¿Por qué estamos más perdidos en el mundo de las emociones? Claramente en el tema de lo que llamamos emociones negativas, tendemos a dividir las emociones entre negativas y positivas, no es una buena distinción, las emociones son más bien perjudiciales o útiles. Las emociones negativas es si estaríamos hablando de la ira, de la tristeza, del asco.
Bueno, pues digamos eso es nuestra reacción inicial, natural, ante casi cualquier evento. Porque no estamos programados para ser necesariamente felices, no significa que no podamos serlo, significa que estamos programados para sobrevivir. Y para sobrevivir nuestros cuerpos, nuestras emociones, están siempre en alerta, en una sociedad que es bastante agresiva, tendemos a desarrollar siempre patrones emocionales a la defensiva, agresivos, tendemos a estar enfadaos, tendemos a tener miedo, y con una agravante y es que el cerebro humano es magnífico, tiene un potencial maravilloso, pero hacemos una cosa, somos tan imaginativos, que tendemos a temer mucho más de lo que realmente deberíamos temer. Y cualquier cosa que temamos nos afecta como si nos estuviese ocurriendo realmente, es decir, nos afecta fisiológicamente. Entonces hay que aprender a desconfíar un poco de esta tendencia que tenemos a temer lo peor, por no llevarse golpes.
“Yo me pongo lo peor para lo que pueda venir y luego ya si viene lo bueno bienvenido sea” decimos.
Ese es el camino equivocado, justamente nos educan para que estemos a la defensiva y naturalmente lo estamos, nuestro cerebro va en ese sentido, y esperamos que lo bueno nos venga, y es todo lo contrario, hay que bajar las defensas y hay que buscar lo bueno, porque las emociones positivas, placenteras, evolutivamente no estamos preparados para darnos cuenta de ellas como hacemos con las negativas, es decir, hay que hacer un esfuerzo consciente para disfrutar de las emociones positivas, para sentirse bien.
Pero ¿no hay mucha gente que le tiene miedo a la felicidad? Cuando alguien baja las defensas, es abierto, es confiado: este es un iluso, están diciendo.
Aquí el optimismo está mal visto. Sí, nos enseñan que no hay que ser vulnerables, además nos enseñan que podemos hacer el ridículo y nos pasamos la vida hablando de las emociones, con muchos eufemismos. Y he querido hablan con cartón quitado, levantar las faldas de eufemismos emocionales.
Y que reconozcamos que las emociones tienen una cosa bonita, yo creo que siempre decimos que hablando se entiende la gente, bueno, yo creo que no es verdad, que hablando más bien nos confundimos y que en cambio las emociones son realmente el lenguaje universal que tenemos, vengamos de donde vengamos, ya sabemos que las emociones básicas las compartimos, y sin embargo no hemos aprendido a hablar este lenguaje, nos falta vocabulario, no distinguimos bien entre nuestras emociones, por ejemplo, no distinguimos bien entre la ansiedad y el miedo, y no explicamos a los niños cuando son pequeños que un poco de la ansiedad es necesaria para estar en guardia y para hacer las cosas bien, una subida de adrenalina, sin embargo, el miedo paraliza y realmente tenemos que ser conscientes que el miedo es donde vivimos atrincherados la mayor parte del tiempo los humanos, defendiendo lo nuestro, agarrándonos a nuestras certezas, pues ese miedo es muy malo, es muy malo porque no es nada creativo, el miedo impide la regeneración celular, desde luego, la dificulta enormemente, lo que llamamos la neurogénesis, que es algo que nos ocurre a lo largo de nuestra vida.
El miedo nos obliga, nos hace juzgar a las personas con etiquetas, lo que nosotros queremos desde el miedo es estar seguros de que estamos en la parte segura del mundo, entonces empezamos a dividir el mundo entre seguro e inseguro y hay que intentar soltar el miedo, es uno de los peores lastres.
Y que no hay nada seguro como tal, vivimos en la incertidumbre absolutamente. Entonces hay mucha gente que se pone en lo peor: “Y si no puedo llegar a lo que me he propuesto”. Debilitando su salud física, basta pensar eso para sentir ya la sensación que tendrías si todo eso se llegase a materializar de algún modo.
Claro son espirales de emociones negativas que realmente impiden disfrutar de la vida, afectan a la salud y además como la emoción es contagiosa, pues en los lugares de trabajo lo vemos por ejemplo cuando hay una persona muy negativa o muy positiva, de alguna forma los demás se contagian de un ambiente emocional.
Esa actitud ante la vida positiva, responsable, pero intenta ver el lado positivo, agradable, bueno, tiene una repercusión en nuestro estado físico, sí, es enorme, sube todo el sistema inmunológico, han hecho pruebas con niños y esto ya está muy estudiado y aceptado, las emociones negativas tienen un impacto muy negativo sobre nuestra salud física y las positivas tienen un impacto positivo.
Aunque sólo fuera por esa razón ya sería importante cultivar las emociones positivas pero es que además, los expertos nos están alertando de algo que realmente es muy preocupante y es que de aquí a 10 ó 20 años, en el 2020 dice que un 20 % de la población sufrirá algún tipo de trastorno psicológico, y casi todos basados sobre la depresión, es decir, sobre los dolores emocionales y eso es tremendo, no ya por lo que significa económicamente para una sociedad sino que cómo vamos a poder convivir en una sociedad que alberga tanto dolor, cómo no estamos haciendo algo para ayudar a las personas a comprender sus mecanismos emocionales.
Si ahora ya podemos, sabemos que funcionan de una determinada manera, es una ciencia muy nueva, está empezando pero ya podemos empezar a decir cosas y aplicar esos conocimientos al terreno educativo y a la vida diaria de las personas al ámbito laboral, eso ya se puede hacer y creo que eso va a ser una de las grandes revoluciones del siglo XXI, esta gestión emocional.
¿Podemos aprender a gestionar nuestras emociones? Por supuesto, es que de hecho se aprende a gestionar las emociones como se aprende a cualquier cosa, como se aprende matemáticas.
Elsa Punset
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