acordes sonoros
son finales. Ella lo detecta y me dobla hacia atrás; no caigo porque me sujeta, me
retiene con sus brazos... y entonces, ya sin música, se dobla sobre mí y me besa muy
suave en la boca. Tiene entonces que sostenerme en vilo; mis piernas se desmayan.
Quedo de rodillas ante su figura bien plantada, triunfal. Me toma la mano para
alzarme hasta ella.
Oigo su voz grave, seria; la voz de mi Maestra.
—Esto no será siempre así. Y además, se paga.
—¡Con mi sangre, si quieres!
—No hace falta tanto.

















La Luna en tránsito por tu Duodécima Casa


La sensibilidad penetra en tí por los poros, y te encuentras en disposición de interpretar cualquier mensaje, como si viniera caído del cielo. Dejas que la vida pase ante tí mirando desde la galería. Procura huir de los conflictos y de las discusiones como si no fueran contigo, adoptando una actitud de defensa pasiva : esto suele desconcertar mucho al adversario. Sigue la llamada de tu intuición, que ahora es muy poderosa, y cultiva tu afición por los temas ocultos. No olvides poner los pies en tierra de vez en cuando. Cuida de tu espíritu, y así tu cuerpo no tendrá motivos para resentirse.



Yo no sé lo que voy a hacer, este hombre no me echa cuenta, yo me he insinuado pero no. Le pasa como a ti te pasaba cuando tenías fuerza y te creías poderoso y que podías tener a todas las chicas para ti. Pues algo de eso le puede a él pasar, sino que él no es que no piense en sus amigas porque sí las tiene y cultiva su amistad, pero no tiene la voluntad para darse.

~





Post

-Nos quedan muchos prejuicios; aprendamos a rechazarlos. Dentro del dolor hay muchas más sensaciones y formas de acogerlas... Pero no trato de convencerte; sólo procuro ampliar tu capacidad de comprensión.

-A comprender no me resisto, supongo, soy la comprensión total!

-Te he agradecido que me humillases: al hacerlo te has ocupado de mí, te me has entregado. Me he jactado, incluso, de toda degradación impuesta por tu mano, por tu voluntad, por tu placer.

Adorarte incluye lo que otros llamarán envilecimiento: pero lo vivo de modo que en ese abismo me exalte hasta saberme indigna de tanto bien, hasta ansiar más humillación y desprecio. Imitaré a los místicos, los más altos vividores del amor aunque lo ofrezcan a un altar imaginario: muchos quieren ser los más degradados a los ojos del mundo para sentirse más seguros en su bajeza, más esclavos de lo que adoran.

-Ésa es la entrega del sumiso y más aún de la sumisa entregada a su dios.

-Yo sé que no eres para mí sino para ella, más que yo misma y, ya ves, no me ofendo, porque contribuyo a hacerte Tú. Yo soy tu espíritu. Pero ella es señora de tu aliento, de tu carne, de tu sangre.

Vívidamente recuerdo en un segundo el final de mi tía Alicia: Humillada y orgullosa, escarnecida y dichosa. Así es, no hay mayor felicidad al final de la sumisión.

Mi silencio se prolonga para memorizar, asimilar esas sentencias irrefutables. Pero, al final de mi cavilación, siento miedo al vacío: el dolor de mi actual soledad me estremece.

-He tratado de mandarte mi mensaje, pero te habías ido a tu taller de teatro e improvisación.

-Me han dicho en taller de improvisacion que deje de hacer el loco!!! no me siguen!!!

-¡Si estás ansioso de vivirlo, de vivirte como eres! Te entregarás a fondo: te conozco mejor que tú. Y serás otra magnífico precursor en la evolución de la Vida. Gozarás de la embriaguez de todos los adelantados, los descubridores de lo antes nunca conocido: el sexo futuro.

Me mira sin comprender, está claro, la sociedad, el mundo marcha impulsado por los disidentes, como tú y también como ella, tu diosa carnal.

-Cierto, no soy nada, pero ahora sé querer, de verdad, con agonía: soy esa chispa de vida que tú me describiste una vez...Nunca lo supe antes. Hacia la mujer sólo sentí dependencia y además rechazada. Su amor era dirigido a un hombre que yo no era. Era ciego. Me quería deformado, por eso fue fingimiento con todo lo demás. Y ahora que he descubierto a alguien a una diosa se va y me deja solo. ¿Te asombra?

—No pero... No te cuadra... Yo te siento muy distinto. Guía, inspirador, Gran Maestro de un culto esotérico, mágico...

Oprime mi mano, entregándose.

-Yo viví los lugares del cuerpo, de sensibilidad tan diferente... Un campo infinito... Pero, sobre todo, me ejercité en el dolor. Comprendí que el placer y el dolor están tan juntos como lo están la vida y la muerte.

Pero hoy lo he pasado muy mal porque tú no llegabas del taller de improvisación, y al final me he declarado a mi amigo, le he dicho la verdad, no podía soportarlo más.

He comprendido que tú me has rechazado siempre, que he sido tu Espíritu todo lo más. Y para mí él es todo, es el amor carnal, el es mi dios, aunque él no lo reconocerá tampoco y me humillará de neuvo tanto como tú me has humillado a mí, pero es mi amigo, es quien yo tengo más cerca de mí. Y necesita de mí, al venir a mí tambien él se ha entregado.

- El cerebro puede interpretar diversamente una misma sensación como placer o dolor: por eso el dolor sufrido no depende sólo de cómo los golpea el dominante sino, sobre todo, de cómo lo recibe y acepta el sumiso, el 'bottom'. Viví el umbral del dolor y también su frontera, donde se confunde con el placer y a partir de ahí se transforma del todo en éste: una vez más el erotismo conecta con los místicos y con los mártires, dichosos en la tortura.

- A veces el dolor excesivo conduce a la inconsciencia, pero también, en cambio, nos hace conscientes, en nuestro cuerpo, de áreas, fibras y músculos que habitualmente ignoramos.

-Conocí, en fin, el dolor como puerta de acceso a una experiencia física y como meta de llegada a otra experiencia más alta: enamorada. Porque la relación amorosa entre dominante y dominado, cualesquiera que sean sus sexos, llega a su hondura hasta la unidad de ambos celebrantes, allí donde el sumiso es tan dueño como el amo y éste es un servidor de aquél.

—Me cuesta trabajo entenderlo. Tú no eres masoquista. Pero me has hecho sufrir mucho. Pienso que es tu mente que quiere estar por encima de todo, esa es tu forma de entregarte, pero yo no te he entendido, o me has cegado con otros. No he entendido tu forma de orgullo. Seguramente es así.

Pero tú te burlas de mí. La sumisión es reducirse a la voluntad del dominante; anonadarse para ser lo que quiera y como nos quiera nuestro dueño. No lo quieres reconocer pero te gusta jugar a ese juego pero con la mente sobre todo. Crees que eres tú el que domina pero al final eres tú el dominado por asomarte a ese cielo abismal. Nunca me has querido por eso. Porque me has tratado mas allá de todo, no por mis convicciones sino por todo, por mi piel, por mi cuerpo, cuando yo ya me había entregado tú no me veías a mí. Y ahora ya es tarde, porque no has sido tú, tu ya eres otro. Aunque me hicieras sufrir no puedo remediarlo. O tal vez sí. No, pero no, vete con tu diosa... Estoy destinada a otro. A ser un ser insignificante, a vivir como todos.

—¿Tan poco me amas?

Confundida, turbada, enmudezco.
~



~

el amor de los místicos


-Nos quedan muchos prejuicios; aprendamos a rechazarlos. Dentro del dolor hay muchas más sensaciones y formas de acogerlas... Pero no trato de convencerte; sólo procuro ampliar tu capacidad de comprensión.

-A comprender no me resisto, supongo, ¡soy la comprensión total!

-Te he agradecido que me humillases: al hacerlo te has ocupado de mí, te me has entregado. Me he jactado, incluso, de toda degradación impuesta por tu mano, por tu voluntad, por tu placer.

Adorarte incluye lo que otros llamarán envilecimiento: pero lo vivo de modo que en ese abismo me exalte hasta saberme indigna de tanto bien, hasta ansiar más humillación y desprecio. Imitaré a los místicos, los más altos vividores del amor aunque lo ofrezcan a un altar imaginario: muchos quieren ser los más degradados a los ojos del mundo para sentirse más seguros en su bajeza, más esclavos de lo que adoran.

-Ésa es la entrega del sumiso y más aún de la sumisa entregada a su dios.

-Yo sé que no eres para mí sino para ella, más que yo misma y, ya ves, no me ofendo, porque contribuyo a hacerte Tú. Yo soy tu espíritu. Pero ella es señora de tu aliento, de tu carne, de tu sangre.

Vívidamente recuerdo en un segundo el final de mi tía Alicia que era monja: Humillada y orgullosa, escarnecida y dichosa. Así es, no hay mayor felicidad al final de la sumisión.

Mi silencio se prolonga para memorizar, asimilar esas sentencias irrefutables. Pero, al final de mi cavilación, siento miedo al vacío: el dolor de mi actual soledad me estremece.

-He tratado de mandarte mi mensaje, pero te habías ido a tu taller de teatro e improvisación.

-Me han dicho en el taller de improvisacion que deje de hacer el loco!!! no me siguen!!!

-¡Si estás ansioso de vivirlo, de vivirte como eres! Te entregarás a fondo: te conozco mejor que tú. Y serás otra magnífico precursor en la evolución de la Vida. Gozarás de la embriaguez de todos los adelantados, los descubridores de lo antes nunca conocido: el sexo futuro.

Me mira sin comprender, está claro, la sociedad, el mundo marcha impulsado por los disidentes, como tú y también como ella, tu diosa carnal.

-Cierto, no soy nada, pero ahora sé querer, de verdad, con agonía: soy esa chispa de vida que tú me describiste una vez...Nunca lo supe antes. Hacia la mujer sólo sentí dependencia y además rechazada. Su amor era dirigido a un hombre que yo no era. Era ciego. Me quería deformado, por eso fue fingimiento con todo lo demás. Y ahora que he descubierto a alguien a una diosa se va y me deja solo. ¿Te asombra?

—No pero... no te cuadra... Yo te siento muy distinto. Guía, inspirador, Gran Maestro de un culto esotérico, mágico...

Oprime mi mano, entregándose.

-Y los lugares del cuerpo, de sensibilidad tan diferente... Un campo infinito... Pero, sobre todo, me ejercité en el dolor. Comprendí que el placer y el dolor están tan juntos como lo están la vida y la muerte.

Pero hoy lo he pasado muy mal porque tú no llegabas del taller de improvisación, y al final me he declarado a mi amigo, le he dicho la verdad, no podía soportarlo más.

He comprendido que tú me has rechazado siempre, que he sido tu espíritu, tu guía todo lo más. Y él es el amor carnal para mí, él es mi dios, aunque él no lo reconocerá tampoco y me humillará tanto como tú me has humillado a mí, pero es mi amigo es quien tengo mas cerca de mi. Y necesita de mí, al venir a mí tambien él se ha entregado.

- El cerebro puede interpretar diversamente una misma sensación como placer o dolor: por eso el dolor sufrido no depende sólo de cómo los golpea el dominante sino, sobre todo, de cómo lo recibe y acepta el sumiso, el 'bottom'. Viví el umbral del dolor y también su frontera, donde se confunde con el placer y a partir de ahí se transforma del todo en éste: una vez más el erotismo conecta con los místicos y con los mártires, dichosos en la tortura.

- A veces el dolor excesivo conduce a la inconsciencia, pero también, en cambio, nos hace conscientes, en nuestro cuerpo, de áreas, fibras y músculos que habitualmente ignoramos.

-Conocí, en fin, el dolor como puerta de acceso a una experiencia física y como meta de llegada a otra experiencia más alta: enamorada. Porque la relación amorosa entre dominante y dominado, cualesquiera que sean sus sexos, llega a su hondura hasta la unidad de ambos celebrantes, allí donde el sumiso es tan dueño como el amo y éste es un servidor de aquél.

—Me cuesta trabajo entenderlo. Tú no eres masoquista. Pero me has hecho sufrir mucho. Pienso que es tu mente que quiere estar por encima de todo, esa es tu forma de entregarte, pero yo no te he entendido, o me han cegado todos. No he entendido tu forma de orgullo. Seguramente es así.

Tú te burlas de mí. La sumisión es reducirse a la voluntad del dominante; anonadarse para ser lo que quiera y como nos quiera nuestro dueño. No lo quieres reconocer pero te gusta jugar a ese juego pero con la “mente” sobre todo, ahí es donde me dominas.

Pero crees que eres tú el que domina pero al final eres tú el dominado por asomarte a ese cielo abismal. Nunca me has querido por eso. Porque me has tratado más allá de todo, no por mis convicciones sino por todo, por mi cuerpo agonizante, por mi ojos qu se humillaban, cuando yo ya me había entregado tú no me veías a mí. Y ahora ya es tarde, porque no has sido tú, tú ya eres otro. Aunque me hicieras sufrir no puedo remediarlo. O tal vez sí. No, pero no, vete con tu diosa... Estoy destinada a otro. A ser un ser insignificante, a vivir como todos.

—¿Tan poco me amas?

-A veces te gusta mostrar la faceta mas terca de tu carácter pero no sé, es muy difícil volar con esa mente tuya.

-Mucho, soy agotador.

-A quien tú quieres es a ella, lo que pasa es que tú eres muy orgulloso para reconocerlo. Y yo también debo ser sincera conmigo misma. Ya no puedo más sufrir contigo. Me has humillado hasta el fin.
Yo atisbé algo muy bello en ti, en tu voz, que me recordó como si fueras alguien sabio de muchos años, tienes sabiduría en tu voz, y no sé todo lo que habrás sufrido para llegar hasta ahí. Pero has ido muy rápido. Y te has asustado de que haya podido acompañarte tanto hasta aquí, pero ahora aún todavía me exiges demasiado.

-Sí, pero no me amas.

Confundida, turbada, enmudezco, se ha convertido en sumiso a su diosa.

~




A veces es increíble como brota la conciencia de madurez en unos niños, creo que es el dolor y el sufrimiento lo que hace madurar a las personas.

Saludos!!!








Gracias, amiga, tus palabras siempre son de una persona con un sentido noble y confiado hacia el ser humano.

Este ser no es que sea insignificante sino que es muy especial pero tambien tiene su humildad, y eso me gusta de él, tiene otra forma de espiritualidad distinta a la mía, no sé si nos llevaremos bien. Pero ya no es un niño, aunque yo soy mayor que él.

En fin que tal vez lo unico que he motivado con mis palabras de declaración es mi propio desahogo ante él porque él ha sido quien me pidio ayuda, pero nuestra relación no creo que vaya a dar un paso rapido, porque yo le conozco a él. Pero necesitaba hablarle y decirle lo que siento, y el me ha respondido por fin.

Pero bueno ahora ya estoy tranquila y normal.

~


Creo que he vuelto a hacer otra vez el ridículo en todo. Basta decir amor y ya parece que engaña.













Ahora una cosa sí que voy a decir para desquitarme contigo, manoly.

Por favor, que cuando te hagan el amor te besen en el clítoris y te besen en la boca, es que hay amantes que ya no hacen ni eso.

Aunque yo ya he dicho que soy autosexual y que todo esto me toca imaginármelo con la cabeza. Al menos por el momento.

Pero es que es así, los hay que se creen que van por segunda o tercera vez contigo y ya no te hacen nada mas, o que eres tú quien tienes que hacérselo a ellos. Por supuesto esto no se puede consentir.

Otros los que cultivan mucho el intelecto, perdóname pero estos tampoco te hacen el amor bien, estos se muestran fríos, y eres tú quien tienes que sacarles partidos a ellos a traves de las posturas mas cómodas y que son tambien aquellas en que se estrecha el cuello del utero, entonces puedes sentir algo. Bueno si alguien quiere que le explique estas posturas por favor que me mande un email privado.

~

Una civilización comienza a decaer a partir del momento en que la Vida se convierte en su única obsesión. Las épocas de apogeo cultivan los valores por sí mismos: la vida no es más que un medio de realizarlos.
El individuo no sabe que vive, él vive, esclavo feliz de las formas que engendra, mima e idolatra. La afectividad le domina y le llena. No hay creación alguna sin los recursos del «sentimiento», que son limitados; sin embargo, para el que no experimenta más que su riqueza, parecen inagotables: esta ilusión produce la historia. En la decadencia, el resecamiento afectivo no permite más que dos modalidades de sentir y de comprender: la sensación y la idea. Ahora bien, es por la afectividad por lo que uno se entrega al mundo de los valores, y se proyecta vitalidad en las categorías y en las normas. La actividad de una civilización en sus momentos fecundos consiste en hacer salir las ideas de su nada abstracta, en transformar los conceptos en mitos. El paso del individuo anónimo al individuo consciente no se ha dado todavía: sin embargo, es inevitable. Medidlo: en Grecia, de Homero a los sofistas; en Roma, de la antigua República austera a las «sabidurías» del Imperio; en el mundo moderno, de las catedrales a los encajes del siglo XVIII.


~
Sí, Luz Marina, es así.

Algunas veces también estos frígidos mentales hasta se asustan cuando descubren que hemos conseguido sacar placer de ellos, entonces a partir de ahí todo empieza a tener un derrotero de decadencia.

Y es que en épocas de decadencia y de crisis lo que se produce en verdad es un resecamiento afectivo.

Pues los recursos del sentimiento tambien son agotables, aunque a veces se produce la "falsa ilusión" de riqueza y de que son inagotables. Que es lo que nos está pasando que nos hemos confiado demasiado.

Una civilización comienza a decaer a partir del momento en que la Vida se convierte en su única obsesión. Las épocas de apogeo cultivan los valores por sí mismos: la vida no es más que un medio de realizarlos.


El individuo no sabe que vive, él vive, esclavo feliz de las formas que engendra, mima e idolatra. La afectividad le domina y le llena. Ya que no hay creación alguna posible sin los recursos del «sentimiento».


yo creo que tu tierra tiene mucha magia y mucha cultura también, excelentes escritores, actualmente la colombiana angela becerra, pero a veces claro ellos han tenido que emigrar o salir de un determinado contexto cultural...

pero esto que tu sientes lo sentimos tambien en todas partes, en todas las ciudades de repente se nos hace un rincón oscuro y nos damos cuenta que no es posible que pueda existir eso.

Y siempre lucharemos porque el alma es de los disidentes, de los que buscan mejorar esta sociedad, de los que con tu sensibilidad buscan hacer poesía, eso ya es un don en tu tierra.

Y aunque sea amargura y dolor, lo convertiremos en transformacion de la naturaleza, en algo bueno y positivo.

Me ha gustado mucho la expresión literaria que has forjado, muchos saludos!!!!

Un acto inculto

Y lo que está claro es que ese modelo femenino que tú conociste en tu infancia ya no existe.
Inconscientemente puede que busques mujeres fuertes que te dan su apoyo, su inteligencia, su fuerza a cambio de nada, o de poco.

Eso sólo existe en tu subconsciente. Y además la belleza y la música.

Cuando entre nosotros se creó aquella rivalidad ¿a qué respondía?, ¿te acuerdas? Tal vez respondía a eso. A que yo podía ejercer de cierto apoyo, de cierto acompañamiento pero después rechazabas el modelo que yo ofrecía. Pero por qué, tal vez ¿porque te recordaba demasiado a ese otro modelo femenino fuerte de tu infancia y desprendido o generoso? o ¿tal vez por todo lo contrario, es decir, porque yo era lo contrario al ideal que tú perseguías?

Está claro que uno cuando joven quiere liberarse de todas las ataduras familiares y busca todo lo contrario de lo que fue su educación sentimental familiar. A mí también me pasó eso, que busqué el modelo hippy, es decir, todo lo contrario de mi educación conservadora.

Pero todos esos prejuicios ya han pasado y ya miras las cosas de otro modo, ¿por qué, si no, se creó esa rivalidad entre nosotros?

A lo mejor son alucinaciones mías, pero yo creo que se creó porque esa rivalidad era la misma que tú mantenías con el modelo femenino de tu infancia o primera juventud, con las personas que tú admiraste desde el principio.

Después en las etapas de pubertad y de crecimiento en ti resultó que te rebelaste hacia otras cosas y que saliste ya de ese círculo pero en fin, un poco en ti siempre ha habido esa lucha. Y tal vez porque tú creías que yo iba a consentir esa lucha, porque yo parecía tolerante o por nada en especial yo consentí en seguir ese juego.

Pero para mí, todo eso ya ha terminado, como te dije.
Lo que no podemos esperar desde la pasividad es que las cosas evolucionen.
Más aún esta realidad que está lejos de la vida, arrancada de sus raíces corporales, de su relación con la vida, se convierte en algo mortífero, como ya diagnosticó Freud al hablar del privilegio cultural de la pulsión de muerte.
Sólo expresa denegación, y permanece en un perpetuo paso al acto inculto, en un artificio, no constituye un verdadero estatuto cultural humano.
Así es como concebimos la relaciones humanas, en un perpetuo acto inculto.
Andrómeda



































pedir que me quieras:


"pedir que me quieras" es que realmente hay una contradicción, tendríamos que pedir no que me quisiese él a mí sino que le siguiese quisiendo a pesar de toda su humillación, así es el amor, es dar y no pedir. Pero aun así el peor desamor es no amarse a uno mismo, es olvidarse de uno cuando el otro no nos ama, eso sí debe dar más lástima porque así se destruye al ser humano, esto es lo que no podemos consentir.

Amor

"óyeme latir
en la pulida piedra
gris de la demencia"
.
¿Por qué todos latimos un poco en esa piedra?.
Te he leído en el blog de Carlos Merchán. Tengo esa mala costumbre, leo los post y todos los comentarios, jejeje. Y sé que te gusta León Felipe. ¿Sabes que León Felipe tradujo y versionó varias veces a Whitman?.
Te dejo un pequeño retazo de una de las poesías que versionó:
Creo en ti, alma mía, el otro que soy
no debe humillarse ante ti,
ni tu debes ser humillada ante el otro.
Retoza conmigo sobre la hierba, quita
el freno de tu garganta,
no quiero palabras, ni música,
ni rimas, no quiero costumbres
ni discursos, ni aún los mejores,
sólo quiero la calma, el arrullo de tu
velada voz.
~

Pero los mejores besos son los que se sienten
en lo más profundo del alma. Cuando tu amor te
besa en la frente al alba con el frescor y la fragancia
que te deja impregnada en la dulce mañana.
Pero los mejores besos son los que se dan con el
corazón y el alma de quien de verdad te ama.
MANOLY NARANJO.

Estimado amigo:
Como neófito de "feministo" y desde una cortés distancia hacia tu representación del otro género, y siendo lo importante que somos personas e individuos humanos en igual dignidad pues veo con simpatía que quieras entender algo más de una causa, que como decía el otro día no tiene otra causa que la razón.
El caso particular tristemente que me describes es muy común en las mujeres que son maltratadas porque se crea una dependencia adictiva o emocional con la víctima, se introyecta la humillación en el sujeto y nos creemos que pertenecemos a la otra persona.
Aprender por tanto a ser libres sería algo que deberíamos aprender todos y no tenemos que herir a nadie, pero es algo que se aprende con el tiempo y lamentablemente esto no se enseña en las universidades.
El hecho de que te sientas interesado por una forma de lucha por las mujeres no lo veo con desagrado sino con agradecimiento, hoy día queda mucho que aprender sobre todo desde el código afectivo de las relaciones entre hombres y mujeres.
En los jóvenes hay una edad entre los 20 y los 30 en que son muy fuertes pero a partir de ahí tanto en el hombre como en la mujer empezamos a caer en errores si antes no hemos sabido hacer las cosas bien, es muy importante en esa etapa de fortaleza luchar por sentirnos independientes y sacar nuestros mejores ideales, para después no tener que arrepentirnos.
Un cordial saludo!
~


Hay hermosas imágenes:
"cansada...

de abrir esta senda sin machete,

entre las hierbas malas"

pero la tristeza es limitada y a veces es la melancolía la que se extiende en el tiempo y nos dejamos llevar por ella, y a veces nos adherimos a ella para desprendernos del dolor... pero creo que es mejor darle su justo valor y buscar el aprecio de las cosas que vemos bellas.
Lo cierto es que Nietszche lo unico que da son las claves del mecanismo psicológico porque surgió la diáspora judía, igual que la rebelión de otros pueblos, como el propio cristianismo después, o la revolución francesa y, en general, todas las revoluciones, el exaltado no es el noble, sino el humillado, el que no tiene clase social y además, es el que termina ganando, a veces porque la clase guerrera se le alía; en el caso del judaísmo venció por la alianza de la clase noble babilónica que estaba en disputa con la guerrera. Y en justicia es así.

Después Freud mas bien lo que hace es ver en esta fuerza el motivo de cómo vence la idea del monoteísmo, y al mismo tiempo busca en la violencia cultural también el modo como el cristianismo ha triunfado.
Luego ya a partir de ahí la historia de los distintos pueblos europeos o proximos a oriente se han ido elaborando pero siguiedo el impulso de la modernidad y de los nuevos estados.

Hoy ya no podemos decir que ninguna etica o religion responde a una inversion de valores, hoy responden a sus propias concepciones simbolicas, a un universo de legitimacion del orden, ya no buscan la revolución, no.

Cuando después se impone el cristianismo sobre el judaismo y sobre las culturas paganas de roma, entonces ya empieza otra lógica diferente.
Una vez vence el cristianismo como ideal de valor universal es cuando tras cierto momento de oscurantismo después se impone con el imperio carolingio la etapa de una gran cruzada y a su vez la escolastica medieval con su estado eclesiastico que se refugia en los monasterios erige toda una labor de comentario del texto y de fundamenteación del poder a través de la ley.
A partir de aqui nunca le deberá tanto occidente al derecho romano y al derecho de la escolatica medieval, de donde proceden todas las grandes burocracias.
Lo importante aquí es que ya esto no se puede invertir porque esta es la señal de la cultura. Ahora se ha cambiado el estado eclesial por el estado laico, pero los motivos de la unidad siguen elaborando sus doctrinas.
El ideal guerrero no es un buen ideal y tampoco para Niezsche, el habla mas bien de una voluntad de poder, de un superhombre que debe tener ciertas cualidades.
El ideal guerrero

Lo que pasa es que la rivalidad entre la casta sacerdotal y la casta guerrera es lo que conduce a la rebelión de los esclavos alentada por los señores. Esto es lo que dice Nietzsche y de ahí la transvaloración de todos los valores.
~
Y se trata de saber si nuestras civilizaciones están aún dispuestas a considerar el sexo como una patología, una tara, un residuo de animalidad, porque eso es lo único a lo que se la ha reducido en internet o si, por fin, han llegado a ser lo suficientemente adultas como para concederle su estatuto cultural humano.
La vida, arrancada de sus raíces corporales, de su relación con la vida, se convierte en algo mortífero, como ya diagnosticó Freud al hablar del privilegio cultural de la pulsión de muerte.
Sólo expresa denegación, y permanece en un perpetuo paso al acto inculto, en un artificio, no constituye un verdadero estatuto cultural humano.
Así es como concebimos la relaciones humanas, en un perpetuo acto inculto.
~




tu faceta es la terquedad y mantenerte en tus trece, a veces solo porque quieras mantener tu amor propio

a jairo:


Pero a quien yo quiero es a ti, lo que pasa es que tú eres muy orgulloso para reconocerlo.

En realidad es a ti a quien yo quiero y es a ti a quien yo he estado esperando, aunque no lo sabía ni me daba cuenta. Pero ahora me doy cuenta, ha tenido que venir una crisis para esto.

Pero yo no sé lo que tu piensas de mí, fuiste tú quien me rechazaste.

Pero al final has venido a mí cuando me necesitabas.

Tenemos que aprender a ser sinceros el uno con el otro, yo todavía estoy aprendiendo.

Al final te lo dije, te dije que a ti se llegaba por ti, no porque seas una potencia masculina ni nada de eso.

Y tendrás que aprender mucho, sobre todo con la mujer, a abrir tu corazón, a no ser tan duro ni tan frío. A ser tú mismo, sí, yo no me voy a meter con tu forma de ser pero tendrás que hacer por hablar más con las mujeres, con nosotras, y dejarte de siempre el mismo juego ridículo pues ya no eres un niño.


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Pero a quien yo quiero es a ti, lo que pasa es que tú eres muy orgulloso para reconocerlo.

En realidad es a ti a quien yo quiero y es a ti a quien yo te he estado esperando, aunque no lo sabía ni me daba cuenta. Pero ahora me doy cuenta, ha tenido que venir una crisis para esto.

Pero yo no sé lo que tu piensas de mí, fuiste tu quien me rechazaste.


Pero al final has venido a mí cuando me necesitabas.

Tenemos que aprender a ser sinceros el uno con el otro, yo todavía estoy aprendiendo.

Al final te lo dije, te dije que a ti se llegaba por ti, no porque seas una potencia masculina ni nada de eso.

Y tendrás que aprender mucho, sobre todo con la mujer, a abrir tu corazón, a no ser tan duro ni tan frío. A ser tú mismo sí, yo no me voy a meter con tu forma de ser pero tendrás que hacer por hablar más con las mujeres con nosotras y dejarte de siempre el mismo juego ridículo pues ya no eres un niño.


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Por mi te puedes quedar con ese dinero y mas adelante lo podemos poner para comprar un billete de viaje a colombia, yo lo estaba ahorrando para eso, porque quería hacer lo que tú me dijiste, me dijiste que en colombia o en america yo podria encontrar un hombre para mí, ¿te acuerdas? Porque me dijiste que nada se me perdió en Londres.

Pues todo eso estaba pensando.

Lo que pasa es que ahora en invierno yo me dedico mas a estar pendiente de los pisos, los alquileres, que ahora tambien es posible que a mí me pueda faltar o que se me vaya gente, y tengo que pagar muchas cosas y gastos.

Y tu tienes que pensar en la vida de otro modo, ver que tienes que mejorar en tu relación con la gente y en tu relacion de trabajo, ahora tendras que luchar mucho por tener que aceptar condiciones de empleo mas duras y tendras que negociarlas, y a veces tendras que aceptar salarios mas bajos pero a cambio tendras una seguridad laboral. Y espero que puedas conseguir lo del paro.

Pero yo no estoy con nadie ni tampoco me voy a vender a nadie. Lo que sí te pido es que me entiendas que yo necesito la soledad para escribir y que tambien me gusta viajar, esa son las cosas que me gustan y mi tranquilidad. Pero estoy escribiendo sobre cosas y problemas de la vida, donde tú mismo si lo leyeras no te resultaría ajeno.

Ahora no estoy escribiendo ya sobre derecho sino mas bien sobre otros temas culturales mas generales. Pero muchas de esas cosas por lo mismo te interesarían a ti tambien. Tambien estuve leyendo un libro sobre la inmigracion y los problemas que plantea hoy día al mundo entero. Todo eso me interesa mucho.

Sólo te pido que pienses en ti , que te pongas en el puesto que te corresponde, que te des a valer. Pero que tambien sigas adelante luchando.

Y tambien yo te escribo para decirte esto, que a veces no soy fuerte, que mi corazón no puede más, que necesito estar con alguien, que me voy a morir sola, y esas cosas. Aunque no lo creo, porque tengo muchos amigos, los chicos todos me aceptan como amigos, pero nada más, y a ti te pasa esto tambien. Que te caigo bien. Pero despues nada mas. Y eso es todo.

Y hemos perdido los amigos comunes pero no tanto, porque yo tambien conozco a algunos o muchos de tus amigos, al menos del mundo del metal.


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