En diciembre, la economía ha destruido unos 15.000 empleos netos, la mitad que en noviembre y doce veces menos que en enero, por lo tanto el huracán ya sólo es una lluvia fina.
El análisis sectorial confirma que el sector servicios, que explica dos tercios del total de ocupados en España, ha vuelto a crear empleo neto por segundo mes consecutivo y ya ha recuperado los empleos perdidos desde abril. Sin embargo, la construcción, que tan sólo explica el 10% del empleo, ha destruido 40.000 puestos de trabajo en un mes.
Desde comienzos de 2008, la economía ha destruido 1.5 millones de puestos de trabajo netos, un millón en la construcción. Por lo tanto, ahora que se intenta cuestionar el patrón de crecimiento de la economía española y nuestra capacidad para recuperarnos hay que hacer un análisis dual: uno para la construcción de viviendas y sectores industriales y de servicios auxiliares y otro ara el resto de sectores o de lo contrario estaremos haciendo un puré en el que es difícil diferenciar cual de sus componentes estaba en mal estado. Cuando un país se ha pasado construyendo viviendas y tiene que pasar de 700.000 a 150.000 viviendas construidas en dos años no hay mercado de trabajo que resista el Tsunami.
Ahora que hemos perdido el miedo a la depresión y el huracán pierde intensidad comenzamos a preocuparnos por la inflación y por los elevados costes para estabilizar la economía que se reflejan en los déficits públicos y en el rápido crecimiento de la deuda pública. Pero la realidad es que las políticas económicas puestas en marcha han sido extremadamente eficaces para poner fin a esta maldita crisis. A principios de año, el escenario en el que la economía acabará creando empleo neto en el sector servicios y tan sólo destruyendo 15.000 empleos concentrados en la construcción, el que escribe tan sólo le asignaba un 5% de probabilidad y al final se ha materializado, por lo que nunca me he alegrado tanto de equivocarme en mis previsiones.
La rápida actuación del BCE y del Gobierno para estabilizar el sistema bancario y los mercados financieros han permitido poner un suelo a la recesión. El Plan E frenó temporalmente la sangría de empleo en la construcción y los planes de ayuda a la compra de automóviles en la mayoría de países europeos ayuda a que nuestra tercera industria frenase también la sangría. Todo ello ayudó a los ciudadanos a perder el miedo y a comenzar a normalizar su patrón de consumo, principalmente en la compra de coches y apneas nos ha costado 150 millones de euros, una milésima de nuestro PIB. Ya conocemos datos del cuatro trimestre, y las ventas de coches en España han crecido un 10% trimestral. Teniendo en cuenta que pesan un 5% del gasto de las familias su contribución al consumo privado en el PIB será de cinco décimas ayudando a compensar la caída del gasto en otras partidas y sentando los cimientos de la recuperación con tres décimas de contribución positiva en el PIB del último trimestre.
Donde si nos hemos gastado muchos recursos ha sido en prestaciones por desempleo, un avance histórico que consiguió Roosevelt en 1936 para evitar futuras depresiones.
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