Lo dijo Lady Katherine:
Después de leerte, no puedo evitar reconocer mi propia persona en tus palabras: "puedo muy fácilmente convertirme en una mujer de mentalidad frívola y egoísta, dedicada a exigis alabanzas, arrogante, mezquina y marchita"
Y creo que tienes mucha razón: lo mejor que hay para ésto, para "olvidar mi propia cortante, absurda y pequeña personalidad", no hay mejor remedio que el leer en cantidades industriales, además del silencio y la discreción... Espero que encuentren una cura pronto para este mal que compartimos, amiga.
Lo dijo Virginiawoolf:
Sí me gustaría decirte una cosa: No hace falta reglas ni circunstancias perfectas, sólo la luz que se desprende de una pasión desnuda de prejuicios, de odios y de miedos, donde pueda crecer una búsqueda, una visión.
En la desnudez de esas certezas, y yo creo que esto Virginia Woolf lo sabe alcanzar muy bien, es en la fluidez y en la intuición de lo que queda por llegar donde reside la libertad de ser sin cercenar, de elegir sin odiar, de expresar y de resolver sin juzgar.
Vivir de espaldas al inconsciente reduce la vida a su mínima expresión, pero cuando vivimos no contra los instintos sino con ellos, arrancamos una mirada de comprensión y se abre el territorio consciente donde vivimos. Desde luego vivimos con más o menos certezas, porque hasta ahora habíamos vivido de dogmas, pero arrancados los dogmas, seguimos mirando a los misterios con esa necesidad de estar armados de certezas, y también éstas nos condicionan, porque en alguna medida se contraen a las garras del instinto de protección de la vida, que dicta una visión sesgada y compulsiva muchas veces.
Si abrimos nuetros dones y vemos nuestras certezas desnudas de prejucios, y vamos ligeros y fluidos tal vez lo que se esconda detrás de ese misterio sin resolver que tiene la vida pueda servirnos de camino, lo que no podemos es ir camino a la nada, y sin certezas, porque decía Carl Jung, que los que van sin un camino y sin un arquetipo, vamos todos sin certezas, pero unos, es decir, estos irán contra sus instintos y los otros, los que construyan su camino, irán con ellos. Esa es la diferencia.
Yo creo que Virginia Woolf tiene por ello ese don de la ligereza y de la fluidez, no cansa, siempre deja una huella en los corazones pero de una forma muy sutil, como si alcanzase desnuda la otra orilla, de forma frágil y misteriosa siempre.
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