martes, 14 de diciembre de 2010

a veces los niños tienen el presentimiento

A veces los niños tienen la sensación, el presentimiento de que la felicidad es limitada, de repente muestran un terrible grado de madurez, aun así vuelven a su capacidad de autoilusión.

Mientras que el adulto por el contrario necesita sentir que en su infancia hubo un paraíso, una arcadia feliz, donde refugiarse y muchas veces por esto exigen a los niños el reconocimiento de su felicidad, una felicidad que tal vez ellos no sienten. Porque quizas la felicidad que se le achaca a la niñez es inventada, la inventamos, igual que la inventan los niños.

Pero los mayores lo han olvidado de forma inconsciente, pero si piensan en su infancia tal vez no encontremos realmente esa felicidad de la que hablamos luego a nuestros hijos.

Esa felicidad que el niño sabe crear se la inventa, pero es su paraíso, y con eso vive; y de adulto necesita creer que era real, aunque muchas veces no lo sea, pues no todos los niños son felices, si pensamos realmente en nuestra infancia podemos ver muchas incomprensiones.

Es cierto que los niños tienen un egocentrismo que es malo y que nos ataca y que hay que educarlo y orientarlo hacia la generosidad, pero se sublima en ese instinto de conexion total que a veces experimentan cuando juegan con ellos mismos o cuando miran al mundo y a los demás.

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